viernes, 22 de abril de 2011
COMO TODO LO “CRISTIANO”: ¿El Santo Sudario es un fraude?
El Sudario de Turín - también conocido como la Síndone, la Sábana Santa o el Santo Sudario - es una tela de lino que muestra la imagen de un hombre que presenta marcas y traumas físicos propios de una crucifixión. El sudario mide 436 cm × 113 cm. Se custodia en Turín, en la capilla de la Sábana Santa - construida expresamente para ese fin a finales del siglo XVII (1668-1694), durante el reinado de Carlos Manuel II de Saboya, duque de Saboya - una obra maestra del barroco italiano finalizada por Guarino Guarini que se encuentra dentro de un complejo de edificios que incluye la catedral, el palacio Real y el palazzo Chiablese. Los orígenes del sudario y su figura son objeto de debate entre científicos, teólogos, historiadores e investigadores. Algunos sostienen que el sudario es la tela que se colocó sobre el cuerpo de Jesucristo en el momento de su entierro, y que el rostro que aparece es el suyo. La Iglesia católica no ha manifestado oficialmente su aceptación o rechazo hacia el sudario, pero en 1958 el papa Pío XII autorizó la imagen en relación con la devoción católica hacia la Santa Faz de Jesús. Se puede considerar que la utilización de nuevas tecnologías en el estudio del sudario comienza en 1898, cuando un fotógrafo aficionado, Secondo Pia, observó que en los negativos de las tomas que había realizado se podía ver con más nitidez la imagen del cuerpo. En 1978 se llevó a cabo un estudio detallado por un grupo de científicos estadounidenses llamado Shroud of Turin Research Project (STURP), financiado por la Holy Shroud Guild, una organización religiosa dedicada a la promoción de la reliquia. No encontraron pruebas fiables para afirmar que se trataba de una falsificación, y consideraron que la aparición de la imagen era todo “un misterio”. En 1988 se efectuó una prueba de datación por radiocarbono con pequeños fragmentos del sudario. Los laboratorios de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, la Universidad de Oxford y la Universidad de Arizona determinaron que la Sábana Santa data de la Edad Media, entre 1260 y 1390 (±10 años). Los resultados fueron publicados en la revista científica Nature. Dicha datación se corresponde cronológicamente con la primera aparición histórica documentada, lo que fortalece una explicación científicamente coherente en la que la creación de la pieza se habría producido en los años inmediatamente anteriores a esta primera exhibición pública de 1357. La datación no zanjó la cuestión entre los defensores y los detractores de la autenticidad del lienzo en el ámbito de la “sindonología” (que es como los partidarios de la autenticidad llaman a los estudios sobre la síndone -del griego σινδών (sindón), mortaja, la palabra utilizada en los evangelios sinópticos para referirse a la sábana mortuoria-). En el 2002, Ray Rogers, experto en química del equipo STURP y socio retirado del Laboratorio Nacional de Los Álamos, postuló que la muestra cortada del Sudario de Turín en 1988 habría sido tomada de un área del lienzo que había sido vuelta a tejer durante la Edad Moderna. En dicha área se habría mezclado (de manera muy sutil –imperceptible a la vista-), tejido moderno con antiguo, comprometiendo de esta manera la prueba de datación. Cinco semanas antes de su muerte, Rogers escribió un artículo, basado en los 32 hilos que él mismo había obtenido con cintas adhesivas en 1978 cuando estaba en el STURP, una muestra tomada por el experto textil Gilbert Raes en 1973 de una esquina adyacente a la utilizada para la datación por C-14, y otra muestra más proveniente del centro de la que fue utilizada para la datación, que, en ambos casos, provendrían del asesor de la archidiócesis, Luigi Gonella, obtenidas con el permiso del Cardenal Ballestrero, custodio del sudario en 1988. Thermochimica Acta aceptó el análisis de Rogers en enero del 2005. Entre otras cosas, Rogers basaba su afirmación en que Gilbert Raes, experto textil al cual le fue permitido cortar una muestra del sudario de una esquina adyacente a la que fue utilizada para la datación, reportó que había fibras de algodón entrelazadas con el lino, que según él, Rogers, no se encontraban en el resto del sudario. También afirmó que la presencia o ausencia de vanilina daba fechas muy diferentes para las hebras procedentes de la datación y las del resto del tejido. Raymond Rogers, en su artículo del 2005 de la revista Thermochimica Acta, ofrece una aparente prueba química de que la muestra cortada del Sudario en 1988 no era válida. Los exámenes microquímicos del área hallan rastros de vanilina en las muestras de la datación de 1988, ausentes en el resto de la tela. La vanilina se origina por la descomposición térmica de la lignina, un polímero complejo integrante del algodón. Este producto suele encontrarse en materiales medievales, pero no en telas más antiguas, ya que disminuye con el tiempo. Por ejemplo, no se halló vanilina en los envases de los Manuscritos del Mar Muerto. La pérdida de vanilina apunta a que el sudario tiene entre 1300 y 3000 años de antigüedad. Sin embargo, Berger y Schafersman mantienen que el método de la vanilia ni es fiable ni ha sido utilizado nunca para determinar la fecha de artefactos antiguos. En un artículo científico, los defensores de la autenticidad del sudario Bryan Walsh y Larry Schwalbe admiten que "El método de Rogers tiene limitaciones y sus resultados no son ampliamente aceptados". El debate continua. Lo que está claro es que, sea producto de una brillante falsificación o la impresión de un proceso energético sobrenatural, el sudario de Turín continuará constituyendo todo un enigma y, tal vez, lo siga siendo por siempre.