Los avanzados conocimientos del pueblo dogón sobre la estrella Sirio se han considerado un misterio durante décadas. ¿Cómo un pueblo primitivo sin telescopios ni otros medios tecnológicos pudo alcanzar esos conocimientos? ¿Quizá fue obra de seres provenientes del espacio exterior? Sirio, la estrella más brillante del cielo nocturno, es visible desde el polo sur terrestre hasta las latitudes de Islandia. Desde las civilizaciones más antiguas su intenso brillo siempre ha fomentado la curiosidad y fantasía del hombre. Sirio debe su intenso brillo aparente a su proximidad a la Tierra, ya que se encuentra a una distancia de tan sólo 8,6 años-luz. La estrella que nos fascina a simple vista es dos veces más masiva y 25 veces más luminosa que el Sol y tiene un rápido movimiento propio en el cielo. En cuanto a los fogones y su relación con Sirio, son un grupo étnico establecido en el centro de Malí, cerca del río Níger y en torno a la gran falla de Bandiagara. Sus tradiciones religiosas y su cultura son ancestrales: Según una tradición dogon unos dioses anfibios (llamados ‘Nommo’) llegaron en tiempos remotos desde el cielo en un barco volador muy brillante a la que llamaron “ie-pelu-tolo”, la estrella de la décima luna. Este objeto estaba cubierto por una luz muy rojiza que ellos relacionaron con la sangre. Luego de esta gran estrella salió una segunda que giraba sobre si misma, tenía gran tamaño y emitía un ruido ensordecedor. Lo curioso es que al llegar a tierra, esta estrella ya no tenía forma circular, si no que parecía una gran cesta o pirámide de base cuadrada, y en cada una de sus caras se abría una escalera de seis peldaños. Su color cambiaba de rojo a blanco brillante. La gente salió corriendo ya que el aterrizaje de esa “arca” había generado mucho temor en ellos. De ie-pelu-tolo habrían bajado ocho Nommos “di-tigi” que poseían cuerpo de pez, aunque algunas tradiciones mencionan algunas características de serpiente. Poseían 40 dientes muy afinados, lo que explica por que antiguamente los dogones se los afilaban. El contacto con estos extraños seres que supuestamente eran sagrados, generó un acercamiento del pueblo dogon, con una gran cantidad de conocimientos sobre el universo, el cuál hasta nuestros días no puede ser explicado de manera racional. Dentro de la información vertida por los Nommos a las tribus dogones, es la existencia de la estrella Sirio, de la cuál ellos provenían. “Sigi Tolo” es el nombre que le daban al cuerpo más brillante del firmamento y según estos seres era la estrella de la fundación. Lo curioso es que no la presentaban sola, ya que aseguraban que era triple, es decir eran tres estrellas alejadas unas de otras. La astronomía en esa época no tenía noción de una segunda estrella en Sirio, y menos de una tercera. Recién en el año 1995 los franceses Diventy y Benest descubrieron un tercer cuerpo en el sistema de Sirio. Según los dogones los hombres peces le hablaron de Sirio B como “po tolo” y le afirmaron que era un estrella pequeña pero de una masa muy pesada llamada “sagala”. Por primera vez, en el año 1.862, el astrónomo americano Alvan Clark logró ver en la estrella de Sirio, que no era sólo una, sino dos estrellas. Con un objetivo de 47 cm. de diámetro pudo distinguir a la que fue conocida desde ese mismo momento como Sirio B. Hoy se sabe que este cuerpo es una enana blanca muy inferior en tamaño a Sirio y en el que un metro cúbico puede llegar a pesar más de setenta mil toneladas. Luego esta la estrella Sirio C a la que conocen como “emme ya” y sería cuatro veces más liviana que Sirio B, tendría un satélite girando a su alrededor al que llaman “nyan tolo”: la estrella de las mujeres. Su órbita es de 50 años, lo que coincide con la fiesta del “Sigui”, la que se celebra para recordar la llegada de los dioses de Sirio (según la ciencia oficial sus cálculos se estiman en la actualidad en 50,040 años).A pesar del aislamiento en el que vive este pueblo, la información que manejan de ciertos temas cósmicos es realmente increíble, sobre todo teniendo en cuenta que los dominan desde hace muchos siglos, lo que sin duda ha puesto en jaque a la ciencia más ortodoxa, que no se explica como es posible que hayan adquirido avanzados conocimientos. En la actualidad se están realizando importantes investigaciones que llevarían a desentrañar mayores datos relacionados con la presencia de los Nommos en la historia del pueblo dogon, lo que permitiría confirmar que en el pasado hubo manifestación alienígena en la Tierra, y no solo con esta tribu africana, si no con otras muchas culturas del mundo.