jueves, 28 de enero de 2021
ANFISBENA: ¿Dos cabezas son mejores que una?
Del latín: Amphisbaena (‘que va en dos direcciones’) se trata de una criatura mitológica representada como una serpiente con una cabeza en cada extremo de su cuerpo. En la mitología griega se dice que la anfisbena había nacido de la sangre que goteó de la cabeza de la gorgona Medusa cuando Perseo voló sobre el desierto libio con ella en su mano. El ejército de Catón la halló entonces en su marcha junto con otras serpientes. Se dice que la anfisbena se alimentaba de los cadáveres que quedaban atrás y era muy voraz. El temor que causaba el monstruo fue descrito por diversos autores clásicos. Así, Plinio el Viejo afirmaba en su Naturalis Historia (siglo I): “La anfisbena tiene cabezas gemelas, es decir lleva una también al final de la cola, como si no le bastase con verter veneno por una sola boca”. Cabe destacar sin embargo, que representaciones medievales y posteriores a esa época, la muestran a menudo con dos o más patas escamadas, en concreto patas de pollo, y alas con plumas. Algunos incluso la representaban con cuernos en la cabeza delantera y pequeñas orejas redondas en la trasera, o con cuernos en ambas. Estos cuernos eran largos y curvados hacia arribas o ligeramente en espiral. Mientras algunos bestiarios medievales la mostraban con la segunda cabeza al final de su cola, otros lo hacían con dos “cuellos” de igual tamaño, por lo que no podía determinarse cuál era la trasera. Asimismo, muchas descripciones de la anfisbena decían que sus ojos brillaban como velas o relámpagos, lo que causaba un justificado terror a sus víctimas. Por su parte Thomas Browne, refiriéndose a las descripciones clásicas, detallaba: “Mientras una lloraba la otra reía, mientras una callaba la otra hablaba, mientras una estaba despierta la otra dormía; así se afirma en tres ejemplos notables de Petrarca, Vicencio y la Historia de Escocia de Buchanan” aseveró. Por cierto, esta serpiente bicéfala contaba con peculiares habilidades que la hacían única. Tenía poderes regenerativos, eso quiere decir que si era cortada en dos pedazos, ambas partes podían volver a juntarse. Plinio el Viejo indicó que era venenosa por ambas cabezas y era muy veloz, capaz de deslizarse rápidamente en ambas direcciones. Textualmente dijo: “Puede moverse en la dirección de cada cabeza con un movimiento circular.” También podía rodar sujetando las mandíbulas de sus dos cabezas o agarrando el cuello de una en la boca de la otra, como si se tratara de un aro, de manera semejante al Uróboros, y así era representada por artistas medievales. Finalmente, a diferencia de la mayoría de las serpientes, la anfisbena sería de sangre caliente, ya que aparentemente no se veía afectada por el frío. Antiguamente se decía que la peligrosa anfisbena tenía muchos usos como ingrediente para remedios mágicos. Llevar una anfisbena en torno al cuello proporcionaría un parto seguro y poseer una anfisbena muerta o su piel curaría la artritis, los resfriados y los sabañones producidos por el frío. Clavar la piel de una anfisbena en un árbol antes de talarlo haría que éste cayera más fácilmente y mantendría caliente al leñador. A no ser que durante el desarrollo embrionario suceda una mutación, las serpientes bicéfalas no las podemos encontrar en la naturaleza. Eso sí, la gente del campo, dice encontrarse ocasionalmente con unas serpientes que cuentan con una cabeza en cada extremo del cuerpo y que se entierran después de ser descubiertas. Los que afirman esto, realmente no han visto una serpiente de dos cabezas, sino una anfisbena. Como podéis imaginar, esta una criatura semimítica se encuentra presente en culturas muy diferentes y que no han tenido contacto entre si. Para los griegos y romanos, la anfisbena simbolizaba la fecundidad, siendo la razón por la que las mujeres usaban pulseras en forma de la criatura. La asociación entre la anfisbena y la fecundidad se debía a que vivía bajo tierra y era conocedora de las cavidades subterráneas (útero de la tierra). Considerada la más venenosa de todas las serpientes ya que podía morder de forma simultánea en dos partes del cuerpo, era tan agresiva que en muchas ocasiones una cabeza atacaba a la otra, por lo que simboliza también el principio y el final. Algo realmente curioso es que se descubrió que las anfisbenas verdaderamente existen. Estas serpientes muy primitivas tienen una falsa cabeza en la cola y cuando son atacadas por otras, el depredador tarda en acercarse, ya que piensa que la falsa cabeza lo observa. Todo ello da tiempo para que el animal huya y se ponga a salvo. Cuando el enemigo se da cuenta del engaño, ya es muy tarde para ir a por ella. Esa capacidad le ha permitido sobrevivir a las verdaderas “anfisbenas” hasta el día de hoy.