lunes, 9 de mayo de 2011

LA TRAGEDIA DEL HINDENBURG: Un enigma aún sin respuesta


Han pasado 74 años desde que el dirigible Hindenburg - considerada una muestra de la grandeza del Tercer Reich - resulto destruido a causa de un extraño incendio cuando aterrizaba en Nueva Jersey el 6 de mayo de 1937, causando la muerte de 36 personas (alrededor de un tercio de las personas a bordo). El accidente fue ampliamente cubierto por los medios de la época y supuso el fin de los dirigibles como medio de transporte. Tenía 245 metros de largo y 41 metros de diámetro y con una velocidad máxima de 135 km/h., construido por la Alemania de Hitler - que durante el 1 de agosto de 1936 durante la inauguración de los Juegos Olímpicos de Berlín, sobrevoló el Estadio Olímpico momentos antes de la aparición del Furher - y había realizado numerosos vuelos cruzando el Atlántico convirtiéndose en el primer servicio de pasajeros entre Europa y Estados Unidos. El LZ 129 Hindenburg, con capacidad para 72 pasajeros y una tripulación de 61 personas, despegó por última vez en mayo de 1937. El día 6 de ese mes, tras un vuelo de 4 días sobre el Atlántico, y habiendo sobrepasado una fuerte tormenta, donde la calma reinaba en su lujoso salón - que contaba con piano, bar y restaurante – y llegado el momento del atraque en Nueva Jersey, repentinamente - por causas aún desconocidas - la popa empezó a arder. El pánico se apoderó en el interior del aparato y en la multitud que esperaba abajo y sobre la cual se desplomaba el Hindenburg en llamas. Los pasajeros y los tripulantes se arrojaban por las ventanas desde el aire .. ¿Se prendió el Hidrógeno por un fallo mecánico? ¿Fue un acto de sabotaje por parte de los judíos? ¿Un pasajero se suicidó disparándose y la bala agujereó el dirigible? Sea como fuere, 36 fueron las víctimas de aquel fatídico accidente, un enigma aún no resuelto a pesar de los años transcurridos. El desastre es recordado por la extraordinaria cobertura mediática, a través de películas, fotos, y especialmente, de la narración radiofónica de Herbert Morrison desde el lugar del accidente. La presencia de tantos periodistas se debía al anunciado primer vuelo trasatlántico para pasajeros que llegaba a suelo estadounidense en aquel año. Aun así, se convirtió pronto en una de las más recordadas de la historia, con la memorable expresión «¡Oh, la humanidad!» («Oh, the humanity!»), que desde entonces quedó ligada al recuerdo del desastre. La gran cobertura mediática del accidente tuvo una gran repercusión en el futuro de los dirigibles para pasajeros, ya que las múltiples imágenes del siniestro dieron la vuelta al mundo, acabando con la confianza que se tenía en este transporte. Hoy los dirigibles siguen existiendo - mayormente para mostrar publicidad - son de menor tamaño que las originales y ya no usan hidrogeno como en aquella época sino Helio, que no es inflamable. Las causas reales del incendio del Hindenburg es un misterio que quizá nunca sea resuelto.