TIEMPOS DEL MUNDO

jueves, 4 de julio de 2013

ALIENIGENAS ANCESTRALES: El Enigma de Stonehenge

En el condado de Wiltshire, en el sur de Inglaterra, en la región existente entre Amesbury y Warminster, no muy lejos del río Avon, se encuentra Stonehenge, el monumento megalítico más extraordinario y enigmático del mundo. Desde la antigüedad, Stonehenge ha despertado la atención y la admiración de los visitantes por su extraña y sorprendente arquitectura. No hay actualmente nada en el mundo que de manera alguna pueda compararse con este misterioso santuario, construido no con argamasa y piedra, sino simplemente con grandes bloques rectangulares de piedras. Se ha querido ver este monumento como la obra de un pueblo de los tiempos prehistóricos, más bárbaro quizá que sus vecinos, pero hay que reconocer que la cuidadosa conformación y perfecto acabado de los grandes monolitos, el uso de piedras colocadas horizontalmente para la formación de los dinteles, y sobre todo la coherencia y armonía del conjunto como obra de arquitectura, ponen a Stonehenge muy pronto por encima de las construcciones ordinarias megalíticas prehistóricas de Europa Occidental. Por ello no debe sorprender el interés de las gentes y la fama de Stonehenge. Durante centenares de años, científicos e investigadores han rivalizado por encontrar el origen y significado de este monumento, pero, a pesar de tantas cábalas e hipótesis, lo cierto es que el misterio del significado de las ruinas de Stonehenge sigue en pie ¿Quién construyó Stonehenge? Es indiscutible que, inmediatamente después de la conquista de Inglaterra por los normandos, Stonehenge era ya conocido y venerado como una de las maravillas de Gran Bretaña. El famoso historiador del siglo XII, Geoffrey de Monmouth, obispo de San Asaph, indicó que las famosas piedras habían sido llevadas a las llanuras de Wiltshire desde Irlanda, por el mago Merlín, tío del rey Arturo. Los autores británicos John Aubrey y William Stukeley, a fines del siglo XVII y a principios del XVIII, contribuyeron fuertemente a mantener la imagen de Stonehenge como un templo druídico y sitio importante de la cultura celta. Pero, aunque fue sin duda el sitio utilizado por los druidas para sus ceremonias, los pesados megalitos estaban ahí mucho antes de la llegada de los celtas a tierras británicas. Otra tradición la atribuye a una desaparecida raza de gigantes, llamados los hiperbóreos. En la mitología griega, los hiperbóreos, que adoraban al dios Apolo, habitaban en el extremo norte de Europa. El historiador Diodoro de Sicilia (siglo I a.C.) evoca incluso un sitio que podría ser Stonehenge: "Hay en la isla un recinto de Apolo y un templo ilustre, (...) los encargados son llamados boreades (...). El dios visita la isla cada 19 años, período durante el cual las estrellas vuelven a estar en el mismo lugar en el cielo". Como ven, muchos se atribuyen su construcción, pero lo cierto es que hoy no sabemos quienes fueron en realidad. ¿Podrían haber sido levantados por seres de otro mundo? Una explicación razonable, máxime por la utilidad astronómica que pareciera tener. Otro hecho intrigante es que todos los monumentos y construcciones enigmáticas de las civilizaciones desaparecidas de Europa y América estén dedicados al Sol. ¿Hay en común entre la misteriosa civilización que construyó Stonehenge y los extraños seres - “dioses que vinieron del cielo”, tal como se les describe en numerosas leyendas - que llegaron en tiempos lejanos para dejar su sabiduría entre los antiguos pueblos antes de regresar a su mundo para no volver jamás? ¿Sirven sus monumentos más como un observatorio guía para extraños viajes, quizá siderales, que para templos de adoración? Esperemos que nuevas investigaciones den un poco de luz sobre sus orígenes y sus constructores, quienes han desaparecido en la noche de los tiempos.