Estos extraños artefactos han llamado la atención del mundo desde que fueron dados a conocer el siglo pasado, pero poco o nada se sabe de donde provienen en realidad, incluso se dice que tienen origen extraterrestre.Investigaciones ya realizadas en el 2008 y publicadas en esa época por "Journal of Archaeological Science" afirmaron que dos de las varias y reconocidas calaveras de cristal, atribuidas erróneamente a las antiguas civilizaciones de América, son en realidad falsificaciones modernas .En concreto, los dos ejemplares ubicados tanto en el British Museum de Londres como la custodiada en el Smithsonian de Washington DC no son tan antiguos como se imaginaba. Quienes estuvieron a cargo de dichas investigaciones en esa oportunidad declararon tajantemente que:“en la actualidad existen aproximadamente una docena de estos cráneos por todo el mundo. La mayoría surgieron en la década de los 60, durante la época New Age, y a pesar de que hay algunos muy bien elaborados, existen otros que parecen hechos en un garaje” explicaron en esa oportunidad, los cuales utilizaron para ello un microscopio electrónico para demostrar que los cráneos fueron elaborados con algún disco de corte realizado a partir de cobre u otro material adecuado, al que se le añadió algún tipo de abrasivo para hacer el corte más adecuado al cristal. Esta “rueda rotatoria” es más que probable que no se utilizara en los pueblos precolombinos. En su lugar estas culturas utilizaban para realizar sus creaciones, herramientas a base de piedras y madera. Dichas investigaciones demostraron asimismo que para la calavera del British Museum se utilizo un abrasivo como el corindón o el diamante, y para la del Smithsonian, un material llamado carborundo. El carborundo es un abrasivo sintético que solo se ha utilizado desde el siglo XX. Sin embargo, los investigadores señalaron que el personaje que haya creado las calaveras, sigue siendo un misterio, sin embargo para el cráneo que se conserva en el British Museun se sospecha de un distribuidor francés de antigüedades del siglo XIX llamado Eugene Boban, ya que al parecer existen documentos que lo relacionan con la venta de al menos dos cráneos de cristal, el ubicado en Londres y otro en París. El cráneo de Londres probablemente fuera creado apenas una década antes de ser vendido. A pesar de estas conclusiones que echarían por tierra su supuesta antigüedad, la calavera se sigue mostrando en la vitrina del Museo. Por otro lado en cuanto al cráneo del Smithsonian, se sabe que fue donado de forma anónima en 1992 junto con una nota que decía “comprado en Méjico en 1960”. Poco más se sabe del origen de esta pieza, pero es muy probable que siguiera el mismo procedimiento que el británico en cuanto a su manufactura y venta. Si bien los científicos aseguraron que la investigación no demostró que todas las calaveras existentes sean falsas, esto abre el camino de la suspicacia: “ninguno de ellos tiene una procedencia clara y todas aparecen en el siglo XX” concluyeron.Otro misterio aún sin resolver.
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