TIEMPOS DEL MUNDO

jueves, 5 de marzo de 2020

MISTERIOS DE LA BIBLIA: El Arca de Noé

Desde que la Biblia fijara el lugar donde, aparentemente, quedó posada la nave de Noé luego del diluvio, el monte Ararat, arqueólogos y exploradores la han buscado incansablemente, sin resultados. Se dice que ocurrió hace mucho tiempo cuando Noé, “un hombre justo”, recibió de Dios un extraño encargo. Tenía que construir una embarcación e introducir en ella una pareja de cada especie animal, y a su familia. El objetivo era salvarse del gran diluvio con que la voluntad divina se proponía limpiar la tierra de iniquidad. Pero ¿se pueden tomar como válidos los datos bíblicos que copian al pie de la letra sucesos que habría acaecido miles de años atrás en Sumeria según el mito de Utnapishtim? Pero ¿existió un diluvio semejante que asoló Mesopotamia? ¿Sería posible aún hallar algún resto arqueológico de esta nave? Las corrientes de pensamiento se dividen. El creacionismo considera que la Biblia puede interpretarse literalmente y que tanto el diluvio como el arca son verdades históricas. No obstante, los creacionistas no dan ningún crédito a los supuestos hallazgos de cuantos exploradores dicen haber descubierto restos de ella en el Ararat. Por su parte, el evolucionismo considera los cuentos bíblicos como productos de la imaginación. El geólogo australiano Ian Plimer asegura que la existencia de un diluvio suprimiría toda la geología, astronomía, física y biología conocidas. Un diluvio capaz de cubrir el monte Ararat habría necesitado, según él, 4.400 millones de kilómetros cúbicos, una cifra que habría desviado la Tierra de su órbita. Además tal cantidad de lluvias habrían provocado una atmósfera irrespirable por los seres humanos. Al margen de la pugna entre creacionistas y evolucionistas, lo cierto es que desde la antigüedad existen referencias sobre el arca del monte Ararat. Beroso, un historiador caldeo (280 a.C.) dice en Babilonia, que unos peregrinos subieron al monte en el año 273 (a.C.) para recoger alquitrán petrificado que cubría el arca. Y Flavio Josefo, otro historiador judío del siglo I, cuenta que se hacían peregrinaciones al Ararat para contemplar los restos de una nave. Leyendas o realidad, el caso es que este monte (5.165 metros), enclavado entre la frontera de Armenia, Turquía e Irán y cuyo acceso actualmente esta restringido. Los turcos lo llaman Aghri Dagh, ‘la montaña del dolor’, por las personas que han muerto allí. Pero a pesar de las supersticiones y peligros no tan imaginarios -la zona siempre está en conflicto y los alpinistas podían ser confundidos con espías-, el siglo XX ha visto sucederse una expedición tras otra. La más célebre ha sido la de un empresario francés que, en 1953, halló, en una grieta del Ararat, una estructura de madera de la que logró arrancar un travesaño. Los análisis concluyeron que la madera tenía más de 5.000 años. ¿Eran los restos del arca? Nada puede asegurarse, pero en 1969 una expedición del Scientific Exploration and Archaelogical Research volvió a localizar la supuesta embarcación, donde nuevos trozos de madera aportaron “veracidad” a la anterior expedición. El Ararat no es el único posible paradero del arca. Existen otras expediciones que la han situado, según el Corán, en el monte Al Juri, cerca de la frontera con Irán. Una tercera teoría cree haberla localizado en Tendurik, a 24 kilómetros del Gran Ararat, en el ‘valle de los ocho’, llamado así por los supuestos restos de ocho tumbas que habrían pertenecido a los supervivientes del arca. Esta tesis, defendida por investigadores como Ron Wyatt o Allen Roberts, es la más polémica. Su celebridad se debe a que la prensa sensacionalista publicó unas fotografías aéreas tomadas en la Segunda Guerra Mundial y durante la Guerra Fría por la CIA. En ellas, según Wyatt, se observa una formación con aspecto de barco. Para Wyatt es el arca fosilizada. En cambio para los evolucionistas, e incluso para los creacionistas, no es más que una caprichosa formación rocosa. Al respecto, existen tres hipótesis: 1.- El arca está en el monte Al Juri. Algunos exploradores la sitúan en este monte, cerca de la frontera iraní. En 1943 un ingeniero militar norteamericano, Edward Davis, llegó a un lugar desde donde era posible, según él, verla cuando se derretía el hielo. Los investigadores británicos Robin Simmons y George Admans tomaron imágenes áreas de la zona. Según ellos hallaron una estructura bajo los hielos. Pero esta hipótesis no ha podido ser contrastada; 2.- Se encuentra en el Tendurik. La hipótesis más polémica la sitúa a 24 kilómetros al sur del Gran Ararat, en un lugar descubierto en los años 50 por Ilhan Durupinar, militar turco. Se trata de una enorme formación rocosa con aspecto de barco. Life Magazine envió en 1960 una expedición a la zona que declaró que se trataba de un fenómeno natural producido por el barro posdiluviano. Los defensores a ultranza de esta tesis, Allen Roberts y Ron Wyatt, atrajeron hasta allí el interés en 1991 cuando fueron secuestrados por las guerrillas turcas que les liberaron después de tres semanas de publicidad gratuita; 3.- Realmente se halla o en la cumbre del Ararat. Análisis de los trozos de madera encontrados por una expedición francesa y enviados en 1953 a París, dio lugar a un informe según el cual, se trata de madera de roble en proceso de fosilización, con unos 5.000 años de antigüedad, trabajada a mano con herramientas de madera e impregnada de brea por dentro y por fuera. Todo concuerda con los métodos antediluvianos de construcción naval y con los datos bíblicos. Pero aún cabe preguntarse: ¿es el arca o cualquier otra estructura de madera? A propósito ¿existen pruebas científicas de la existencia del diluvio universal? Sobre esta cuestión la comunidad científica no se pone de acuerdo. Pero según William Ryan y Walter Pitman, geofísicos estadounidenses y miembros del Lamont-Doherty Earth Observatory de Nueva York, las muestras de sedimentos recogidos en el mar Negro señalan que el agua pasó de ser dulce a salada de golpe, y no gradualmente, hace unos 7.500 años, al final de la Era Glaciar; ¿Fue un diluvio local? Según los expertos, sólo una inundación planetaria habría podido cubrir la cima de una montaña como el Ararat. También la mitología comparada parece apoyar esta tesis, ya que existen relatos similares en numerosas religiones, concretamente en la mitología sumeria hay una historia idéntica protagonizada por el héroe Ut-napistim que es mucho mas antigua que la de Noé y que era muy conocida en el Medio Oriente, de la cual Noé “escribió” su propia versión, cambiando el nombre de los dioses y agregando unos pequeños detalles para intentar diferenciarlo del original; ¿Qué pudo provocar una tromba de agua semejante? Según dice Isaac Asimov, el diluvio pudo ser provocado por la caída de un meteorito sobre el golfo Pérsico, que habría dado lugar a una ola gigante. Ryan y Pitman piensan también que pudo deberse al deshielo o a un gigantesco maremoto en el Mediterráneo; ¿Habría podido sobrevivir el arca al diluvio? Existe un proyecto llamado The Noahs Ark Proyect en el que investigadores norteamericanos han elaborado un modelo computerizado de la nave y llegado a la conclusión de que el arca “poseía excelentes condiciones de navegabilidad” aunque claro, no pueden certificar la existencia de algo que no existe.