jueves, 28 de noviembre de 2024
SHEMSU HOR: Los arquitectos celestes de la Gran Esfinge
Mencionados en el Papiro de Turín y en otros textos a priori históricos, los Compañeros de Horus o Shemsu Hor constituyen uno de los enigmas más inquietantes de la prehistoria egipcia. Las alusiones a estos misteriosos personajes son vagas e imprecisas, pero su intervención en tiempos muy anteriores a la primera dinastía pudo concretarse en el diseño estelar de la Gran Esfinge y de otros importantes monumentos. Pero, ¿quiénes eran los Shemsu Hor? Para los egiptólogos, se trata de entidades legendarias y, por ende, sin base real. Otros investigadores, en cambio, creen que desarrollaron un papel muy relevante como intermediarios entre dioses y hombres. El afamado arqueólogo francés Gaston Maspero (1846-1916), uno de los personajes más influyentes en el campo de la egiptología, disciplina de la que fue pionero, se preguntaba en la Revue de l'Histoire des Religions por el que, sin duda, constituye el enigma central de esta civilización: ¿De dónde salieron los antiguos egipcios? ¿Cuál fue el verdadero origen de su religión y de sus textos? Maspero, que combinaba a la perfección el perfil de erudito con el de arqueólogo a pie de excavación, concluyó que el pueblo que elaboró aquel sofisticado corpus de creencias “ya estaba establecido en Egipto mucho antes de la Primera Dinastía y, si queremos entender su religión y sus textos, debemos ponernos en las mentes de quienes las instituyeron hace más de siete mil años”. Como advertimos por las palabras de este arqueólogo francés, la idea de que el Antiguo Egipto fue fundado por una civilización remotísima no es ni mucho menos nueva. Sin embargo, Maspero y sus ideas sobre la fundación de la civilización egipcia no son del agrado de la egiptología “oficial”. Padre de la denominación “Pueblos del Mar” y principal impulsor de los trabajos de Sir Flinders Petrie, Gaston Maspero había visitado Egipto en 1880, formando parte de la Misión Francesa y, como no podía ser de otro modo, quedó extasiado al ver de cerca las pirámides de Guiza, pero, sobre todo, al contemplar la Gran Esfinge, un monumento que le desconcertó. ¿Qué hace aquí, junto a las pirámides, este extraño coloso?, debió preguntarse Maspero, al observar la Esfinge en el contexto de la explanada de Guiza. En adelante, el arqueólogo francés se dedicaría en cuerpo y alma a estudiar los numerosos enigmas de la civilización egipcia, aunque siempre mantuvo cierta predilección por la enigmática estatua, sobre la que escribió lo siguiente: “la Gran Esfinge Harmakhis monta guardia en el extremo norte desde los tiempos de los Seguidores de Horus, una estirpe de seres semidivinos y predinásticos que, según las creencias de los antiguos egipcios, habían gobernado esta región miles de años antes que los faraones históricos” (The Dawn of Civilization: Egypt and Chaldea, 1894). Que Gastón Maspero aludiera sin prejuicios al papel desempeñado por los Seguidores de Horus o Shemsu Hor, puede resultar chocante desde la perspectiva de la arqueología actual, encorsetada por el academicismo y las posiciones frecuentemente dogmáticas. No obstante, Maspero no hizo sino reflejar cuáles eran las creencias de los antiguos egipcios en relación con sus ancestros, recordando la relevancia que éstos concedían a los Seguidores o Compañeros de Horus. Pero, ¿quiénes eran estos personajes? ¿Es cierto que «gobernaron» el Egipto predinástico? La referencia más conocida a los Shemsu Hor la hallamos en el Canon Real de Turín (Italia), un papiro fragmentado donde se dice que, en efecto, habrían gobernado Egipto durante seis mil años, en un periodo intermedio comprendido entre el reinado de los dioses y las primeras dinastías de faraones. No obstante, ¿qué grado de fiabilidad tiene este documento? Custodiado en el Museo Egipcio de la capital lombarda, el también conocido como Papiro Real de Turín contiene, básicamente, una relación de los gobernantes del Antiguo Egipto desde Menes (o Narmer) hasta la convulsa XVII dinastía. Aunque el principio y el final de la lista se perdieron, de manera que no conocemos ni la introducción a la misma ni los detalles de los gobernantes que siguieron a la citada XVII dinastía, la relación incluye - en la parte posterior del papiro - a los gobernantes de Egipto antes que Narmer, reyes que, insistimos, eran de naturaleza divina, semidivina o no enteramente humana. ¿Cómo debemos interpretar esto último? Al contrario de lo que sucede con otros papiros, cuyo contenido parece referirse a sucesos legendarios, mágicos o especulativos - o eso es lo que interpretaría un observador pragmático -, muy pocos dudan de la historicidad del Canon Real; esto es: refleja nombres y detalles fidedignos, datos que han podido contrastar los prestigiosos egiptólogos y papirólogos que han tenido acceso al mismo, desde Jean François Champollion hasta Richard Parkinson y Bridget Leach, pasando por Giulio Farina y Alan Gardiner, por citar sólo a unos pocos de entre quienes lo han investigado. Así, la opinión generalizada es que el escriba autor del texto, probablemente a las órdenes de Ramsés II, compiló varias listas depositadas en los principales templos de Egipto, limitándose a transcribirlas. La relación de los gobernantes mencionados en el documento es asombrosamente prolija en detalles, a tal punto que los periodos de los reinados están consignados por años, meses e incluso días, lo que da idea de la minuciosidad de sus autores. Se trata, así, de un informe burocrático cuyo contenido nada tiene que ver con formulaciones esotéricas o recetas mágicas. No obstante, la arqueología “oficial” parece menoscabar la relevancia histórica de este manuscrito, tendiendo a pasar por alto su contenido. La razón de tal olvido probablemente tiene que ver con la incómoda “cara b” del Papiro Real de Turín, ésa que otorga rango de gobernantes carnales a personajes poco o nada materiales, como los mitad humanos mitad divinos Shemsu Hor. Que la arqueología “oficial” haya soslayado el Papiro de Turín no debe sorprendernos. En general, los egiptólogos han despreciado sistemáticamente los textos que contravenían sus tesis. Cualquier evidencia que contradijera “su versión” de la historia de Egipto, ha acabado siendo desprestigiada. Y no sólo ha ocurrido con papiros o grabados. Cuando un investigador ha puesto en duda esa “versión oficial”, inmediatamente se le ha excluido del establishment académico, por mucho que sus propuestas tuvieran el aval de documentos fidedignos o estudios científicos rigurosos. De ese modo, ocurre que los nombres de Robert Schoch, John Anthony West, Robert Bauval, Graham Hancock y tantos otros, suelen ir acompañados de apostillas como “arqueología alternativa”, “pseudociencia”, etc. A la arqueología ortodoxa le irritan estos investigadores de mente abierta, que no comulgan con los dogmas que venden Mark Lehner y compañía. El caso de Lehner resulta especialmente sangrante, ya que él mismo, siendo un joven seguidor de Edgar Cayce, no parecía hacerle ascos a la idea de que la civilización egipcia estuviese conectada con la mismísima Atlántida... Dicho sea con el mayor de los respetos hacia el trabajo de este, sin duda, eminente egiptólogo. Si nos lo permiten, existe un gran problema con Lehner y demás arqueólogos que han investigado o investigan el Antiguo Egipto. Y no se trata de una cuestión menor, ya que tiene que ver con el concepto fundacional de la egiptología. A grandes rasgos, la egiptología es una disciplina moderna, que integra otras ciencias de la antigüedad como la arqueología, la papirología, la epigrafía, etc. Sin embargo, hasta hace muy poco, la generalidad de los egiptólogos rechazaban que el diseño y emplazamiento de las pirámides y templos a lo largo del Nilo tuvieran que ver con la posición de los cuerpos celestes en la época en que fueron erigidos. De hecho, todavía encontramos a egiptólogos que refutan esta visión arqueoastronómica de los monumentos egipcios. Que se lo pregunten a Robert Bauval... Pero este error de enfoque de la egiptología nace, en nuestra opinión, mucho antes. Veamos, ¿cómo puede una disciplina basada en el método científico dilucidar el misterio de una cultura tan profundamente esotérica como la del Antiguo Egipto? ¿Cómo puede un egiptólogo enfrentarse al enigma de que seres mitad humanos mitad divinos construyeron la Gran Esfinge? En cuanto a lo primero, está claro que el esoterismo escapa al análisis materialista científico. Y en lo que respecta a lo segundo, plantear que entidades no humanas gobernaron en la práctica a seres humanos sería un disparate desde la perspectiva científica. No obstante, sin las ataduras de los dogmas, hagamos un esfuerzo por ubicar en la historia de Egipto a los Compañeros de Horus. Ya hemos mencionado que el Papiro de Turín sitúa a los Shemsu Hor inmediatamente antes de la primera dinastía faraónica, la comenzada por Menes o Narmer. Ahora bien, la egiptología aceptó que la cronología establecida por el papiro es correcta, pero sólo de Narmer en adelante. Lo anterior, en cambio, no era “historia”, sino “mitología”. Así, el Canon Real es histórico sólo hasta donde les conviene a los egiptólogos. El resto, lo que no pueden confirmar - ni aceptar desde su lógica -, es legendario... Pero, ¿y si no fuera así? ¿Y si todo lo que se cuenta en este papiro fuera cierto? En este caso, tendríamos que, hace alrededor de 12.000 años, Egipto fue gobernado por unas entidades híbridas dotadas de avanzados conocimientos, tantos como para haber diseñado la Gran Esfinge de Guiza y realizado quién sabe cuántas otras proezas arquitectónicas o tecnológicas. Paradójicamente, la irrupción de los Shemsu Hor se habría producido en los albores de la civilización en el Valle del Nilo, si hacemos caso de la historia aceptada sobre la evolución humana. Así, hace 12.000 años, justo cuando declinaba la última glaciación, la temperatura subió gradualmente en el norte de África - Delta del Nilo incluido -, región que comenzó a recibir importantes precipitaciones que, más tarde, dieron paso a la formación de pastizales con cereales silvestres que atrajeron a gran variedad de animales y éstos, a su vez, a grupos humanos de cazadores-recolectores. Claro está que este complicado proceso no se produjo de la noche a la mañana, sino que duró milenios, estableciéndose el Neolítico egipcio tan “tarde” como hace 6.000 años... Obviamente, esta última cronología de los hechos no “funciona” con la datación de la Gran Esfinge propuesta por Bauval - alrededor del 10500 a.C.-, ni mucho menos con la que sugieren los geólogos ucranianos Vjacheslav I. Manichev y Alexander G. Parkhomenko, según los cuales el monumento ya estaba en Guiza hace ¡800.000 años! Por otra parte, si aceptamos las divisiones de la historia de la humanidad para el Antiguo Egipto y situamos a los habitantes de esta región en la Edad de Piedra (IV milenio a.C.), ¿cómo es posible que estos hombres y mujeres recién salidos de las cavernas fueran capaces de construir algo ni remotamente parecido a la Gran Esfinge de Guiza? Algo nos dice que la cronología sobre la historia de la humanidad está equivocada. Eso o antes que la nuestra existió otra “humanidad”, una especie de «civilización madre» altamente evolucionada desde el punto de vista tecnológico y probablemente espiritual. En el primero de los casos, Heródoto (siglo V a.C.) - a menudo considerado «padre de la Historia - recogía por boca de los sacerdotes de Tebas una historia de Egipto bien distinta a la que conocemos hoy. Así, el cronista griego se refería a un episodio en el que los sacerdotes tebanos le mostraron 345 estatuas que parecían representar a imponentes dioses. Sin embargo, para sorpresa del historiador, los religiosos apuntaron que no se trataba de dioses, sino que cada coloso simbolizaba cada una de las generaciones de grandes sacerdotes que les precedieron, hasta completar 11.340 años de gobiernos de los hombres. Y subrayaban esto último, “gobiernos de los hombres”, para a continuación remarcarle que “antes de estos hombres, los dioses eran quienes reinaban en Egipto, morando y conversando entre los mortales, y teniendo siempre cada uno de ellos un imperio soberano” (Los Nueve Libros de la Historia, Libro II, Cap. CXLIV). Por lo anterior, se infiere que los sacerdotes de Tebas distinguían claramente dos rangos de reyes de Egipto: los humanos, que habían gobernado el país desde hacía 11.340 años y los dioses, que no sólo gobernaron físicamente Egipto durante un periodo igual o mayor, sino que lo hicieron mezclándose con aparente naturalidad entre los habitantes del País del Nilo. Por su parte, Manetón (siglo III a.C.), sacerdote e historiador egipcio que vivió durante los reinados de Ptolomeo I y Ptolomeo II, también se refería a estos dioses y semidioses gobernantes en su obra Aegyptíaka, una especie de cronología que confeccionó a partir de las Listas Reales que le facilitaron los sacerdotes de otros templos. En la misma, Manetón establecía cuatro dinastías anteriores a Menes (dos de dioses, una de semidioses y una cuarta de transición), adjudicando el origen de la civilización egipcia al gobierno de 7 grandes divinidades - Ptah, Ra, Shu, Geb, Osiris, Seth y Horus -, que permanecieron en el poder durante 12.300 años. A continuación, gobernó una segunda dinastía encabezada por el primer Toth e integrada por 12 “faraones” divinos (1.570 años de gobierno), tras los cuales ascendieron al poder 30 semidioses - generalmente identificados con los Shemsu Hor y simbolizados por halcones -, que gobernaron el país durante 6.000 años. Tras éstos, siempre según Manetón, se produjo un periodo de caos, hasta que, finalmente, Menes encauzó la situación y logró la unificación de Egipto. Obviamente, la egiptología ortodoxa incluye estas cronologías en la categoría de los mitos, no en la de los sucesos históricos comprobables. Al fin y al cabo, las fuentes que nos ofrecen información sobre los Shemsu Hor son ciertamente escasas. Claro que también podemos extraer información sobre los Compañeros de Horus - y sobre los dioses que gobernaron Egipto - de las obras que nos legaron estos misteriosos personajes, construcciones que, en todos los casos, se erigieron siguiendo un “plan estelar”, como ha quedado atestiguado por los estudios arqueoastronómicos de estos monumentos. De confirmarse la datación extrema de la Gran Esfinge o, cuanto menos, la propuesta por Bauval, los arquitectos de estas imponentes maravillas sin duda tendrían más de “celestes” que de humanos.
jueves, 21 de noviembre de 2024
LA ATERRADORA PREDICCIÓN DE BABA VANGA PARA EL 2025: ¿El principio del fin del mundo?
Como sabéis, Baba Vanga es una de las personalidades más conocidas en cuanto a profecías se refiere. Conocida como "Nostradamus de los Balcanes", tiene un alto porcentaje de acierto en sus predicciones, lo que le han hecho ser considerada como una gran celebridad. Suyas fueron las predicciones de las Torres Gemelas o la caída de la URSS, entre otras, y así, los expertos aseguran que una de sus profecías habla de una inminente Tercera Guerra Mundial, que sería el principio del fin del mundo, el cual podría ocurrir en el 2025. Y es que si 2024 no ha sido un año complicado, con el endurecimiento del genocidio en Gaza y el Líbano a manos de la bestia sionista, la continuación de la guerra en Ucrania propiciada por los EE.UU. y la OTAN, o el terremoto en Japón, entre otras, lo cierto es que para el 2025 sus predicciones asustan, más aun teniendo en cuenta que Baba Vanga acertó en muchas de sus predicciones para este año. Según explica The Daily Mirror, la "Nostradamus de los Balcanes" había anunciado para el 2024 "una enorme crisis económica que afectará al planeta durante este año", "un país grande que podría realizar pruebas con armas biológicas" o "un atentado terrorista sin precedentes que tendría lugar en Europa", así como "la muerte de un gran líder político". Estas podrían hacer referencias al régimen colaboracionista ucraniano que fabrica armas biológicas, el atentado de marzo en Moscú, así como el fallecimiento de Ebrahim Raisi, presidente de Irán. Los expertos auguran que la adivina reveló que el principio del fin de los tiempos "tendría lugar en el 2025". Así, piensa que "un conflicto en Europa devastará a la población del continente", siendo este la primera piedra para la "destrucción del mundo tal y como la conocemos". La muerte de Baba Vanga tuvo lugar en 1996, y antes de su fallecimiento, lanzó un gran número de predicciones que llegan incluso al 5079, extendiéndose durante muchos milenios. La pitonisa había asegurado que sus poderes de clarividencia llegaron a los doce años, cuando "perdió la visión por un tornado". Baba Vanga, nacida Vangelia Pandeva Dimitrova, quedó ciega de joven tras ser atrapada en un tornado, y se dice que esto le otorgó la visión que utilizó para hacer predicciones hasta el año 5079. La búlgara también advirtió que Rusia dominaría el mundo y que Vladimir Putin estaría al mando en 1979, 21 años antes de que ello, cuando gano su primera elección presidencial en Rusia, sucediendo a Boris Yeltsin. "Todo se derretirá, como el hielo, solo uno permanecerá intacto", dijo Baba Vanga en ese momento a Valentin Sidorov. "La gloria de Vladimir es la gloria de Rusia. Todo obstáculo será eliminado de su camino y no solo será mantenido, sino que también se convertirá en el señor del mundo". Cabe precisar que también predijo la pandemia del coronavirus Covid-19, así como el operativo de falsa bandera montado por la CIA el 11 de septiembre en 1989, "mediante pájaros de acero" y que "sangre inocente" sería derramada, posiblemente vinculándolo con la posterior invasión de Irak por parte de los EE.UU, para apoderarse de sus inmensas reservas de gas y petróleo, que fue el verdadero objetivo del “atentado” fabricado por la CIA. Por cierto, Baba Vanga también profetizo la aplastante derrota de la negra Kamala Harris. Como recordareis, ella predijo anteriormente que el musulmán encubierto Barack Hussein Obama se convertiría en el primer presidente negro de EE. UU., pero también advirtió que él sería el último de esa raza que ocupara la Casa Blanca… y así ocurrió al caer ante Donald Trump. Pero las predicciones de Baba Vanga no terminan en el 2025. En su cronología, varios eventos claves ocurrirían en las décadas siguientes. En el 2028, predijo que la humanidad comenzaría a explorar Venus como fuente de energía, a pesar de que este planeta es extremadamente inhóspito. Para el 2033, vaticinó el deshielo de los casquetes polares, lo que provocaría un aumento drástico en el nivel del mar. Más allá de los eventos ecológicos, Baba Vanga también habló de una guerra en Marte en el año 3005, y el fin de la Tierra en el 3797. Según sus visiones, la humanidad estaría destinada a abandonar el planeta debido a condiciones insostenibles. La exactitud de sus augurios sigue siendo un tema de debate. A pesar de los muchos aciertos que se le atribuyen, la naturaleza oral de sus profecías ha hecho que sus seguidores sigan analizando y discutiendo sobre la veracidad de sus visiones y la interpretación de sus palabras.
jueves, 14 de noviembre de 2024
A LA CAZA DEL NUEVO 'OUMUAMUA: ¿Objetos interestelares de posible origen artificial?
En esta oportunidad, el astrofísico Avi Loeb - jefe del proyecto Galileo, director fundador de la Iniciativa Black Hole de la Universidad de Harvard, director del Instituto para la Teoría y la Computación del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian y autor del bestseller Extraterrestrial: The first sign of intelligent life beyond earth, así como del nuevo libro Interstellar – a la búsqueda de nuevos objetos interestelares similares al 'Oumuamua que ocurrirá a partir dl próximo año, el cual como ya es habitual, os ofrezco traducido y entrecomillado ¿vale?: “A partir del 2025, el Observatorio Rubin en Chile examinará el cielo del sur cada 4 días con una cámara de 3,2 gigapíxeles. Estadísticamente, se espera que descubra un objeto interestelar, como ‘Oumuamua, cada pocos meses. La pregunta fundamental que mi equipo de investigación abordará es si hay objetos tecnológicos entre la vasta población de rocas interestelares que cruzan la órbita de la Tierra alrededor del Sol. Una forma de diferenciar objetos artificiales de rocas naturales es a través de su propulsión anómala sin rastro de gas, similar a la aceleración no gravitacional de ‘Oumuamua. Mientras pasaba cerca de la Tierra en el 2017, ‘Oumuamua no mostró evidencia de gas o polvo cometario saliendo de su superficie que pudiera proporcionar un empuje natural a través del efecto cohete. La disminución de la aceleración no gravitacional de ‘Oumuamua con la distancia al Sol no fue medida con la suficiente precisión por el Telescopio Espacial Hubble y los observatorios terrestres. La escala fue consistente con el exceso de empuje siendo inversamente proporcional al cuadrado de la distancia relativa al Sol, como se espera de la presión de radiación actuando sobre una membrana delgada. Otro objeto anómalo detectado por el mismo telescopio Pan-STARRS en Hawái pasado tres años, 2020 SO, mostró un empuje similar al reflejar la luz solar y fue identificado como un propulsor de cohete con paredes delgadas, lanzado por la NASA en 1966. En la actualidad, ‘Oumuamua es cien millones de veces más tenue de lo que era en su punto más cercano a la Tierra y no puede ser observado por nuestros telescopios. Es impráctico perseguir a ciegas a ‘Oumuamua con una nave espacial dadas las incertidumbres en su trayectoria. Alternativamente, sería prudente usar el Observatorio Rubin para cazar objetos adicionales de su familia, los ‘primos de ‘Oumuamua’. Mientras rotaba cada 8 horas, el brillo de ‘Oumuamua variaba por un factor de 10, lo que sugiere una forma de disco con un nivel de fiabilidad del 91%. Dadas las múltiples anomalías de ‘Oumuamua, hay un gran interés en aprender más sobre otro objeto de su familia. Si el Observatorio Rubin descubriera un primo de ‘Oumuamua cerca de la Tierra, ¿qué podríamos aprender sobre él ahora? Una ventaja clave respecto al 2017 es la oportunidad de usar el telescopio Webb. Tuve el privilegio de formar parte del primer comité asesor científico que diseñó este telescopio hace treinta años, y ahora espero cosechar sus frutos en los próximos años. La exquisita sensibilidad al infrarrojo permitirá al telescopio Webb detectar el calor emitido por el primo de ‘Oumuamua e inferir así su temperatura superficial y área de superficie dada su distancia. Esta área se puede utilizar para determinar la reflectancia de la luz solar por la superficie y, potencialmente, la composición de la superficie. Mientras el primo de ‘Oumuamua gire, estas propiedades podrían ser mapeadas a través de sus diversas caras. Pero lo más importante es que el telescopio Webb rastrearía la trayectoria del primo de ‘Oumuamua con una precisión sin precedentes. Permítanme explicar. Hay una buena razón por la cual la selección natural nos dotó de dos ojos en lugar de uno en el contexto de la supervivencia del más apto. Los datos de imagen de dos ojos separados se pueden usar para evaluar la distancia de un depredador que se acerca observándolo desde direcciones ligeramente diferentes. En el 2017, la precisión de la medición de la distancia de ‘Oumuamua estaba limitada por la separación del Telescopio Espacial Hubble de los telescopios terrestres. Actualmente, el telescopio Webb está separado de la Tierra por un millón de millas, unas 3.000 veces más lejos que la altitud del Hubble, lo que nos permite localizar objetos interestelares mucho mejor. Además, la apertura del Webb es aproximadamente 2,7 veces mayor que el tamaño del espejo del Hubble, lo que permite la detección de objetos más tenues a mayores distancias. En colaboración con mi estudiante del Harvard College, Sriram Elango, propuse usar los datos de imagen próximos del telescopio Webb para localizar la trayectoria tridimensional de los objetos interestelares que serán descubiertos en los próximos años por el Observatorio Rubin. Demostramos que, con muy poco tiempo de observación, sería posible determinar con una precisión exquisita la dependencia radial de la aceleración no gravitacional del primo de ‘Oumuamua. Esto nos permitirá distinguir fácilmente el efecto cohete de la evaporación cometaria de otras fuentes de aceleración no gravitacional, incluida la propulsión artificial de un artefacto tecnológico funcional. Un artefacto interestelar anómalo, que señale la existencia de una inteligencia sobrehumana, ofrecería un nuevo contexto al concepto de ‘Übermensch’, propuesto por el filósofo Friedrich Nietzsche. ¿Por qué vale la pena buscar artefactos interestelares? Porque saber que tenemos vecinos cósmicos podría inspirarnos a aventurarnos en el espacio interestelar. Esta inspiración se destacó en un correo electrónico que recibí esta mañana, que decía: "Buenos días, Avi. He estado leyendo tu libro ‘Interstellar’. El libro está ahora lleno de pasajes remarcables. Me encuentro dejando el libro y reflexionando sobre varios párrafos. A veces me impacta tanto que tengo que sentarme y no decir nada a nadie durante un rato. Quiero que sepas que este libro está teniendo un impacto profundo en mí... Siempre estoy diciendo: ‘¡Beam me up Scotty, no hay vida inteligente aquí!’ o ‘¿Por qué me han dejado caer en esta horrible roca que no tiene ningún sentido? ¡Por favor, llévenme a casa!’ Creo que digo ambas cosas porque realmente no siento que yo y muchos otros pertenezcamos aquí, y que nuestro verdadero hogar está en otro lugar. Sin embargo, cuando leí el párrafo al final de la página 133, descubrí que por primera vez en 57 años, la posibilidad de tener que mudarme a otro planeta se volvió real por lo que has dicho allí, y estoy luchando con los sentimientos que tengo sobre la seriedad de esa realidad. Podría llegar mucho antes de lo que esperábamos. Me cuesta poner esto en palabras, pero solo quería que supieras que lo que estás diciendo está teniendo un efecto profundo en mí y estoy seguro que en miles, y espero que millones de personas. Creo que esa es una gran parte de tu intención con el libro, ¿verdad? Que la gente se detenga y piense en los desafíos que enfrenta nuestro futuro interestelar" puntualizo.
jueves, 7 de noviembre de 2024
IMPACTANTE REVELACIÓN: “Lockheed Martin posee nave construida por inteligencias no humanas”
Como recordareis, hace varios meses el ex líder de la mayoría en el Senado y ahora fallecido, Harry Reid, reveló que la compañía aeroespacial Lockheed Martin estaría en poder de los restos de una nave potencialmente extraterrestre. A pesar de su alta habilitación, a Reid se le negó el acceso a estos programas. Ahora, un conocido ufólogo contemporáneo ha dado una impresionante revelación que ha reabierto el caso. Ante todo, cabe precisar que una división encubierta de la CIA, conocida como la Office of Global Access (OGA), ha estado a la vanguardia de la recuperación de Objetos Voladores No Identificados (OVNI) estrellados en todo el mundo durante muchos años, según múltiples informantes. Estas fuentes, que solicitaron el anonimato, afirman que el gobierno estadounidense ha recuperado al menos nueve “naves no humanas”, algunas dañadas por accidentes y dos en perfecto estado. Según diversos divulgadores, una de estas naves fue llevada a las instalaciones de Lockheed Martin, una compañía multinacional de origen estadounidense de la industria aeroespacial y militar con grandes recursos en tecnología avanzada y guerra global y con intereses en todo el mundo. Nacida de la fusión en marzo de 1995 de las compañías Lockheed Corporation y Martin Marietta, tiene su sede en Bethesda, Maryland, en el área metropolitana de Washington D. C. Lockheed Martin es una empresa clave del complejo industrial-militar de Estados Unidos, siendo el mayor contratista militar del país y uno de los mayores del mundo por volumen de ingresos. Sucede que el cineasta e investigador de OVNIS Jeremy Corbell ha publicado en una su cuenta de X. un dato sorprendente sobre Lockheed Martin: “Lockheed Martin intentó hacer lo correcto para los Estados Unidos… transferir un OVNI - una nave real, física y completa, diseñada y construida por una INTELIGENCIA NO HUMANA (NHI), posiblemente de origen interestelar y capaz de viajar a través del espacio-tiempo - que tenían en su posesión en ese momento, y probablemente aún lo tienen. La ‘dirección exacta’ es conocida por personas como David Grusch”. Agregó: “Esta operación tenía como destino a la Agencia de Inteligencia de la Defensa (DIA) y había sido facilitada entre 2007 y 2008 por el entonces vicepresidente de Lockheed Martin, probablemente un verdadero patriota. Sin embargo, el intento de devolver esta nave a la SUPERVISIÓN LEGAL Y CONSTITUCIONAL de los Estados Unidos fue impedido por el jefe/director de Ciencia y Tecnología de la CIA de aquel momento” añadió. Cabe destacar que el Dr. James Lacatski, exjefe del Programa de Aplicaciones de Sistemas de Armas Aeroespaciales Avanzadas (AAWSAP), confirmó detalles sobre esta controvertida operación. A propósito - y para quien no lo conoce - Jeremy Corbell es un ufólogo estadounidense que reside en Los Ángeles, California. Corbell, que en un principio ganó prominencia como artista visual, a fines de la década del 2010 se convirtió en una figura reconocida en la comunidad OVNI y produjo documentales y podcasts sobre el tema. Se ha descrito a Corbell como una celebridad ufóloga y un "entusiasta de los OVNIS. Asimismo, ha realizado varios documentales relacionados con el tema. Entre sus películas se encuentra Hunt for the Skinwalker , basada en un libro de George Knapp y Colm Kelleher, distribuida por The Orchard , y centrada en Skinwalker Ranch , un lugar asociado con afirmaciones paranormales y relacionadas con OVNIS. Corbell también ha publicado varios vídeos e imágenes fijas relacionados con naves alienígenas. Entre ellos se incluyen imágenes filtradas de un avión de la Marina de los EE. UU. asociado con el USS Omaha y un vídeo de lo que parecían ser objetos triangulares en el cielo, filmados por personal de la Marina de los EE. UU., que son compatibles con artefactos visuales debido a una apertura de lente triangular. En el 2018, Corbell dirigió el documental Bob Lazar: Area 51 & Flying Saucers . El documental, que se estrenó en Netflix en el 2019, ofrece un relato comprensivo de Bob Lazar, quien afirma haber trabajado en ovnis cerca del Área 51 en la década de 1980. El documental volvió a poner a Lazar en el centro de la atención del público e inspiró el meme Storm Area 51. Además, Corbell es coanfitrión del podcast "Weaponized", centrado en los ovnis, junto con su colega ufólogo y periodista George Knapp. También ha aparecido en el podcast Joe Rogan “Experience” para hablar sobre los OVNIS.