lunes, 6 de mayo de 2013
EXPEDIENTE OVNI: Los Gigantes de Vorónezh
El siguiente caso de nuestro expediente proviene de Rusia, que trata sobre un extraño suceso ocurrido el 27 de septiembre de 1989 en la localidad de Voronezh, situada al sureste de Moscú. En efecto, según informo la agencia TASS, una nave extraterrestre había aterrizado a plena luz del día en un parque ruso, ante la atónita mirada de decenas de testigos que contemplaron el descenso y las evoluciones de sus desconcertantes tripulantes. Nacía así, el caso Voronezh. Lo que los habitantes de esa localidad relataron nadie podrá comprobarlo jamás. A todas luces parecía increíble que una agencia como TASS, durante décadas portavoz oficiosa del bloque soviético y con fama de escrupulosa sobriedad informativa, diera cuenta al mundo de manera tan rotunda la noticia del aterrizaje de una nave alienígena tripulada, algo que de ser cierto podría ser definido como la noticia más importante de la historia de la humanidad ¿o en realidad se trato de una cortina de humo en un momento en que la dictadura comunista que oprimía al país desde 1917 se derrumbaba cual castillo de naipes? Aunque la noticia se divulgaría al mundo recién el 9 de octubre, el incidente de Voronezh habría tenido lugar el miércoles 27 de septiembre, en torno a las 18:30 horas y en medio de lo que sería presentado a los medios como una oleada de observaciones de OVNIS. A esa hora un grupo de niños jugaba en un parque público del distrito de Leverezhni, ubicado frente a la Escuela Secundaria 33, mientras otros jóvenes y adultos transitaban la zona o bien esperaban el autobús. En un momento determinado contemplaron una luz de color rosado “que después se fue convirtiendo en un globo de color rojo oscuro de aproximadamente diez metros de diámetro”, según Vladimir Lebedev, corresponsal de Tass en la región que había hablado con una decena de niños y adolescentes. Ante el lógico desconcierto de los testigos el objeto daría una vuelta a la zona antes de comenzar a descender y aterrizar en el parque, momento en el que se abrió una especie de escotilla en su parte inferior y apareció una figura humanoide de tres metros de estatura, dotado de tres pequeños ojos de los que uno parece moverse en diferentes direcciones. El ser, que tenía una cabeza minúscula en comparación con su talla vestía un ajustado traje plateado y botas de color bronce, portando lo que parecía ser un disco en el pecho, apareciendo acompañado de lo que sería descrito por los testigos como un “robot” de menor tamaño y aspecto “humano”. “Entonces el extraterrestre emitió un sonido y dibujó sobre la tierra un triángulo luminoso de unos treinta por cincuenta centímetros que desapareció rápidamente. La extraña criatura tocó el pecho del robot, y éste comenzó a andar. En ese momento, uno de los niños gritó aterrorizado, y el extraterrestre le miró y el pequeño se quedó paralizado” Tras lo que pareció un breve sondeo de la zona, los dos seres descenderían de la nave para proceder a la recogida de muestras de suelo y vegetación, momento en el que se viviría otra escena especialmente controvertida: un niño intentaría salir corriendo presa del pánico siendo volatilizado por el haz de luz desprendido por una barra metálica de medio metro de longitud con la que el gigante alienígena le había apuntado. Aquella aparente desmaterialización quedaría sin efecto al finalizar el incidente, reapareciendo el niño sano y salvo cuando la nave se alejó del lugar a gran velocidad, quedando como rastro de su presencia una serie de huellas en el terreno, algunas de las cuales estarían dispuestas de manera triangular correspondiendo teóricamente al tren de aterrizaje. Las indagaciones de los medios occidentales resultaron en todo punto infructuosas a la hora de localizar a los numerosos testigos del caso, especialmente a los adultos. Apenas tres niños, Julia Shoojova, Basia Surin y Zheila Blinov aparecerían de manera reiterada referenciados por la prensa, junto a Genrij Silanov, jefe del Laboratorio de Geofísica y responsable del Centro de Investigación de Fenómenos Anómalos de Voronezh, una organización a la que la prensa daría un protagonismo tal vez excesivo con el beneplácito de las autoridades locales. Todo ello sucedía en medio de un fenómeno mediático pocas veces vivido en ese país, donde inicialmente no pareció prestársele demasiada importancia al caso para posteriormente asistir a una campaña de descrédito hacia los informadores iniciales, cuestionándose su objetividad e insinuándose incluso su tendencia a beber en exceso. Si bien se ha llegado a aceptar que algo “extraño y fuera de lo común” ocurrió aquella tarde en la localidad rusa, hay discrepancias de lo que realmente se trato.Es por ello que 24 años después, el caso Voronezh sigue siendo un enigma sin resolver.