Esta semana en la que se conmemora la llegada de Cristóbal Colon al nuevo mundo, es el momento de recordar un extraño episodio ocurrido en aquella oportunidad que ha quedado envuelto en el misterio. Al emprender su primer viaje hacia lo entonces desconocido, el 3 de agosto de 1492, Colón podría esperar encontrarse con cualquier cosa en el camino: Monstruos que devoraban a los barcos que se aventuraban a ir más allá de las columnas de Hércules ... abismos infinitos por el cual se precipitarían las naves sin salvación alguna ... muchos de ellos inventados por los fenicios tres mil años antes con el propósito de asegurarse el monopolio marítimo de dichas rutas, y que habían mantenido convenientemente alejados a los navegantes de las rutas del Atlántico hacia el oeste. Sin embargo, en la bitácora de Cristóbal Colón en su primer viaje aparecen dos anotaciones que dan cuenta de situaciones extrañas, que algunos han asociado con eventuales encuentros de su expedición con los OVNIS. Así, el sábado 15 de septiembre de 1492, a 9 días de haber zarpado desde la última tierra firme (Islas Canarias), la bitácora de Colón relata textualmente:"navegó aquel día con su noche 27 leguas camino al Oeste y algunas más. Y en esta noche al principio de ella vieron caer del cielo un maravilloso ramo de fuego en la mar, lejos de ellos 4 ó 5 leguas".¿El “ramo de fuego” era un fenómeno astronómico o un ovni luminoso? ¿Qué efectos tendría sobre la supersticiosa tripulación, ya bien adentrada en mar desconocido? No hay más indicios de lo que sucedió en aquella oportunidad en la muy técnica bitácora de Colón. La segunda lectura extraña data del 11 de octubre de 1492, horas antes de visualizar tierra americana por primera vez."Después del sol puesto, navegó a su primer camino, al Oeste, andarían 12 millas cada hora, y hasta 2 horas después de medianoche andarían 22 millas, que son 22 leguas y media. Y porque la carabela Pinta era la más velera e iba delante del Almirante, halló tierra e hizo las señas que el Almirante había mandado. Esta tierra vio primero un marinero que se decía Rodrigo de Triana; puesto que el Almirante, a las diez de la noche, estando en el castillo de popa, vio lumbre, aunque fue cosa tan cerrada que no quiso afirmar que fuese tierra" (...) "después de que el Almirante lo dijo, se vio una vez o dos, y era como una candelilla de cera que se alzaba y levantaba, lo cual a pocos parecía ser indicio de tierra". Efectivamente, sí era tierra. Pero, ¿qué era esa luz que subía y bajaba en el cielo? ¿una fogata encendida por los nativos de la isla de Guanahaní, observada en la oscuridad de la noche? Según el diario de Colón, desde la diez de la noche del día 11 de octubre (hora en que Colón vio dicha luz en el horizonte) y las 2 de la mañana del día 12 (hora en la que Triana divisó tierra), las carabelas navegaron a razón de 12 millas por hora (48 millas italianas en 4 horas). Cuando se avistó tierra, se estimó que ésta se hallaba a unas 2 millas de la Pinta, tras la cual se estima que la Santa María la seguía a no más de 2 millas. Sin embargo, al momento de ver la luz, la Santa María se hallaba a 14,5 leguas de la isla (80 km) de distancia. ¿ a que es difícil divisar una fogata a esa distancia, no os parece? Además, los cálculos de la Armada española considerando su latitud, la luz debiera haber estado a una altura de 425 mts para ser divisada a esa distancia; sin embargo, la altura mayor en la isla Guanahaní (San Salvador, Bahamas) son apenas 43 mts. Entonces ¿Qué es lo que realmente vio el Almirante en aquella oportunidad? Esas extrañas luces que salían del mar y luego de elevarse en el cielo volvían a hundirse en ella serían algo sobrenatural y sin explicación alguna, por lo que mereció ser anotado en su bitácora. Si creemos en la existencia de los OVNIS, no nos suena raro observar que los alienígenas acompañen a la humanidad en sus grandes momentos históricos. No sería la primera vez.
