TIEMPOS DEL MUNDO

jueves, 12 de septiembre de 2024

MISTERIOS DE LA BIBLIA: El Becerro de oro

Según la Biblia, el becerro de oro era una imagen de culto adorada en el Antiguo Israel como representación de Dios. La primera vez se le menciona en Éxodo 32 cuando guiados por Moisés salieron de Egipto, donde eran esclavos. Se vuelve común en el Reino de Israel (Samaria) donde los reyes los emplazaban en la entrada de los Templos, de hecho, el profeta Oseas menciona que una de las causas de la destrucción del Reino de Israel es la adoración al becerro de oro, cayendo por ello en la idolatría. Sin embargo, cae precisar que el culto a toros y terneros era común a muchas culturas de la Antigüedad. En el Antiguo Egipto, de donde según el relato bíblico los hebreos habían recientemente partido, el culto rendido a Apis pudo haber servido como fuente de inspiración para el incidente del becerro de oro, de modo que el pueblo habría intentado reimplementarlo en el desierto; El culto era rendido a una variedad de deidades bovinas salvajes entre los vecinos tanto de los egipcios como de los hebreos; ello tenía lugar en el Oriente Próximo y en el Egeo, donde se adoraba al uro, ya sea como bovino lunar o como el animal simbólico de El. De ello resulta la posibilidad de que los israelitas pudieran haber percibido una imagen bovina y relacionarla con Yahvé, más en términos de una figura simbólica. El becerro de oro podría tener su prefiguración en la antigua escultura cananea del levante mediterráneo, o bien en la imaginería egipcia con influencias cananeas, siendo ejemplo de ello una escena tallada en el mango del cuchillo ceremonial de Gebel el-Arak (Abidos, Egipto), donde el dios cananeo El enfrenta dos leones y es observado por dos bovinos. Además, dado que el becerro de oro fue hecho al poco tiempo de que los hebreos habían partido de Egipto, existe la posibilidad de que el becerro de oro haya tenido su fuente de inspiración en el toro Apis. Al respecto, James Discroll escribe que en general aceptada fue la visión de Filón de Alejandría y los Padres tempranos de la Iglesia, quienes percibían la adoración del becerro de oro como originario de Egipto. Sin embargo, agrega Discroll, resulta improbable que los hebreos hubiesen adoptado una divinidad egipcia como el dios que liberó al pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto. Es por ello que los investigadores recientes tienden a ver el origen de la adoración del toro hebreo en las condiciones y el contexto de los israelitas como pueblo agricultor, ya que para ellos el toro era naturalmente un símbolo de fuerza y energía vital. Precisamente, Exodo relata: “Aconteció que al tercer día, cuando vino la mañana, vinieron truenos y relámpagos, y espesa nube sobre el monte, y sonido de bocina muy fuerte; y se estremeció todo el pueblo que estaba en el campamento. Y Moisés sacó del campamento al pueblo para recibir a Dios; y se detuvieron al pie del monte. Todo el monte Sinaí humeaba, porque Yahvé había descendido sobre él en fuego. Y descendió Yahveh sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre del monte; y llamó Yahvé Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió. Y Yahvé dijo a Moisés: Desciende, ordena al pueblo que no traspase los límites para ver a Yahvé, porque caerá multitud de ellos. Habló Dios todas estas palabras: Yo soy el Yahvé tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre. No tendrás otros dioses delante de mí. No te harás ídolo, ni semejanza alguna de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No los adorarás ni los servirás; porque yo, Yahvé tu Dios, soy Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen y muestro misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos. Así dirás a los hijos de Israel: No os hagáis dioses de plata ni dioses de oro para ponerlos junto a mí." (Éxodo 20:1-6, 22) Al subir Moisés al Monte Sinaí para recibir los Diez Mandamientos, dejó solos a los israelitas durante cuarenta días y cuarenta noches (Éxodo 24:12-18). Pero a pesar de que fueron liberados de la esclavitud en Egipto por Yahvé y teóricamente sabían acerca de sus preceptos, estos desobedecieron. Pasaba el tiempo y temiendo que Moisés no regresara, muchos de los acampados al pie del Sinaí exigieron a Aarón hacerles "dioses" a los que pudiesen ellos seguir (Éxodo 32:1). Aarón reunió entonces los aros de oro de los israelitas, construyó un becerro con el oro fundido y ellos que exigieron "dioses" declararon: "Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto" (Éxodo 32:4).La pluralidad de dioses invocados tomó sin embargo solo la forma de un único becerro de oro, por lo que se trataba de una pluralidad de dioses concentrada en una unidad idolátrica. Aarón construyó un altar delante del becerro y proclamó el día siguiente como un día festivo dedicado a Yahveh. Por ello el pueblo se levantó temprano al día siguiente y presentó ofrendas, comió y bebió, así como también se ocupó de regocijarse (Éxodo 32:6). Yahveh previno a Moisés que los israelitas habían rápidamente abandonado su sendero marcado, e indicó que iba a destruirlos, más iniciaría una gran nación solo a partir de Moisés. A raíz de ello, Moisés suplicó a Yahvé que los perdonase, solo entonces "Yahvé desistió hacer el daño que Él dijo que haría a Su pueblo" (Éxodo 32:11-14). Moisés bajó del monte, pero al oír el jolgorio y percibir el becerro de oro, se enfureció, y sin poder contenerse, arrojó las dos Tablas de la Ley (es decir, las tablas de piedra con el Decálogo), rompiéndolas. Seguidamente incineró el ídolo bovino, lo molió hasta hacerlo polvo, echó sus cenizas en agua y forzó a los israelitas a beber el polvo en agua. Arrepentido, Aarón admitió haber agrupado el oro y haberlo luego fundido, mas solo pudo llegar a decir que de ello "salió" un becerro. Acto seguido, Moisés se paró delante del acceso al campamento y dijo: "Quien esté del lado de Yahvé, que venga conmigo." Y todos los hijos de Leví se agruparon junto a él. Moisés entonces les dijo: "Así dijo Yahvé, el Dios de Israel: Póngase cada uno la espada sobre el muslo, y pasad y repasad por el campamento de puerta en puerta, y matad cada uno a su hermano y a su amigo y a su vecino." Y los hijos de Leví hicieron conforme a la palabra de Moisés; y cayeron ese día tres mil hombres del pueblo (Éxodo 32:26-28). Sin embargo, con el paso del tiempo volvió a caer en la idolatría. Según el relato bíblico de 1 Reyes 12:26–33, luego de haber establecido el norteño Reino de Israel, Jeroboam I consideró las prácticas sacrificiales de los israelitas. Su inquietud era que los sacrificios se realizaban en Jerusalén, ciudad que en ese entonces formaba parte del sureño Reino de Judá, cosa que podría causar que los súbditos de Jeroboam se alineasen con su rival, el sureño rey Roboam. A fin de descentralizar la importancia del Templo de Jerusalén, Jeroboam emplazó dos becerros de oro, uno en Betel y el otro en Dan. Para Simón Dubnow, el incidente relatado en Éxodo 32 constituye una transgresión respecto a lo ordenado por Yahvé. Diferente es la aproximación al incidente del becerro de oro por parte de Michel Coogan. A pesar de la aparente simplicidad del texto bíblico, sostiene, la narrativa del becerro de oro es compleja, dado que el becerro de oro no fue un ídolo que representaba otro dios (es decir, no fue un falso dios), sino que el representaba efectivamente a Yahvé. A diferencia de Dubnow, Coogan sostiene que "en la cronología de la narrativa de los Diez Mandamientos" el mandamiento contra la creación de imágenes talladas aún no había sido comunicado al pueblo cuando éste presionó a Aarón para que le hiciese el becerro; dicho de otro modo, tal conducta no era en el momento en que tuvo lugar explícitamente ilegal. En esta misma línea, James Driscoll interpreta el becerro de oro como un símbolo de Yahvéh. Asimismo C.J. Gadd, por otra parte, informa que una considerable cantidad de eruditos escribe que las imágenes de becerros en Israel no eran consideradas imágenes de Yahvé, sino meramente pedestales para el Dios invisible, más ello, agrega Gadd, fue no obstante interpretado por los profetas hebreos como idolatría y por consiguiente condenado enérgicamente. Por cierto, un trozo de cerámica israelita del siglo viii a. C. hallado por una expedición en 1910, presenta la inscripción "GLYW" y la misma puede interpretarse tanto como "el becerro de Yahvé" o bien "Yahvé es un becerro", sugiriendo que los habitantes del norteño Reino de Israel realmente llegaron a asociar el motivo del becerro con Yahvé. Respecto al papel desempeñado por Aarón, Baruch S. Davidson, escribiendo desde una perspectiva judía ultraortodoxa, reconoce que el hermano de Moisés colectó el oro e hizo el becerro, pero también afirma que dejando los festejos para el día siguiente intentaba ganar tiempo, de modo tal que la acción a ser llevada a cabo resultase lo más breve posible y su alcance pudiese permanecer relativamente contenido. Lo peculiar del caso, nota Davidson, es que los israelitas que adoraron el becerro de oro fueron castigados con la muerte, mientras que Aarón, habiendo sido "la mente maestra de este escándalo [fue] recompensado con el sacerdocio para él y todos sus hijos". Por lo visto, el hecho de ser hermano de Moisés lo salvo de correr la misma suerte de sus partidarios. Es posible que el becerro de oro de Aarón y los dos emplazados por Jeroboam I en el norteño Reino de Israel hayan sido inspirados por Apis, o bien por el bovino que era símbolo del cananeo dios El (con el que, en su forma plural, se relaciona el dios de los hebreos). Como Todopoderoso, el dios cananeo Él fue designado en plural en el idioma hebreo: Elohim ("dioses", probablemente una variante del genitivo hebreo El ha-Elim, es decir, "El dios de los dioses" [El dios supremo]). Durante centurias, Él había sido el dios cananeo por excelencia, siendo además el principal dios de los nómadas. Poseía funciones éticas y sociales; era tolerante y benigno y recibía, entre otros, los títulos de «Padre de los Dioses», «Rey», «Padre de los Hombres», «Creador de las Criaturas», «Toro», «Amable» y «Misericordioso». Pero más allá de sus diversos títulos, Él era el nombre especial de un dios sumamente particular y que era persistentemente distinguido de otros dioses como "el dios" (es decir, lo que en un sentido monoteísta sería Dios). Siguiendo esta línea de pensamiento, en la Enciclopedia Católica, James F. Driscoll interpreta entonces al becerro de oro no como un ídolo pagano sino como un símbolo de Yahvé. En un plano completamente diferente, otro sentido tiene lugar en una expresión que enfatiza el componente material del que fue hecho el ya mencionado ídolo para expresar una crítica a la codicia; en tal caso, el becerro de oro representa en la cultura occidental "dinero" o "riquezas". Un ingenioso empleo dado al becerro de oro, lo hace el dibujante e ilustrador Grandville, quien en una serie de imágenes titulada Otro Mundo (Un autre monde), le dedica una composición al tema del becerro de oro, presentándolo como el dios venerado por todo el mundo: en la imaginería de los tiempos modernos, el becerro de oro adquiere entonces el papel de símbolo del Dinero (riqueza o capital) y es incondicionalmente adorado por gente que, más allá de guardar las apariencias, posee además ambiciones materialistas desaforadas.

jueves, 5 de septiembre de 2024

DEMASIADO AVANZADOS PARA SER DESCUBIERTOS: Estudio sugiere que las civilizaciones extraterrestres podrían ser indetectables para los humanos

Un nuevo estudio publicado en The Astrophysical Journal sugiere que las civilizaciones alienígenas podrían ser demasiado avanzadas para que podamos detectarlas. En efecto, esta investigación propone que la búsqueda de civilizaciones extraterrestres utilizando firmas tecnológicas, como paneles solares, podría ser ineficaz debido a la eficiencia energética de estas posibles civilizaciones. El estudio se centró en simular un exoplaneta similar a la Tierra con distintos niveles de cobertura de paneles solares y evaluar si un telescopio avanzado podría detectar estos paneles desde una distancia de 30 años luz. Los resultados mostraron que, aunque el telescopio podría identificarlos, habría varias condiciones que complicarían el proceso. Para que esta técnica sea efectiva, se necesitaría que alrededor del 23% de la superficie terrestre del planeta estuviera cubierta por paneles solares. Además, el telescopio requeriría cientos de horas de observación para distinguir la señal del ruido de fondo. Este hallazgo implica que encontrar civilizaciones muy avanzadas podría ser tan difícil como detectar aquellas que no son tecnológicamente avanzadas. Las civilizaciones podrían no estar interesadas en expandirse por toda la galaxia, ya que podrían alcanzar niveles sostenibles de población y uso de energía dentro de su propio sistema estelar o en sistemas cercanos. Esto ofrece una nueva explicación a la Paradoja de Fermi, que plantea la contradicción entre la alta probabilidad de vida extraterrestre en el universo y la falta de evidencia de su existencia. El equipo, liderado por Ravi Kopparapu, un científico planetario del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, eligió los paneles solares como firma tecnológica debido a su alta reflectividad en luz ultravioleta, lo que debería proporcionar un marcador claro para los científicos. Además, el uso de energía solar es lógico debido a la abundancia de silicio y luz estelar en el cosmos. Sin embargo, la eficiencia de la energía solar puede hacer que sea una firma difícil de detectar. Los investigadores calcularon que solo un 2,4% de la superficie terrestre de la Tierra sería necesaria para cubrir nuestras necesidades energéticas si se utilizara únicamente energía solar, basándose en datos del 2022. Incluso con un aumento de la población mundial a 10 mil millones de personas, solo se necesitaría un 3% de cobertura terrestre. Con una población de 30 mil millones y un alto nivel de vida, la cobertura requerida sería menos del 9%. Esto sugiere que es improbable que una civilización dedique el 23% de su superficie a paneles solares, lo que reduce las posibilidades de encontrarlas utilizando este método. El estudio también plantea que las civilizaciones avanzadas podrían haber desarrollado tecnologías más eficientes, como la fusión nuclear, haciendo obsoletos los métodos tradicionales de cosecha de energía estelar, como la hipotética Esfera de Dyson. Se cree que esta sería una tecnología muy avanzada capaz de aprovechar el poder del Sol. Aunque suena como ciencia ficción, la idea de crearla es muy posible y podría convertirse en una realidad una vez que la tecnología avance adecuadamente hacia esta ambiciosa idea. Más aún, la creación de una esfera de Dyson podría ser la clave para los viajes espaciales más allá de nuestras propias estrellas y la futura colonización de la humanidad. Como sabéis, la historia de la humanidad ha sido moldeada por la energía que usamos. Al principio, usamos nuestros músculos, pero luego descubrimos el fuego y aprendimos cómo controlarlo y obtener energía. Más tarde, aprendimos a utilizar el carbón y el petróleo para impulsar los avances industriales. Posteriormente, entramos a la Era Atómica, donde aprendimos el arte de dividir un núcleo para aprovechar una enorme cantidad de energía. En cada paso sucesivo, aumentamos nuestra utilización de la energía a niveles que nunca antes se habían alcanzado y también avanzamos significativamente como especie. Actualmente, estamos buscando nuevas formas de obtener fuentes de energía renovables para cumplir con nuestros crecientes requisitos energéticos. A medida que la humanidad progrese, es probable que obtengamos un control completo de los recursos de nuestro planeta. En esa etapa, probablemente nos quedaremos sin recursos y tendremos una necesidad extrema de explorar y colonizar otros lugares habitables en el cosmos. Sin embargo, el espacio es complejo, por lo que invadirlo requerirá enormes cantidades de energía. Por suerte, sabemos dónde conseguirlo: el Sol, que es la fuente de energía más importante para nuestro sistema solar. Durante mucho tiempo, los científicos conocieron la magnanimidad de la energía solar, pero con los paneles solares, aprovechamos solo una parte de ese potencial. Sin embargo, ¿qué pasaría si pudiéramos idear un método para recolectar toda la energía del sol? Si es así, es probable que utilicemos alguna forma de la megaestructura como la llamada esfera de Dyson. Propuesto originalmente por el legendario físico Freeman Dyson, esta se mantiene hasta el día de hoy como una de las ideas teóricas más interesantes propuestas en el mundo de los astrofísicos. Consiste en una megaestructura que abarca completamente la estrella (el Sol o cualquier otra estrella) para aprovechar su energía. Para la humanidad, construir una esfera Dyson sería un salto tecnológico a la par con el descubrimiento de la rueda por parte de nuestros antepasados. Una esfera de Dyson podría ayudarnos a transformarnos de una especie planetaria a una interestelar. Freeman Dyson postuló que, a medida que una civilización se hace tecnológicamente avanzada y agota sus fuentes de energía planetarias, necesitaría extraer energía fuera de su planeta. Extraer energía de la estrella más cercana sería la mejor apuesta. Para hacerlo, una civilización avanzada tendría que crear una esfera artificial alrededor del sol para aprovechar sus enormes cantidades de energía. Según el físico teórico inglés, una esfera sólida literal que encapsula el sol sería increíblemente inestable y requeriría más material del que podría proporcionar incluso la combinación de todos los planetas de nuestro sistema solar. En su lugar, estimó que se podría hacer una esfera de Dyson a partir de millones de satélites individuales de captación solar. Una esfera de Dyson en nuestro sistema solar tendría un radio de 1 UA (unidad astronómica) y un área superficial mínima de 2.72x 1017 km2, aproximadamente 600 millones de veces el área de la superficie de la Tierra. La creación de una infraestructura para construir, desplegar y mantener enjambres o burbujas de satélites de recolección solar alrededor del Sol simplemente no es posible con los recursos que tenemos actualmente en la Tierra. Necesitaríamos algún tipo de máquinas "auto-replicantes", como las que propone el futurista canadiense George Dvorsky, para construir una verdadera esfera de Dyson. Ciertamente la mayoría de la tecnología y los recursos necesarios para construir una esfera de Dyson no existen o están aún en su etapa inicial. Sin mencionar la logística y las materias primas necesarias para crear la megaestructura, los constructores necesitarían extraer materiales de planetas cercanos, refinarlos y transportarlos a la estrella apropiada. Así que todavía queda un largo camino por recorrer. Pero si esta tecnologia para los alienígenas ya sería algo obsoleto, añadiría otra capa de complejidad a la búsqueda de vida extraterrestre y sugiere que podríamos estar buscando en el lugar equivocado o con la tecnología inadecuada.