TIEMPOS DEL MUNDO
jueves, 28 de agosto de 2025
TODO PUEDE SER POSIBLE: ¿El interestelar que se acerca al Sol podría ser una nave alienígena?
El conocido astrofísico Avi Loeb - jefe del proyecto Galileo, director fundador de la Iniciativa Black Hole de la Universidad de Harvard, director del Instituto para la Teoría y la Computación del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian y autor del bestseller Extraterrestrial: The first sign of intelligent life beyond earth, así como de su nuevo libro Interstellar– argumenta que las características inusuales, órbita retrógrada y proximidad a la Tierra del 3I/Atlas pueden apuntar a que sea una nave o sonda de una civilización interestelar, el cual os presentamos traducido y entrecomillado como ya es habitual ¿vale?: “ Hoy he sido coautor de un intrigante estudio nuevo con mis brillantes colaboradores, Adam Hibberd y Adam Crowl, de la Iniciativa para Estudios Interestelares en Londres, Reino Unido. Una de las soluciones a la pregunta de Enrico Fermi sobre los extraterrestres: "¿dónde están todos?" la ofrece la hipótesis del bosque oscuro, popularizada por la novela de ciencia ficción 'El bosque oscuro' de Cixin Liu. Esta hipótesis propone que nuestra vecindad cósmica es peligrosa, llena de civilizaciones inteligentes que son hostiles y silenciosas para evitar la detección por posibles depredadores. En este contexto, el silencio en las búsquedas de señales de radio por parte de la comunidad SETI no es causado por la falta de civilizaciones inteligentes extraterrestres, sino que es una consecuencia de que éstas temen la destrucción mutua. Nuestro estudio explora la posibilidad de que el objeto interestelar descubierto recientemente, 3I/ATLAS, pueda proporcionar pruebas en apoyo de la hipótesis del bosque oscuro. Este nuevo intruso interestelar ha mostrado una serie de características anómalas, algunas de las cuales se resumieron en un ensayo que escribí luego de su descubrimiento. En particular: El plano orbital retrógrado (definido por el vector de momento angular orbital) de 3I/ATLAS alrededor del Sol se encuentra a menos de 5 grados del de la Tierra —el llamado plano eclíptico. La probabilidad de esa coincidencia, entre todas las orientaciones aleatorias, es del 0,2 %; Como mostré en un estudio reciente, la luminosidad de 3I/ATLAS implica un objeto de unos 20 kilómetros de diámetro (para un albedo típico de aproximadamente el 5 %), demasiado grande para ser un asteroide interestelar. Deberíamos haber detectado un millón de objetos por debajo de la escala de los 100 metros del primer objeto interestelar reportado, el I/`Oumuamua por cada objeto de 20 kilómetros, pero ello no ha sucedido, no porque no los haya, sino que no se dejan ver; No se encuentran características espectrales de gas cometario en las observaciones espectroscópicas de 3I/ATLAS. El enrojecimiento detectado de la luz solar reflejada podría originarse en la superficie del objeto. La difuminación observada alrededor de 3I/ATLAS no es concluyente dado el movimiento del objeto y la inevitable difuminación de su imagen durante el tiempo de exposición; Para sus parámetros orbitales, 3I/ATLAS está sincronizado para acercarse inusualmente a Venus (0,65 unidades astronómicas, donde 1 unidad astronómica es la separación Tierra-Sol), Marte (0,19 unidades astronómicas) y Júpiter (0,36 unidades astronómicas), con una probabilidad acumulada del 0,005 % en relación con órbitas con los mismos parámetros orbitales, pero con un tiempo de llegada aleatorio; Asimismo, el 3I/ATLAS alcanza el perihelio en el lado opuesto del Sol con respecto a la Tierra. Esto podría ser intencional para evitar observaciones detalladas desde telescopios terrestres cuando el objeto es más brillante o cuando se envían dispositivos a la Tierra desde ese punto de vista oculto. La trayectoria retrógrada a una velocidad en el perihelio de 68 kilómetros por segundo, opuesta a la dirección de moción de la Tierra alrededor del Sol a 30 kilómetros por segundo, hace que la diferencia de velocidad entre la Tierra y 3I/ATLAS sea de 98 kilómetros por segundo. Por lo tanto, no es práctico para los terrícolas aterrizar en 3I/ATLAS en el punto más cercano abordando cohetes químicos, ya que nuestros mejores cohetes alcanzan como máximo un tercio de esa velocidad; El punto óptimo para una maniobra de Oberth solar inversa para quedar ligado al Sol es en el perihelio. En una maniobra de Oberth, el empuje de una nave espacial se aplica a su velocidad orbital máxima, es decir, en el periapsis, para maximizar el cambio resultante en la energía cinética. Esto se aplica tanto para acelerar y lograr el escape del sistema solar, o alternativamente para reducir la velocidad desde una alta velocidad (una "maniobra de Oberth inversa") para frenar, permanecer ligado al Sol y potencialmente visitar un planeta como la Tierra. Es este punto de frenado óptimo para 3I/ATLAS el que está oculto a nuestra vista por el Sol; La dirección de la que procede 3I/ATLAS está orientada hacia el centro brillante de la Vía Láctea, donde la aglomeración de estrellas de fondo dificultó su detección antes de julio de 2025. Las figuras de nuestro estudio muestran que si los astrónomos hubieran detectado 3I/ATLAS más de un año antes, habríamos tenido la oportunidad de lanzar una nave espacial que podría haber interceptado 3I/ATLAS en su trayectoria. A estas alturas, tal intercepción no es factible con nuestros cohetes; Los impulsos de velocidad necesarios para el lanzamiento de dispositivos desde 3I/ATLAS para interceptar Venus, Marte o Júpiter son inferiores a 5 kilómetros por segundo, lo que se puede lograr con misiles balísticos intercontinentales. De otro lado, la casi alineación de la trayectoria retrógrada de 3I/ATLAS con el plano eclíptico ofrece varios beneficios a una inteligencia extraterrestre, ya que permite que una nave espacial acceda a la Tierra con relativa impunidad. El eclipse de 3I/ATLAS por el Sol en el perihelio para los observadores en la Tierra permitiría que una nave espacial realizara una maniobra de Oberth solar inversa clandestina, una estrategia óptima de alto empuje para que las naves espaciales interestelares frenen y permanezcan ligadas al Sol. Una intercepción óptima de la Tierra implicaría una llegada a finales de noviembre o principios de diciembre del 2025. La detección de una aceleración no gravitacional también podría indicar una intención de interceptar Júpiter, no muy lejos de la trayectoria de 3I/ATLAS, y una estrategia para encontrarse con él luego del perihelio. Nuestro estudio es contingente en una hipótesis notable pero comprobable de que 3I/ATLAS es un artefacto tecnológico en funcionamiento, a lo cual ni yo ni mis dos coautores nos adscribimos necesariamente. Sin embargo, esta hipótesis es digna de un análisis científico por dos razones: Las consecuencias, en caso de que la hipótesis resultara ser correcta, podrían ser potencialmente graves para la humanidad y posiblemente requerirían la adopción de medidas defensivas (aunque estas podrían resultar inútiles). La hipótesis es un ejercicio interesante por derecho propio y es divertido de explorar, independientemente de su probable validez. Dada su velocidad interestelar de 60 kilómetros por segundo, 3I/ATLAS entró en el límite exterior del sistema solar (a 100 000 veces la separación Tierra-Sol) hace unos 8.000 años. Esto fue aproximadamente cuando las tecnologías creadas por el ser humano se hicieron lo suficientemente avanzadas como para comenzar a documentar la historia en la Tierra. Si la hipótesis sobre un artefacto tecnológico resulta ser correcta, entonces hay dos posibles implicaciones: primero, que las intenciones de 3I/ATLAS son completamente benignas, y segundo, que son malignas. En el primer caso, la humanidad no necesita hacer nada más que esperar la llegada de este mensajero interestelar con los brazos abiertos. Es la segunda opción la que es de gran preocupación. Dadas las dramáticas implicaciones de la segunda posibilidad, podemos aplicar la lógica de la apuesta de Pascal que sugería que es más racional creer en la existencia de Dios que no creer. La idea ofrecida por el matemático Blaise Pascal era que los beneficios potenciales de creer (en nuestro caso, alertar a la humanidad sobre el riesgo existencial de 3I/ATLAS) superan con creces las pérdidas potenciales (en nuestro caso, una idea teórica que no describe la realidad), mientras que las pérdidas potenciales de no creer son mucho mayores que los beneficios potenciales. Nuestro estudio es en gran medida un ejercicio pedagógico, con interesantes descubrimientos dignos de ser registrados en la literatura científica. Con mucho, el resultado más probable será que 3I/ATLAS sea un objeto interestelar completamente natural, probablemente un cometa, y esperamos los datos astronómicos que apoyen este origen probable. No obstante, visto desde una perspectiva abierta y sin prejuicios, nuestro estudio incluye muchas ideas convincentes que podrían aplicarse a decenas de objetos interestelares que se espera que sean detectados durante la próxima década por el observatorio Vera C. Rubin. El riesgo existencial de la inteligencia extraterrestre (inteligencia artificial externa) no se discute tan a menudo como otros riesgos existenciales, como la inteligencia artificial (nuestra inteligencia artificial). En un bosque oscuro, las incertidumbres sobre la propia fuerza relativa pueden justificar el ocultamiento como un mecanismo de supervivencia, especialmente si una civilización fue lastimada en el pasado. Además, el dominio podría depender del tiempo, ya que siempre podría haber alguna civilización tecnológica joven en ascenso que se vuelva poderosa rápidamente, lo que requeriría misiones de reconocimiento en trayectorias similares a la de 3I/ATLAS. Pronto podríamos darnos cuenta de que la extensión de la selección natural al espacio interestelar implica la supervivencia del más apto. En un ensayo reciente, proporcioné un menú de métodos para distinguir una nave espacial extraterrestre de una roca interestelar. Esperamos que este menú sea utilizado por otros astrónomos. Ignorar la opción tecnológica no es un signo de inteligencia” puntualizó.
jueves, 21 de agosto de 2025
ASPIDOCHELONE: El mundo a sus espaldas
Sus orígenes se remontan a varias culturas y períodos de tiempo, y su nombre proviene de fuentes griegas e inglesas de la Edad Media. En la mitología griega, “Aspidochelone” proviene de “aspis”, que significa escudo, y “chelone”, que denota tortuga marina, mientras que en la Inglaterra medieval comúnmente se lo escribía como “aspidechelone”. Como sabéis, los bestiarios medievales, un compendio de criaturas fantásticas, plantas y minerales, desempeñaron un papel importante en la difusión de la historia del Aspidochelone. La palabra griega antigua “aspis”, que significa “escudo”, es la base de los orígenes griegos del Aspidochelone. Su asociación con la criatura surge de su engañosa semejanza con una isla flotante, que se asemeja a una masa de tierra con forma de escudo en la superficie del agua. Además, el término griego “chelone”, que hace referencia a una tortuga marina, desempeña un papel vital en el nombre de la criatura. El concepto de una colosal criatura marina o isla capaz de atrapar a marineros y barcos sirve como advertencia, con raíces en la mitología griega, que abunda en relatos de marineros que se enfrentan a desafíos peligrosos y encuentran formidables monstruos marinos durante sus viajes. Precisamente, el Aspidochelone personifica los peligros e incertidumbres del mar abierto, donde las apariencias pueden engañar y la frontera entre la realidad y la ilusión se difumina. La ortografía inglesa media del nombre de la criatura, “aspidechelone”, destaca su presencia en la literatura y el folclore medievales europeos. A lo largo de la Edad Media, diversas formas escritas, incluidos bestiarios, diarios de viaje y manuscritos, difundieron historias de criaturas míticas. Un medio importante a través del cual se difundió la historia del Aspidochelone fue el bestiario medieval. Además, estos bestiarios eran compendios de criaturas fantásticas, plantas y minerales, a menudo acompañados de interpretaciones morales o alegóricas. Así, el Aspidochelone encontró su lugar entre estas colecciones eclécticas de seres míticos. En el contexto de los bestiarios, el Aspidochelone servía como representación simbólica del engaño y la tentación. Su capacidad para atraer a los marineros con el encanto de una isla exuberante antes de revelar su verdadera naturaleza monstruosa era una poderosa metáfora de los peligros de sucumbir a las tentaciones mundanas y desviarse del camino de la rectitud. Dentro del reino de las criaturas míticas, el Aspidochelone pertenece a un linaje único y misterioso. Debido a su hábitat oceánico y sus proporciones monstruosas, a menudo se lo asocia con otros monstruos marinos como el Kraken, el Leviatán y la Escila. Sin embargo, el Aspidochelone se distingue por sus características distintivas, lo que lo convierte en una criatura única. A partir de la descripción de la apariencia y las características del Aspidochelone, la legendaria criatura marina es una figura fundamental en los bestiarios y el folclore medievales. Además, se lo describe como una tortuga marina colosal o un monstruo marino, y su inmenso tamaño a menudo hace que se lo confunda con una isla o una enorme ballena flotante. Su nombre, que deriva de las palabras griegas “aspis” (escudo) y “chelone” (tortuga), subraya su parecido con una tortuga gigante con un caparazón similar a un escudo. Esta apariencia engañosa atrae a los marineros y aventureros incautos que anclan sus barcos en su lomo, creyendo que han encontrado un puerto seguro. Sin embargo, cuando el Aspidochelone siente el peso de los barcos, emprende una transformación siniestra y se sumerge bajo las olas, ahogando finalmente a los marineros y condenando sus barcos a una tumba acuática. La literatura medieval y los cuentos morales arraigan profundamente la leyenda del Aspidochelone en la tradición de los monstruos marinos míticos, y con frecuencia la utilizan como un cuento con moraleja. Se erige como una dura advertencia para aquellos que confían ciegamente en las apariencias, recordándoles los peligros ocultos que acechan bajo la superficie. La narrativa imaginativa de la época moldea estas habilidades y rasgos, que carecen de fundamento en la realidad. A continuación, se enumeran algunas de las habilidades y características clave asociadas con los Aspidochelone en el folclore: 1-Tamaño gigantesco: muchas personas describen al Aspidochelone como una enorme criatura marina que inspira asombro e intimidación debido a su inmenso tamaño. Su tamaño es tan grande que fácilmente puede confundirse con una isla o una masa de tierra flotante; 2-Apariencia engañosa: La habilidad más notable del Aspidochelone es su capacidad de engañar a los marineros y aventureros. Se dice que su espalda está cubierta de arena, rocas y tierra, lo que le da la apariencia de una isla acogedora y habitable. Esta apariencia engañosa atrae a los marineros desprevenidos que anclan sus barcos en su espalda, creyendo que han encontrado un puerto seguro; 3-Sumersión: Una vez que los barcos y los marineros se han anclado en su lomo, el Aspidochelone utiliza su fuerza para sumergirse bajo el agua, arrastrando consigo a los barcos y a sus ocupantes. Este acto provoca el ahogamiento de aquellos que fueron engañados por su apariencia. En cuanto a lo que simboliza, en primer lugar, representa el engaño y la ilusión. La capacidad de la criatura para camuflarse en una isla acogedora sirve como advertencia sobre los peligros de confiar en las apariencias sin una investigación exhaustiva. Además, el Aspidochelone simboliza la naturaleza implacable e impredecible del mar. Muchas culturas marineras antiguas veneraban y temían al mar por igual, y el papel del Aspidochelone como amenaza marítima enfatizaba la noción de que el océano albergaba belleza y peligro. Cabe precisar que diversas mitologías y escritos medievales difunden relatos sobre el Aspidochelone. Existe un relato famoso en el “Physiologus”, un texto cristiano primitivo del siglo II d. C., que describe al Aspidochelone como una criatura marina monstruosa que atrae a los marineros con su apariencia seductora antes de devorarlos. El aspidochelone también aparece en las leyendas artúricas. En “Los viajes de Sir John Mandeville”, un popular libro de viajes medieval, el explorador epónimo se encuentra con la criatura. El relato de Mandeville enfatiza la naturaleza traicionera del aspidochelone y su capacidad para atrapar a los incautos. Con su engañoso atractivo y su letal intención, el Aspidochelone, se erige como una figura cautivadora y aleccionadora en el mundo de las criaturas míticas. Además, nacido de las profundidades de los mitos antiguos y perpetuado a lo largo de los siglos, este colosal monstruo marino sirve como recordatorio de los peligros que se esconden bajo la superficie del aparentemente sereno mar. Además, su capacidad para transformarse en una trampa mortal, su aspecto hipnótico y su papel en varias culturas lo convierten en una criatura legendaria verdaderamente extraordinaria y perdurable. Por lo tanto, el Aspidochelone continúa inspirando asombro y fascinación mientras navega por los mares de la imaginación humana.
jueves, 14 de agosto de 2025
PROJECT CHRYSALIS: Una audaz propuesta para colonizar otros mundos
En un futuro todavía lejano, una gigantesca estructura cilíndrica de 58 kilómetros de largo podría surcar el cosmos, transportando a cientos de personas en un épico viaje hacia Próxima Centauri b, un exoplaneta potencialmente habitable situado a 4,24 años luz de distancia. Pero lejos de ser la premisa de una nueva novela de ciencia ficción, este es el revolucionario concepto de Chrysalis: una nave generacional donde más de mil personas vivirían, nacerían y morirían a bordo durante una odisea de cuatro siglos. Esta ambiciosa propuesta se coronó recientemente con el primer premio del concurso de diseño Project Hyperion, organizado por la Iniciativa para Estudios Interestelares (i4is), según da cuenta esta semana Popular Mechanics. En efecto, Chrysalis - nombre que evoca la fase de metamorfosis de mariposas y polillas - es el fruto del trabajo de un equipo interdisciplinario de investigadores italianos. Su propuesta sobresalió entre cientos de ideas procedentes de todo el mundo gracias a su extraordinaria coherencia sistémica y su diseño modular innovador, según el jurado del proyecto. La estructura es verdaderamente colosal: 58.000 metros de longitud (equivalente a más de 550 campos de fútbol) y una masa de 2.400 millones de toneladas métricas (equivalente a 369 Grandes Pirámides de Giza), según detallan los documentos del proyecto. Su diseño cilíndrico no es casual: el extremo delantero más estrecho está pensado para minimizar los riesgos de impactos con micrometeoritos y reducir las tensiones estructurales durante las fases de aceleración y desaceleración. Cabe precisar que el destino de Chrysalis sería Próxima Centauri b, ubicado a 4,24 años luz de distancia, lo que equivale a recorrer 40,1 billones de kilómetros a través del vacío espacial. Para dimensionar esta distancia descomunal, consideremos que la nave espacial más rápida jamás construida, la sonda solar Parker de la NASA, alcanza velocidades de hasta 690.000 km/h. Incluso a esa velocidad récord, después de 400 años de viaje ininterrumpido, la sonda aún estaría a 37,7 billones de kilómetros de su destino, habiendo completado apenas el 6 % del trayecto. Así, Chrysalis tendría que alcanzar una velocidad máxima de alrededor de 1,07 % de la velocidad de la luz (17 veces más rápida que la sonda Parker) para completar su misión en aproximadamente 400 años, tras un período inicial de aceleración de un año y otro año final de desaceleración. Su sistema de propulsión sería un motor de fusión directa, alimentado por isótopos de helio-3 y deuterio, tecnología que aún se encuentra en fase conceptual. ¿Cómo sería vivir en Chrysalis? La nave funcionaría como una ciudad espacial autosuficiente, con capacidad para entre 1.500 y 2.400 personas, aunque los diseñadores consideran óptima una población de unas 1.500 personas para garantizar la sostenibilidad. El hábitat estaría organizado en múltiples niveles modulares que giran constantemente sobre un eje para crear gravedad artificial. Desde el exterior hacia el interior, estos niveles se especializarían en diferentes funciones. En la capa más próxima al núcleo se cultivarían plantas, hongos, insectos y ganado, manteniendo incluso biomas completos como bosques tropicales o boreales. Más allá, parques, escuelas, hospitales y bibliotecas conformarían la vida comunitaria; luego vendrían las zonas residenciales y, en capas más externas, industrias, talleres y almacenes que podrían gestionarse en gran parte mediante robots. Una característica única sería el Cosmo Dome, ubicado en la parte delantera, diseñado como una burbuja de microgravedad que ofrecería a los pasajeros vistas espectaculares del cosmos mientras experimentan la ingravidez.El proyecto contempla aspectos fascinantes más allá del diseño técnico. Pero antes del lanzamiento, las primeras generaciones de habitantes tendrían que vivir y adaptarse en un entorno aislado en la Antártida durante 70 u 80 años, para garantizar su bienestar psicológico y preparación para el confinamiento espacial. Los nacimientos se planificarían cuidadosamente para mantener la población en niveles sostenibles, y la gobernanza se realizaría en colaboración con inteligencia artificial para "permitir la resiliencia de todo el sistema social" y facilitar la transferencia de conocimientos entre generaciones. El concurso Project Hyperion, lanzado el 1 de noviembre del 2024 con una dotación de 10.000 dólares, atrajo a cientos de equipos internacionales. Los ganadores se anunciaron el 23 de julio de este año, y Chrysalis se llevó el primer premio de 5.000 dólares. Los participantes debían cumplir requisitos específicos: cada equipo necesitaba al menos un diseñador arquitectónico, un ingeniero y un científico social. Sus propuestas debían demostrar cómo alojar a 1.000 personas (más o menos 500) durante siglos, proporcionando gravedad artificial, sistemas robustos de soporte vital y mecanismos para preservar la cultura y el conocimiento. Chrysalis forma parte de una larga tradición de conceptos de naves generacionales que se remonta a 1918, cuando Robert H. Goddard escribió sobre "La migración definitiva". Desde entonces, como resume Universe Today, visionarios como Konstantin Tsiolkovsky, J.D. Bernal y Robert Enzmann han propuesto versiones similares de estas "arcas espaciales". Aunque el proyecto es puramente hipotético y requiere tecnologías que aún no existen, como reactores comerciales de fusión nuclear, iniciativas como esta "pueden contribuir a ampliar nuestra base de conocimientos actual y ayudar a los ingenieros a mejorar los diseños futuros", según expone Live Science. Sin embargo, más allá del fascinante espectáculo tecnológico que representan estas naves generacionales, cabe preguntarse qué narrativa esconden realmente. ¿Estamos diseñando una aventura hacia lo desconocido o planificando una huida desesperada de un planeta que hemos agotado? ¿Es prudente confiar el destino de generaciones enteras a algoritmos de inteligencia artificial? ¿Y qué tipo de civilización podríamos construir en un mundo alienígena, luego de siglos de confinamiento espacial? Mientras contemplamos estos ambiciosos proyectos de escape interestelar, quizás no esté de más recordar también una verdad incómoda: luego de décadas explorando nuestro vecindario cósmico, aún no hemos encontrado nada que se compare a la extraordinaria riqueza de vida, belleza y posibilidades que ofrece la Tierra. Tal vez, antes de soñar con huir hacia las estrellas, deberíamos preguntarnos si no sería más sensato aprender a cuidar mejor el único hogar que sabemos que funciona y al de un modo suicida, estamos empeñados en destruirlo, provocando guerras que pueden acabar con nuestra existencia antes siquiera de poder aventurarnos en el cosmos.
jueves, 7 de agosto de 2025
ALIENÍGENAS ANCESTRALES: ¿Un cohete sumerio de 3.000 años de antigüedad?
En el Museo Arqueológico de Constantinopla - en la actual Turquía - se conserva una extraña pieza olvidada por la arqueología oficial, la cual plantea un interrogante que roza lo imposible. Se trata del llamado Istanbul Shem, una figura de piedra de unos 23 centímetros de longitud y 10 de alto que, a primera vista, parece un simple objeto arqueológico desgastado pero que, una mirada más atenta, revela algo inquietante: su forma cónica y alargada, sus aparentes aletas posteriores y la presencia de un humanoide en posición de accionar mandos hacen que muchos lo comparen con un cohete espacial. ¿Es esta figura un capricho de nuestra mente, una pareidolia o, por el contrario, estamos frente una representación deliberada de una tecnología desconocida en la Antigüedad? Cabe precisar que el Istanbul Shem es lo que se conoce como un Oopart (Out of Place Artifact, en inglés): un objeto fuera de su contexto histórico. Fue encontrado, al parecer, en una excavación arqueológica realizada en 1975 en la antigua ciudad de Tuspa, también conocida como Toprakkale, por lo que el misterioso objeto también recibe el nombre de Transbordador Espacial Toprakkale. Esta localidad se encuentra al noreste del lago Van, donde se extendió el Reino de Urartu entre el 830 y el 612 a. C. Como podéis imaginar, la figura lleva décadas provocando susurros entre arqueólogos alternativos, teóricos de los antiguos astronautas y ufólogos. La pieza muestra lo que parece ser un individuo sentado en el interior de una cápsula en forma de proyectil, con las manos colocadas sobre una suerte de mandos o controles. La parte trasera está compuesta por lo que algunos interpretan como tobillos de estabilización o aletas aerodinámicas, similares a las de un cohete moderno. Cabe precisar que la investigación más significativa sobre el “Módulo Espacial” provino de Zecharia Sitchin, y se convirtió en el líder del grupo que afirmaba que el "Módulo Espacial" tenía tres mil años. En un artículo publicado en el número 15 de la revista Atlantis Rising, Sitchin describe este objeto como "una maqueta esculpida de lo que, a simple vista, parece un cohete espacial de punta cónica... Impulsado por un conjunto de cuatro motores de escape en la parte trasera que rodean un motor de escape más grande, el cohete tiene espacio para un solo piloto, que de hecho se muestra e incluye en la escultura". Sitchin visitó Turquía un año antes, en 1997. Allí se reunió con el director del museo, el Dr. Alpay Pasinli, quien sacó el artefacto de un cajón y le permitió no solo examinarlo sino también fotografiarlo. Antes - en 1993 - lo había hecho la publicación británica Fortean Times. Sitchin bautizó la pieza como Istanbul Shem vinculándolo a la teoría sobre una visita de seres extraterrestres en la antigüedad, tal como propone en su libro (Los reinos perdidos). Y es que Sitchin, tradujo numerosos textos sumerios que hablaban de los "Shems", vehículos de los dioses Anunnaki, como si se tratara de auténticas naves espaciales. Para él, el término "Shem" no aludía a un templo o a la gloria divina, como sostienen los asiriólogos, sino a un vehículo aeroespacial capaz de llevar a los dioses desde la Tierra hasta los cielos. ¿Puede ser este objeto una representación simbólica de esos Shems? ¿O es una interpretación moderna proyectada sobre una figura ambigua? Lo cierto es que el Istanbul Shem existe físicamente y puede verse ocasionalmente en el Museo Arqueológico de Constantinopla. Sin embargo, la institución no ofrece información oficial sobre su procedencia ni sobre el contexto en que fue hallado. Los curadores del museo decidieron arbitrariamente que este pequeño artefacto “debía de ser una falsificación porque difería del estilo de la época y, lo que es más importante” - agregaron -“porque parece una cápsula espacial”. Como afirman que no había cápsulas espaciales en el pasado, llegaron a la apresurada conclusión de que “solo podía ser falsificación moderna, una broma pesada, hecha de yeso de París y polvo de mármol”. Aseguran además que los análisis químicos y petrográficos del Departamento de Monumentos y Museos del Ministerio de Arte y Cultura “demostraron que estas teorías no se ajustaban a la realidad histórica”. Por cierto, existe información diversa y contradictoria sobre cómo llegó el artefacto al museo. ¿Estamos ante una falsificación moderna, un objeto sacado de contexto o, frente a algo inexplicable? La historia del Istanbul Shem se encuentra en ese incómodo espacio donde la historia y el mito se entrelazan. ¿Y si los antiguos realmente vieron - o imaginaron - tecnologías que solo ahora empezamos a comprender? ¿Podría este pequeño objeto de piedra ser una pista, una reliquia anacrónica que sugiere un pasado más complejo del que nos atrevemos a admitir? Quizás no sea un cohete. Quizás nunca lo fue. Pero como ocurre con todo misterio, lo inquietante no es lo que sabemos... sino lo que todavía no podemos explicar.
jueves, 31 de julio de 2025
EL INCIDENTE DEL USS STEIN: ¿Atacado por un gigantesco monstruo marino en 1978?
A lo largo de los años se ha informado de muchos encuentros extraños y casos muy raros, algunos de los cuales han pasado desapercibidos y han quedado relativamente olvidados. En algunos casos, los militares están implicados, lo que los hace aún más intrigantes porque proceden de fuentes consideradas fiables. Uno de ellos es, sin duda, la vez en que un monstruo marino aparentemente atacó un buque de guerra de la Marina estadounidense en 1978. El USS Stein (DE-1065) era un destructor de escolta de la clase Knox que entró en servicio el 8 de enero de 1972. Bautizado con el nombre de Tony Stein, el primer marine que recibió la Medalla de Honor por su participación en la batalla de Iwo Jima, el USS Stein sirvió principalmente en la Séptima Flota, participando en diversas operaciones en lugares tan dispares como San Diego, California, Filipinas, Singapur y el Océano Índico. El buque operó hasta que fue dado de baja y eliminado del Registro Naval de Buques el 11 de enero de 1995. El incidente del que hoy nos ocupamos sucedió en 1978, cuando el USS Stein se encontraba en una misión en el Océano Pacífico, donde al parecer, ocurrió algo muy extraño. Según el informe, el principal sensor antisubmarino del buque, el gran sonar de barrido de baja frecuencia AN/SQS-26CX montado en la proa, se volvió loco de un momento a otro, experimentando una ráfaga de aumento de la retroalimentación acústica por lo que dejó de funcionar. En ese momento nadie pudo averiguar qué estaba pasando porque el equipo había sido examinado antes de abandonar el muelle y se había comprobado que funcionaba perfectamente, y al encontrarse en medio del océano, significaba que era poco probable que hubieran colisionado con algo que pudo causar el problema. La avería era lo bastante grave como para obligar al buque a volver al dique seco de California para investigar e iniciar las reparaciones, y aquí fue donde las cosas se pusieron raras. Al volver al dique, no se tardó mucho en averiguar por qué el sonar había dejado de funcionar. Resultó que la enorme cúpula de radar de 27.215 kilos, situada justo debajo de la línea de flotación, había sufrido graves daños. Se descubrió que más del 8% de la superficie de la cúpula presentaba grandes desgarros en el revestimiento de goma, como si hubiera sido destrozado, con cintas enteras arrancadas y el mayor corte, al parecer, de 1.2 metros de largo. Parecía como si algo muy grande y poderoso hubiera atacado la cúpula y la hubiera hecho pedazos, y lo corroboraba la presencia de grandes ganchos curvados o garras que se habían desprendido de lo que fuera y se habían incrustado profundamente en el caucho. A medida que avanzaban las reparaciones, estos fueron enviados para su análisis y estudio, y examinados por el biólogo de la Marina F.G Wood, quien llegó a la conclusión de que procedían de los tentáculos de algún tipo de calamar gigante. El único problema era que los anzuelos eran mucho más grandes que los de cualquier calamar conocido y, según Wood, podían proceder de un calamar inmenso de más de 45.72 m de longitud. Si esto fuera cierto, sería absolutamente descomunal. El calamar más grande que se conoce es el calamar colosal (Mesonychoteuthis hamiltoni), una especie rara vez vista, conocida sobre todo por los anzuelos y las marcas que ha dejado en los cachalotes, y que se calcula que alcanza una longitud máxima de unos 9-10 metros de largo, y que es el único calamar gigante conocido que posee anzuelos en sus brazos y tentáculos. El descubrimiento significaría que allí abajo había una especie de calamar aún mayor. El descubrimiento también es extraño, ya que el calamar colosal habita en el Océano Antártico, lo que lo situaría muy lejos de su área de distribución. También es extraño que estas criaturas vivan a profundidades extremas y que normalmente sólo salgan a la superficie cuando están enfermas, heridas o en las últimas, así que ¿por qué atacarían tan agresivamente a un destructor de la Marina? ¿Quién sabe? Desde entonces, la historia del USS Stein ha dado mucho que hablar en el mundo de la criptozoología y se ha considerado una prueba de la existencia de algún tipo de monstruo marino que acecha en las profundidades del mundo – quizás sea el mítico Kraken - pero también ha suscitado escepticismo. Uno de los problemas es la escasa documentación del incidente. El reportaje apareció originalmente en la revista del Instituto Naval de EE.UU., pero había pocos detalles sobre dónde estaba exactamente el barco o qué ocurrió realmente, y ni siquiera se daba una fecha exacta. Posteriormente, la historia apareció en la miniserie de televisión “Arthur C. Clarke’s Mysterious World” y en las páginas de su libro complementario, que ofrecía más detalles, pero no la fuente de los mismos. Por ejemplo, se afirmaba que esto ocurrió en el viaje inaugural del USS Stein, pero no existe documentación oficial al respecto. El programa de televisión también es conocido por exagerar los aspectos misteriosos de los temas que trata y pasar por alto ciertos hechos menos atractivos, por lo que existe la posibilidad de que haya habido alguna exageración. Además, las únicas fotos conocidas del incidente no coinciden con las afirmaciones sobre los daños causados a la cúpula o el enorme tamaño de los anzuelos encontrados. Al respecto, el paleontólogo Tyler Greenfield dijo: “Las tres fuentes coinciden en la naturaleza del suceso. El culpable del ataque dejó numerosos ‘dientes’ y ‘garras’ incrustados en los cortes. El biólogo marino de la Marina F.G. Wood los identificó como anzuelos de brazo de un calamar. Por su parte, C. Scott Johnson, biofísico de la Marina, afirmó que se trataba de una ‘especie extremadamente grande aún desconocida para la ciencia’. Esta afirmación es muy dudosa, ya que un vídeo de Wood sosteniendo un anzuelo muestra que tiene aproximadamente la longitud de la uña de su pulgar. La longitud media de la uña del pulgar de un macho adulto es de sólo 1.47 centímetros. No obstante, se especula mucho sobre el tamaño de la misteriosa criatura. El revestimiento de goma aislante de la cúpula del sonar, que estaba fijada a la parte delantera de la proa por debajo de la línea de flotación, se había rasgado. Los cortes cubrían aproximadamente el 8% de su superficie. El contramaestre Ira Carpenter afirmó que el más largo medía ‘unos 1.21 metros’. Sin embargo, una fotografía y un vídeo de una sección de goma dañada muestran que los cortes más largos sólo medían ~2 pulgadas. O bien Carpenter exageró enormemente su tamaño o los mucho más grandes no se encontraban en esta sección. Al parecer, el agresor del USS Stein fue probablemente un calamar de anzuelo, miembro de la familia Onychoteuthidae, los cuales se caracterizan por tener dos filas de grandes anzuelos en cada uno de sus dos garrotes tentaculares. Podría tratarse del calamar de anzuelo Onychoteuthis horstkottei, que habita en el Pacífico oriental ecuatorial, o de una especie estrechamente relacionada. En un individuo con una longitud de manto de 7.5 cm, la longitud del anzuelo más largo era de 0.38 cm. Utilizando estas proporciones y la longitud estimada del anzuelo sostenido por Wood (1.47 cm) se obtiene una longitud estimada del manto del calamar Stein de 29 cm. Esta longitud es mayor que la del mayor O. horstkottei conocido, que tenía una longitud de manto de 11 cm, pero otras especies de Onychoteuthis alcanzan este tamaño. Aunque se trata de una estimación muy provisional, sugiere que los anzuelos pertenecían probablemente a un calamar pequeño”. ¿Qué es lo que ocurrió realmente y qué conclusión podemos sacar? ¿Fue este barco atacado realmente por algún tipo de monstruo de gran tamaño y, de ser así, se trataba de un calamar gigante o de otra cosa? ¿Hay algo realmente misterioso en todo esto, o puede explicarse racionalmente? Sea como fuere, el incidente del USS Stein sigue ahí fuera, en los archivos de los relatos criptozoológicos más oscuros que espera ser resuelto.
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