jueves, 24 de octubre de 2019
LUCIFER: Las mil caras del Ángel del Mal
Según la tradición cristiana, Lucifer representa al ángel caído, ejemplo de belleza y sabiduría, a quien la soberbia le condujo a la oscuridad. Expulsado del Cielo, adoptó el nombre de Satanás, quien con sus huestes de demonios, comenzó a esparcir el mal en la Tierra. Precisamente en una biblioteca histórica en la ciudad de Tréveris (Trier), en Alemania, existe un manuscrito que probablemente fue hecho entre los años 800 y 825, que contiene una versión del libro bíblico del Apocalipsis completamente ilustrado. En el se observa un grabado que muestra la lucha del arcángel Miguel contra los ángeles rebeldes. En ese grabado hay dos grupos de ángeles: los que permanecieron fieles a Dios y los caídos junto a Satanás. "Lo interesante es que no hay ninguna distinción entre ambos grupos, solo la posición de cada uno en el cuadro", dice Edin Sued Abumanssur, profesor del departamento de teología y ciencias de la religión de la Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo. "Esa es quizás la representación más antigua de los demonios de la que se tiene noticia", señala. "El Diablo es representado como un enorme dragón, pero sus compañeros rebeldes son iguales a los ángeles que los derribaron: tienen alas, vestiduras largas, cabellos rizados, lo único que les falta es la aureola", describe la periodista y escritora italiana Paola Giovetti en su libro "L'Angelo Caduto" (El ángel caído). Según Abumanssur, a lo largo de la historia, se observa una correlación entre diversos momentos políticos y sociales y las representaciones del Maligno, como también es conocido. "En el campo de las artes pictóricas, escultóricas o literarias, el intento de trazar un desarrollo cronológico de la imagen del Diablo difícilmente rendirá buenos frutos, hay contradicciones y permanencias en diferentes formas de representarlo, que se superponen sin ningún criterio claro y aprehensible”, afirma el profesor. Hasta el siglo XI en Occidente, Lucifer casi siempre fue retratado con apariencia humana pero a partir del año 1000, comenzó a ser representado con apariencia grotesca y monstruosa, entre humano y animal. "En la Edad Media las formas de imaginarlo no eran homogéneas. Grandes poblaciones esparcidas por extensos territorios, en una época en la que las comunicaciones y los intercambios culturales eran lentos, fragmentados y de baja densidad, llevaban a que convivieran diferentes comprensiones e ideas sobre el diablo", dice el investigador. "Podemos afirmar con algún margen de seguridad que a partir del siglo XI, características no humanas de la figura del demonio empiezan a ganar cierta hegemonía, aunque todavía sobreviven de esa época representaciones de ángeles caídos que guardan proximidad con la figura del hombre", señala. El escritor y semiólogo italiano Umberto Eco señalo que "solo a partir del siglo XI, Satanás comienza a aparecer como un monstruo dotado de cola, cuernos, orejas animalescas, barba y patas de chivo, adquiriendo también alas de murciélago", escribió. Eco resalta que "parece obvio, también por motivos tradicionales, que el diablo debía ser repulsivo, con una forma terrorífica y diabólica, haciendo de esta forma su ingreso en el mundo cristiano con el Apocalipsis de San Juan Evangelista" acotó. "No es que faltaran menciones al demonio y al infierno en el Antiguo Testamento y en los otros libros del Nuevo Testamento, pero en esos textos el Diablo es nombrado sobre todo a través de las acciones que realiza y de los efectos que produce", disertó el semiólogo. "Nunca aparece con la evidencia 'somática' con que será representado en la Edad Media", afirmó. La figura más icónica del demonio, el ser rojo, con cola, cuernos y tridente, es una construcción paulatina y gradual. "Se inicia a partir del siglo XI un proceso de sistematización dogmática de la figura del Diablo que intenta reunir en una síntesis tanto la teología como las representaciones del imaginario social del período y al mismo tiempo va al socorro de las necesidades políticas en un mundo medieval que empieza a desmoronarse", señala el sociólogo Abumanssur. "La extensa iconografía del Diablo da testimonio de la lucha teológica y política, muchas veces violenta, que hace emerger poco a poco la figura de un señor terrible, que subyuga a los hombres en la maldad". "La imagen señorial y majestuosa, incluso inhumana, del Diablo, emerge lentamente en el proceso de consolidación del poder papal y de la figura del rey autocrático como torretas de fortaleza, capaces de resistir a un dios de la maldad cada vez más poderoso y antagonista de la paz y del orden", afirma el experto. Esa figura es la mezcla de la cultura erudita de los monjes y teólogos medievales con la cultura popular viciada de supersticiones y paganismo. "El hambre, las pestes y el lento desmoronamiento del sistema feudal cooperaron para que el Diablo asumiera sus características inhumanas a partir del siglo XI", dice Abumanssur. "La asimilación de la cultura griega y sus dioses por parte del cristianismo trajo contribuciones como los cuernos, las patas de chivo y la cola, características del dios Pan. La llegada del cristianismo a los países celtas, en el norte de Europa, contribuyó a reforzar esa imagen, parecida a la del dios Cernunnos". Como destaca el teólogo Volney Berkenbrock, profesor de ciencia de la religión de la Universidad Federal de Juiz de Fora, en Brasil, la versión caricaturizada del Diablo como un ser rojo y con cuernos es consecuencia de lo que el cristianismo procuraba combatir en sus comienzos: las creencias grecorromanas. "En los choques de culturas - en este caso de religiones - los símbolos de las otras religiones son considerados algo extremadamente malévolo, así que Satanás adquirió accesorios de quienes se estaba combatiendo", explica. "El cristianismo, para combatir la religión griega y romana, le agrego cuernos al Diablo por el dios griego Pan, una figura representada como medio hombre, medio cabra, que seduce a las jóvenes. Y le da un tridente para combatir a Poseidón, el dios griego de los mares -Neptuno para los romanos-" puntualiza. Las representaciones culturales de la figura de Satanás son recurrentes desde la Edad Media. En la actualidad se usa mucho en las películas y es parte de clásicas historias de horror. "En el cine por ejemplo, la película 'El Exorcista', de 1974, marcó un antes y un después", cree Abumanssur. Cabe destacar que el uso de la palabra "Satanás"(adversario) para designarlo una vez expulsado del Cielo, no aluden en sus comienzos a una figura opuesta a Dios, mucho menos a alguien que personifica el mal. "El era simplemente el acusador, lo que hoy se podría llamar un promotor de justicia", resalta el teólogo Berkenbrock. "La idea de Satanás como la personificación del mal entró al cristianismo por medio de la influencia babilónica, más específicamente de la religión de Zaratustra (el mazdeísmo), que tiene una figura opuesta a Dios". Las palabras diablo y demonio son un legado de la influencia griega sobre el cristianismo. El demonio (o daimón) significa fuerza, impulso y pasó a ser identificada como fuerza negativa. El diablo (diabolos) es el divisor, el que causa división. En su libro "El Cristo Pantocrátor", la investigadora Wilma Steagall De Tommaso resalta que el contexto en el que vivía la sociedad durante la Edad Media fue favorable a la creación de la imagen de Satanás. "La vida humana estaba siempre bajo amenaza, los fardos cotidianos eran pesados, la muerte era una guía constante y los moribundos se preguntaban si les esperaría la vida eterna después de la muerte o las torturas del infierno", afirma. "Fue así que el tema del Juicio Final se convirtió en el predilecto de los tímpanos, los arcos situados por encima de la entrada de la iglesia". Mostraban a Dios colocado de forma paralela al Diablo, cuenta Tommaso. Convertido en enemigo irreducible de la humanidad, según el libro del Apocalipsis, Satanás será vencido por Cristo y encerrado hasta que se cumplieran los mil años "para que no engañe más a las naciones" y no pueda acceder más al Cielo ni la Tierra.Cuando los mil años se cumplan, Satanás será soltado de su prisión, y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro extremos de la tierra, a fin de reunirlas para la batalla, pero en el momento que rodearon la ciudad amada, descendió fuego del cielo y los devoró, siendo arrojado Satanás al lago de fuego y azufre - donde también están la bestia y el falso profeta - y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.