TIEMPOS DEL MUNDO
jueves, 12 de junio de 2025
THE WALL STREET JOURNAL: “Los OVNIS son un mito creado para ocultar tecnología militar del Pentágono”
Durante décadas, las campañas de desprestigio, manipulación y mentiras en torno al fenómeno OVNI estuvieron a la orden del día, especialmente entre finales del siglo XX y principios del XXI. En aquellos años, una Internet poco masiva y la falta de herramientas de verificación rápida jugaban a favor de quienes deseaban mantener estos temas bajo la sombra. Medios tradicionales, muchas veces alineados con intereses gubernamentales o militares, no dudaban en bajar línea o reproducir versiones oficiales sin cuestionarlas. Hoy, en cambio, cualquier usuario puede confrontar la información con rapidez y exponer contradicciones. Justamente por eso, sorprende aún más que un diario como el Wall Street Journal (WSJ) haya publicado recientemente un artículo que retoma -con aire de autoridad - muchas de las viejas fórmulas del descrédito y la negación sistemática. Titulado The Pentagon Disinformation That Fueled America’s UFO Mythology, el texto presenta un relato que intenta posicionar al fenómeno OVNI “como una construcción basada exclusivamente en engaños originados dentro del propio Pentágono”. Sin embargo, esta versión ha sido duramente cuestionada por denunciantes, testigos y expertos, quienes advierten que el artículo no hace más que reeditar el viejo manual de encubrimiento, plagado de omisiones estratégicas, tergiversaciones y afirmaciones carentes de sustento. Uno de los principales impulsores de esta visión es el Dr. Sean Kirkpatrick, exdirector de la Oficina de Resolución de Anomalías en Todos los Dominios (AARO), cuya gestión ha sido duramente criticada por minimizar los fenómenos UAP (Fenómenos Anómalos No Identificados) y por omitir información clave que podría confirmar la existencia de programas de recuperación de tecnología no humana. Por ejemplo, Kirkpatrick promovió explicaciones como reflejos del sol, drones o ilusiones ópticas, descartando de plano los informes más inquietantes, incluso aquellos respaldados por imágenes térmicas, radar o testimonios múltiples. Asimismo, este exfuncionario ha sido acusado directamente de mentir por el denunciante David Grusch, exoficial de inteligencia con acreditación de alto nivel, quien afirma que EE.UU. posee un programa clandestino de ingeniería inversa aplicado a naves alienígenas. El artículo del WSJ intenta además desacreditar el testimonio de Robert Salas, exoficial de la Fuerza Aérea, quien fue testigo en 1967 de la desactivación simultánea de 10 misiles nucleares tras el avistamiento de un objeto volador no identificado sobre la base Malmstrom, en Montana. El WSJ atribuye lo ocurrido a efectos de pruebas con pulsos electromagnéticos (EMP), aparentemente destinadas a evaluar la resistencia de las barreras defensivas y los sistemas de respuesta de la base ante un posible ataque nuclear ruso. No obstante, el artículo no aporta evidencia técnica sobre estos ensayos ni explica por qué dicha información fue ocultada durante más de 50 años. Indignado, Salas escribió en su cuenta de X: «Acabo de publicar un enlace al artículo de desinformación del WSJ. Está tan equivocado en tantos aspectos que me hace pensar si no fue escrito por la Cábala Secreta UAP. Estaré refutando parte de esto relacionado con mi incidente en el podcast de Matt Ford The Good Trouble Show, que grabamos mañana». El artículo también ignora los cientos de testimonios actuales de pilotos militares y civiles que reportan encuentros frecuentes con UAPs. Entre ellos, Ryan Graves, expiloto de combate de la Marina y fundador de la organización Americans for Safe Aerospace, quien expresó su frustración con el autor del artículo: «Este artículo no refleja en nada la realidad casi diaria de los avistamientos que experimentan pilotos, miembros de las fuerzas armadas y personas comunes. Me decepciona que, tras múltiples conversaciones en buena fe que tuve con Joel Schectman (autor del artículo en el WSJ), él haya omitido toda esta información, resultando en una nota completamente parcial». El WSJ relata cómo algunos oficiales de la Fuerza Aérea fueron víctimas de una aparente «broma» institucional, en la que se les presentaban documentos falsos sobre tecnología antigravitatoria. Pero en lugar de desacreditar los testimonios de décadas, esta revelación demuestra cómo la propia estructura militar cultivó el mito mientras silenciaba a quienes tenían dudas reales. Este patrón de manipulación no es anecdótico. El propio artículo reconoce que el Departamento de Defensa omitió deliberadamente información clave en el informe oficial de AARO de 2024, “para proteger programas secretos y evitar vergüenzas institucionales”, según sus propias palabras. Esa admisión confirma que el ocultamiento sigue vigente, y refuerza la desconfianza sobre la versión presentada. En conclusión, el sesgado artículo del WSJ, lejos de esclarecer el fenómeno UAP, parece funcionar como un intento coordinado de reducir su seriedad, desacreditar a testigos legítimos y desviar la atención del creciente clamor por transparencia. Hacía mucho que un medio masivo no publicaba una pieza de desinformación sobre los OVNIs tan flagrante y descarada. Las omisiones deliberadas, explicaciones improvisadas y negaciones sin evidencia hacen de esta publicación una herramienta más de desinformación, no de revelación. La comunidad merece respuestas serias, no burlas institucionales. La verdad sigue aguardando tras un muro de secretismo, y cada intento por ocultarla no hace más que fortalecer la determinación de quienes insisten en sacarla a la luz y creer en la existencia de vida en el universo... A que no estamos solos.