jueves, 18 de mayo de 2023
PROJECT A119: El polémico plan para detonar una bomba nuclear en la Luna
En algún momento del siglo pasado, un esquizofrénico iluminado miró el cielo estrellado y contempló la Luna “como un enemigo a batir”. Así, este satélite que nos ha acompañado desde tiempos pretéritos sería derribado, aniquilado, hecho en pedazos. Era 1958 y la Fuerza Aérea estadounidense reunió a un equipo de expertos para consumar este ridículo ataque a la superficie lunar. El plan, bautizado como Project A119 (Proyecto A119), consistiría en arrojar una bomba atómica al satélite. Así lo recoge un informe de junio del año siguiente titulado 'Un estudio de vuelos de investigación lunar' en el que se detallaban las intenciones de la Fuerza Aérea de hacer explotarla en el área que se encuentra entre la superficie que está iluminada por el sol y la parte oscura. ¿Pero cuáles eran las razones? Según los expertos, todo respondía al afán de EE.UU.de demostrar su poder armamentístico frente a Rusia, ya que al fin y al cabo eran los años en los que la Guerra Fría empezaba a recrudecerse y la carrera espacial había acabado de despegar. De igual modo, se consideró que una vez creada la explosión lunar, pedazos de su corteza impactarían contra la superficie terrestre en forma de meteoritos, lo que permitiría a los científicos estudiar más a fondo al satélite y su composición rocosa. Ahora, que ha pasado más de medio siglo, el plan se ha puesto de actualidad porque se ha publicado un libro del investigador John Greenewald Jr. que recoge con amplitud de detalles este disparatado plan, titulado 'Secrets from the Black Vault: The Army's Plan for a Military Base on the Moon and Other Declassified Documents that Rewrote History' ("Secretos de la Bóveda Negra: el Plan del Ejército para una base militar en la Luna y otros documentos desclasificados que reescribieron la historia"). Greenewald es uno de los mayores expertos en descifrar y poner en contexto los cientos de documentos secretos relacionados con la investigación OVNI, asesinatos y otros fenómenos extraños que han sido estudiados previamente por las agencias militares y de inteligencia estadounidenses, los cuales obtuvo de forma legal a través de solicitudes al amparo de la Ley de Libertad de Información. Además, administra un sitio web llamado 'The Black Vault' en el que recoge más de 2,1 millones de páginas sobre estos temas tan oscuros y herméticos a la opinión pública. El 'Proyecto A119' fue puesto en marcha por un equipo de diez personas que se pusieron a trabajar en el Instituto de Tecnología de Illinois, en Chicago, dirigido por el físico Leonard Reiffel. Lo más llamativo es que uno de estos diez hombres escogidos era nada más y nada menos que Carl Sagan, el célebre astrónomo de la serie de documentales 'Cosmos', quien a sus 24 años fue seleccionado para realizar los cálculos matemáticos correspondientes a para preveer el alcance de la explosión y las consecuencias para la población terrestre de la enorme nube de gas y polvo que se originaría tras la detonación. Al final, el plan se desestimó al año siguiente. Evidentemente, EE,UU. no se iba a arriesgar a realizar tal mayúscula estupidez, como lo bautizaron sus críticos. Según explica el periodista Bryan Clark en 'The Next Web', de haberlo realizado, el gobierno presidido por Eisenhower debería dar muchas explicaciones a los medios, creando una opinión pública muy negativa, además del riesgo manifiesto de que la detonación en la Luna produjera cambios en la Tierra que nadie podía calcular o pronosticar. En lugar de eso, decidieron enfocar todos sus recursos y esfuerzos en enviar un ser humano a la Luna a través del Programa Apolo, el cual al parecer una década más tarde - ya que existen muchos cuestionamientos a que si ello ocurrió en realidad - y serviría para presentarlo propagandísticamente como “una victoria de EE.UU. sobre Rusia en la carrera espacial”. Para zanjar la discusión y que en el futuro a ningún otro científico demente pusiese en marcha planes parecidos, el Congreso estadounidense aprobó dos proyectos de ley: el Tratado de Prohibición de Pruebas Nucleares Parciales en 1963 y el Tratado del Espacio Exterior en 1967, el cual fue diseñado para prohibir los comportamientos agresivos en el espacio o con fines armamentísticos. "Una bomba nuclear en la superficie de la luna fue definitivamente una de las cosas más estúpidas que se le podían ocurrir al gobierno", sentencio Greenewald en una entrevista concedida a The Daily Mail. Es inevitable imaginarse este fenómeno como si fuera el final de una película de ciencia ficción. Sin ir más lejos, la imaginación nos retrotrae a una escena bien conocida que ya explotó la industria del cine de finales de los años 70: la de la Estrella de la Muerte del Imperio galáctico de Darth Vader explotando en el cielo. Incluso tiene cierto parecido a la Luna, como si el hueco que hay en su superficie con el que los malos destruían planetas enteros fuera el Mar de la Tranquilidad lunar. Al final, lo que el hombre no pudo concluir en la realidad, lo hizo a través del cine por medio de la ficción.