TIEMPOS DEL MUNDO

jueves, 7 de agosto de 2025

ALIENÍGENAS ANCESTRALES: ¿Un cohete sumerio de 3.000 años de antigüedad?

En el Museo Arqueológico de Constantinopla - en la actual Turquía - se conserva una extraña pieza olvidada por la arqueología oficial, la cual plantea un interrogante que roza lo imposible. Se trata del llamado Istanbul Shem, una figura de piedra de unos 23 centímetros de longitud y 10 de alto que, a primera vista, parece un simple objeto arqueológico desgastado pero que, una mirada más atenta, revela algo inquietante: su forma cónica y alargada, sus aparentes aletas posteriores y la presencia de un humanoide en posición de accionar mandos hacen que muchos lo comparen con un cohete espacial. ¿Es esta figura un capricho de nuestra mente, una pareidolia o, por el contrario, estamos frente una representación deliberada de una tecnología desconocida en la Antigüedad? Cabe precisar que el Istanbul Shem es lo que se conoce como un Oopart (Out of Place Artifact, en inglés): un objeto fuera de su contexto histórico. Fue encontrado, al parecer, en una excavación arqueológica realizada en 1975 en la antigua ciudad de Tuspa, también conocida como Toprakkale, por lo que el misterioso objeto también recibe el nombre de Transbordador Espacial Toprakkale. Esta localidad se encuentra al noreste del lago Van, donde se extendió el Reino de Urartu entre el 830 y el 612 a. C. Como podéis imaginar, la figura lleva décadas provocando susurros entre arqueólogos alternativos, teóricos de los antiguos astronautas y ufólogos. La pieza muestra lo que parece ser un individuo sentado en el interior de una cápsula en forma de proyectil, con las manos colocadas sobre una suerte de mandos o controles. La parte trasera está compuesta por lo que algunos interpretan como tobillos de estabilización o aletas aerodinámicas, similares a las de un cohete moderno. Cabe precisar que la investigación más significativa sobre el “Módulo Espacial” provino de Zecharia Sitchin, y se convirtió en el líder del grupo que afirmaba que el "Módulo Espacial" tenía tres mil años. En un artículo publicado en el número 15 de la revista Atlantis Rising, Sitchin describe este objeto como "una maqueta esculpida de lo que, a simple vista, parece un cohete espacial de punta cónica... Impulsado por un conjunto de cuatro motores de escape en la parte trasera que rodean un motor de escape más grande, el cohete tiene espacio para un solo piloto, que de hecho se muestra e incluye en la escultura". Sitchin visitó Turquía un año antes, en 1997. Allí se reunió con el director del museo, el Dr. Alpay Pasinli, quien sacó el artefacto de un cajón y le permitió no solo examinarlo sino también fotografiarlo. Antes - en 1993 - lo había hecho la publicación británica Fortean Times. Sitchin bautizó la pieza como Istanbul Shem vinculándolo a la teoría sobre una visita de seres extraterrestres en la antigüedad, tal como propone en su libro (Los reinos perdidos). Y es que Sitchin, tradujo numerosos textos sumerios que hablaban de los "Shems", vehículos de los dioses Anunnaki, como si se tratara de auténticas naves espaciales. Para él, el término "Shem" no aludía a un templo o a la gloria divina, como sostienen los asiriólogos, sino a un vehículo aeroespacial capaz de llevar a los dioses desde la Tierra hasta los cielos. ¿Puede ser este objeto una representación simbólica de esos Shems? ¿O es una interpretación moderna proyectada sobre una figura ambigua? Lo cierto es que el Istanbul Shem existe físicamente y puede verse ocasionalmente en el Museo Arqueológico de Constantinopla. Sin embargo, la institución no ofrece información oficial sobre su procedencia ni sobre el contexto en que fue hallado. Los curadores del museo decidieron arbitrariamente que este pequeño artefacto “debía de ser una falsificación porque difería del estilo de la época y, lo que es más importante” - agregaron -“porque parece una cápsula espacial”. Como afirman que no había cápsulas espaciales en el pasado, llegaron a la apresurada conclusión de que “solo podía ser falsificación moderna, una broma pesada, hecha de yeso de París y polvo de mármol”. Aseguran además que los análisis químicos y petrográficos del Departamento de Monumentos y Museos del Ministerio de Arte y Cultura “demostraron que estas teorías no se ajustaban a la realidad histórica”. Por cierto, existe información diversa y contradictoria sobre cómo llegó el artefacto al museo. ¿Estamos ante una falsificación moderna, un objeto sacado de contexto o, frente a algo inexplicable? La historia del Istanbul Shem se encuentra en ese incómodo espacio donde la historia y el mito se entrelazan. ¿Y si los antiguos realmente vieron - o imaginaron - tecnologías que solo ahora empezamos a comprender? ¿Podría este pequeño objeto de piedra ser una pista, una reliquia anacrónica que sugiere un pasado más complejo del que nos atrevemos a admitir? Quizás no sea un cohete. Quizás nunca lo fue. Pero como ocurre con todo misterio, lo inquietante no es lo que sabemos... sino lo que todavía no podemos explicar.