UNA CRIATURA FASCINANTE : El Dragón a través de la Historia
El dragón (del latín draco, y este del griego δράκων, drákon ‘serpiente’) es un animal mitológico que aparece en diversas formas en varias culturas en todo el mundo a lo largo del tiempo, con diferentes simbolismos asociados. Hay dos tradiciones principales sobre dragones: los dragones europeos, derivados de las tradiciones populares europeas y de la mitología de Grecia y Oriente Próximo, y los dragones orientales, de origen chino, coreano, japonés, vietnamita y de otros países de Extremo Oriente. Las dos tradiciones surgieron probablemente de forma independiente, pero en su desarrollo se han influido mutuamente. La palabra aparece también en la tradición cristiana: el Apocalipsis se refiere a Satanás como el gran dragón, la serpiente antigua. La primera aparición de los dragones fueron unos amuletos de jade de la cultura Hongshan, en China, hace aproximadamente entre 6700 y 4900 años. La creencia en los dragones se sustenta en las diversas tradiciones que aparecen en muchas culturas. Se ha planteado, para darle explicación a este fenómeno, el descubrimiento de fósiles de dinosaurios o de pterosaurios que llevaron a esas culturas a imaginar seres parecidos. A menudo, se ha creído que estos seres seguían vivos, generalmente en lugares lejanos. Durante la época de Las Cruzadas, era posible encontrar en los mercados y otros lugares de exposición de Europa “restos de dragón”, que en realidad eran restos de cocodrilos procedentes de Egipto, Arabia y de países de Asia. En Occidente el simbolismo alrededor del dragón es esencialmente el de la lucha. Sin embargo, la lucha entre el dragón y un héroe o un dios tiene distintos significados. En estos míticos combates el dragón asume dos papeles: el de devorador y el de guardián, que tienen finalmente una sola raíz: el de un ser cósmico en espera, cuya acción implica la muerte –o el nacimiento– de un orden universal. En ocasiones se distancian las actitudes tomadas en las culturas del mundo frente a la figura del dragón y la lucha que supone, particularmente si se compara la idea de dragón que existe en el Extremo Oriente con la predominante en Occidente. Los dragones chinos (long), los japoneses (ryū) y los coreanos (yong) son vistos generalmente como seres benévolos, mientras que los europeos son en su mayoría malévolos. Para la cultura cristiana el dragón simboliza el mal y la destrucción, Se convierte en un animal al que hay que eliminar. Existen varios ejemplos, como el arcángel San Miguel luchando contra un dragón, o el dragón que se revuelve contra la lanza de San Jorge. En muchas culturas orientales los dragones eran, y en algunos cultos son todavía, reverenciados como representantes de las fuerzas primitivas de la naturaleza y el universo. En Oriente, el dragón siempre se ha considerado una criatura benéfica y un símbolo de buena fortuna. Pero a diferencia de sus congéneres occidentales, los dragones orientales no tienen alas, aunque normalmente pueden volar gracias a la magia. Son más similares en apariencia a la Serpiente Emplumada de los mitos de los pueblos prehispánicos de Mesoamérica. Los dragones chinos y los japoneses simbolizan el poder espiritual supremo, el poder terrenal y celestial, el conocimiento y la fuerza, y por lo tanto son benévolos. El dragón es la insignia más antigua del arte de estos países.[cita requerida] Proporcionan salud y buena suerte y viven en el agua. Según las antiguas creencias chinas, traen la lluvia para la recolección. Por eso el dragón se convirtió en el símbolo imperial de ese país. En cambio, la mitología germana incluyo al dragón (Nidhug o Níðhöggr) entre las fuerzas del inframundo. Se alimenta de las raíces de Yggdrasil, el fresno sagrado que extiende sus raíces a través de todos los mundos. Los antiguos escandinavos (los vikingos) adornaban las proas de sus barcos esculpiéndolas en forma de dragón. Usaban esta decoración en la creencia de que así asustarían a los espíritus (landvættir) que vigilaban las costas a las que llegaban. También los dragones aparecen en poemas germanos: en Beowulf, un poema épico anglosajón, el más antiguo que se conserva. Un hombre llamado Beowulf, que había librado a su pueblo de un monstruo mitad hombre y mitad diablo, luego convertido en el rey, lucha contra un dragón, disputa en la que ambos mueren. En el Cantar de los Nibelungos, un poema épico medieval anónimo, Sigfrido mata a un dragón, llamado Fafnir, y al ungirse con su sangre se hace inmune a todo mal. Para los celtas, el dragón era una divinidad de los bosques, cuya fuerza podía ser controlada y utilizada por los magos. Entre los conquistadores celtas de Britania fue símbolo de soberanía, y durante la ocupación romana de la isla adornó los estandartes de guerra, convirtiéndose en un símbolo heráldico y luego militar. En la mitología griega existen varios dragones que fueron usados por los dioses, o eran temidos por ellos mismos. Existen en el mito antiguo el dragón Ladon, de cien cabezas, que custodiaba el jardín de las Hespérides, además de Tifón, Lamia, el dragón de Delfos o Pitón, Amphisbaena (dragón de dos cabezas que nació de la sangre de Medusa cuando cayó una gota en el desierto de Libia), basilisco y la famosa Hidra de Lerna. Entre los romanos el dragón era considerado símbolo de poder y sabiduría Para la mitología eslava, el dragón era una de las formas que adoptaba el dios Veles, señor del mundo subterráneo, adversario de Perún, dios del trueno. Los cristianos heredaron la idea del dragón, que aparece en el Apocalipsis, del apóstol Juan, y en otras tradiciones posteriores. En el arte cristiano del Medievo simboliza el pecado. La lucha contra este sirvió para aumentar la motivación de los reinos cristianos. Al aparecer bajo los pies de los santos y mártires representa el triunfo de la fe y de los reinos cristianos sobre el diablo. La leyenda de san Jorge y el dragón muestra claramente este significado. Se presentaban a menudo también como representaciones de la apostasía, la herejía y la traición, pero también de cólera y envidia, y presagiaban grandes calamidades. Varias veces significaban la decadencia y la opresión, aunque sirvieron también como símbolos para la independencia, el liderazgo y la fuerza. En el Occidente de la actualidad es casi siempre concebido como una criatura malvada, poderosa y cruel, estereotipo extraído tanto de las antiguas leyendas como de las más modernas películas. Aun así, la fascinación por el dragón perdurara a través de los siglos.