jueves, 1 de diciembre de 2022
EL MITO DE OSIRIS: Cómo el primer faraón de Egipto se convirtió en dios del Inframundo
Osiris fue uno de los dioses más prominentes del panteón del antiguo Egipto. Esta destacada deidad formaba parte de la Enéada (conocida también como Gran Enéada y Enéada de Heliópolis), un grupo de nueve deidades egipcias adorado sobre todo en Heliópolis, pero cuya influencia se extendió también al resto de Egipto. Osiris es conocido principalmente por ser el dios del Inframundo, un papel que le capacitaba para juzgar a los muertos. Su potestad sobre los muertos se aprecia en el hecho de que este dios es representado a menudo como una figura momificada. Otras características de la iconografía de Osiris apuntan hacia los diferentes atributos de este antiguo dios. La palabra Osiris deriva de la antigua palabra egipcia 'Wsir', que podría traducirse como 'poderoso' o 'imponente'. Según el mito de la creación de Heliópolis, Atum fue el primer dios que existió tras crearse a sí mismo. Este dios procedió entonces a crear al Dios Shu y a la diosa Tefnut. La unión de estas dos deidades dio lugar al nacimiento de Geb y Nut. Finalmente, la progenie de Geb y Nut estaba formada por Osiris, Seth, Isis y Neftis. Los antiguos egipcios creían que Osiris fue el primer faraón de Egipto, y que trajo la civilización a su tierra. La agricultura, las leyes, las instituciones religiosas y la cultura fueron otorgadas al pueblo de Egipto por el dios. Su reinado fue una época de prosperidad para los antiguos egipcios, y en él todos eran felices excepto su hermano Seth, quien estaba celoso y se sintió cada vez más resentido por el éxito de Osiris. De este modo, el hermano celoso conspiró para deshacerse de Osiris. Seth hizo un hermoso ataúd a la medida exacta de Osiris y seguidamente organizó un banquete, durante el cual anunció que el ataúd sería entregado a la persona que encajara perfectamente en él. Uno por uno, los invitados probaron suerte, pero ninguno de ellos tuvo éxito. Por último, Osiris ingreso dentro para ver si se ajustaba a su cuerpo. Aprovechando esta oportunidad, Seth cerró el ataúd y lo arrojó al Nilo con su hermano dentro. Las aguas del Nilo llevaron el ataúd hasta el mar, y finalmente el féretro acabó reposando en un árbol de tamarisco cerca de Biblos, en Fenicia. Osiris permaneció allí hasta que murió. Finalmente, luego de una larga e incesante búsqueda, Isis consiguió encontrar y recuperar el cuerpo de su hermano y esposo, trayéndolo de vuelta a Egipto. La diosa intentó entonces revivir a Osiris, pero Seth al descubrir el regreso de su hermano, cortó su cuerpo en pedazos, dispersándolos por todo Egipto. Isis logró recuperar todas las partes del cuerpo de Osiris excepto sus partes íntimas, que habían sido devorados por un pez oxirrinco. Sin embargo, de alguna manera Isis fue capaz de revivir a su esposo, y el dios Horus fue concebido durante este tiempo. Encontrándose incompleto su cuerpo, Osiris ya no podía reinar sobre la tierra de los vivos, y por lo tanto se convirtió en rey del Inframundo. Como faraón de Egipto, Osiris es representado con los símbolos de la realeza, es decir, la corona Atef, que es una combinación del Hedjet, la corona del Alto Egipto, y una pluma de avestruz a cada lado, además del cayado, el mayal y una barba falsa. Como dios del Inframundo, Osiris es representado envuelto por vendajes de momia desde el pecho hasta los pies. Otra característica importante de la iconografía de Osiris es su color de piel, que es verde o negro. El primero es el color del renacimiento, mientras que el último simboliza la fertilidad del valle del Nilo. El culto de Osiris se extendió por todo Egipto, y hubo muchos casos en los que otros dioses fueron absorbidos por él. En Menfis, durante el Imperio Medio, por ejemplo, Osiris se fusionó con dos dioses locales, Ptah y Sokar, convirtiéndose en Ptah-Sokar-Osiris. Esta 'capacidad' de asimilar a otros dioses también permitió que el culto de Osiris sobreviviese hasta los períodos Helenístico y Romano. Serapis, un dios helenístico creado por Ptolomeo I Sóter, era una combinación de Osiris y el toro sagrado de Menfis, Apis. El culto a Osiris finalmente tocó a su fin con la llegada del cristianismo, aunque algunos expertos han observado las similitudes entre ambas religiones, pero ello es otra historia.