TIEMPOS DEL MUNDO

jueves, 24 de septiembre de 2015

MINOTAURO: El monstruo del laberinto

Según la mitología griega, el Minotauro (del griego Μινόταυρος [Minótauros]) era un monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro. Era hijo de Pasífae y el Toro de Creta. Fue encerrado en un laberinto diseñado por el artesano Dédalo, hecho expresamente para retenerlo, ubicado en la ciudad de Cnosos en la isla de Creta. Cada nueve años, siete muchachos y siete doncellas atenienses eran llevados al laberinto como sacrificio para ser el alimento de la bestia hasta que la vida del monstruo terminó a manos del héroe Teseo. Los catorce jóvenes vírgenes eran internados en el laberinto, donde vagaban perdidos durante días sin poder escapar del lugar hasta encontrarse con la bestia, sirviéndole de alimento. Existían varias versiones acerca de la afrenta que ocasionó que la esposa de Minos, Pasífae, tuvieron la necesidad de unirse al Toro de Creta. La versión más extendida dice que Minos, hijo de Zeus y de Europa, pidió apoyo al dios Poseidón para que su gente lo aclamara como un temprano rey, ya que su padre Asterión (hijo de Téctamo) era el antiguo rey, ya difunto de Creta. Poseidón lo escuchó e hizo salir de los mares un hermoso toro blanco, al cual Minos prometió sacrificar en su nombre. Sin embargo, al quedar Minos maravillado por las cualidades del hermoso toro blanco, lo ocultó entre su rebaño y sacrificó a otro toro en su lugar esperando que el dios del océano no se diera cuenta del cambio. Al saber esto Poseidón, se llenó de ira, y para vengarse, inspiró en Pasífae un deseo tan insólito como incontenible por el hermoso toro blanco que Minos guardó para sí. Para consumar su unión con el toro, Pasífae requirió la ayuda de Dédalo, que construyó una vaca de madera recubierta con piel de vaca auténtica para que ella se metiera. El toro yació con ella, creyendo que era una vaca de verdad. De esta unión nació el Minotauro, el cual sólo comía carne humana y conforme crecía se volvía más salvaje. Cuando la criatura se hizo incontrolable, Dédalo construyó el laberinto de Creta, una estructura gigantesca compuesta por cantidades incontables de pasillos que iban en distintas direcciones, entrecruzándose entre ellos, de los cuales sólo uno conducía al centro de la estructura, donde el Minotauro fue abandonado, el cual era alimentado con el tributo que los atenienses estaban obligados a entregar a Creta, como castigo por su derrota, en la guerra que tuvieron con el Rey Minos. Con el paso de los años, los atenienses no estaban dispuestos a seguir ofreciendo ese sacrificio, y Teseo, hijo de Egeo, se dispuso a matar al Minotauro y así liberar a su patria de Minos y su condena. Para llegar a introducirse en el laberinto de Creta, Teseo decidió él mismo ser parte de la ofrenda para enfrentarse a la bestia. Al llegar a Creta, los jóvenes fueron presentados a Minos. Teseo conoció entonces a Ariadna, hija del rey, quien se enamoró de él. La princesa rogó a Teseo que se abstuviera de luchar contra el Minotauro, pues eso le llevaría a una muerte segura, pero Teseo la convenció de que él podía vencerlo. Ariadna, viendo la valentía del joven, se dispuso a ayudarlo, e ideó un plan que ayudaría a Teseo a encontrar la salida del laberinto en caso de que derrotara a la bestia, para lo cual debería atar un ovillo a la entrada. Así, a medida que penetrara en el laberinto el hilo recordaría el camino y, una vez que hubiera matado al Minotauro, lo enrollaría y encontraría la salida Teseo recorrió el laberinto hasta que se encontró con el Minotauro, lo mató y para salir de él, siguió de vuelta el hilo que Ariadna le había dado. Como una de las figuras fantásticas más conocidas de la mitología griega, el Minotauro forma parte de una gran cantidad de universos de ficción en la literatura, los juegos y el entretenimiento contemporáneo en general. Aparece sobre todo en los distintos juegos de rol y mundos del género épico.