Desde siempre, el mar ha ejercido una profunda fascinación en las mentes, dando origen a un sinnúmero de historias difundidas por marinos de imaginación encendida. Una de ellas, el del Mary Celeste, contribuye a mantener el mito de los barcos fantasmas. El 5 de diciembre de 1872, el Dei Gratias, bajo las órdenes del capitán David Reed Morehouse se encuentra a unas 600 millas de las costas portuguesas, cuando se cruza con el barco, que zigzaguea curiosamente y cuyas velas están casi todas desplegadas. La fama de esta embarcación no era nada buena, ya que desde hacía tiempo rondaban historias de que podía estar encantada. En efecto, el Mary Celeste parece haber sido marcada por el destino. Su primer capitán muere incluso antes del viaje inaugural, durante el que choca con un barco pesquero. El 10 de junio de 1864, mientras se llama todavía la Amaron, uno de sus numerosos comandantes, Henri Winchester, se ahoga en el puerto de Boston. A los pocos años, el barco encalló a la altura de Key West. Comprado por sucesivos armadores navieros, el buque vuelve a naufragar, sobre la Isla de Cap-Bretón en 1867, a la vuelta de un viaje a Inglaterra, en el que hundió una goleta. Adquirido por James H. Winchester en 1869 a un precio de 11.000 dólares, y rebautizada como Mary Celeste, vuelve al mar como una nave mercante. Sin embargo, la historia más enigmática sucedió en el año 1872 cuando sobreviene el drama que la haría célebre. El entonces capitán del barco, Benjamin Briggs, zarpó desde Nueva York con dirección a Italia, en noviembre de ese mismo año. Llevaba a cargo un valioso cargamento de barriles de alcohol. A bordo solo se encontraban 10 personas: el capitán, siete marineros y dos pasajeras; así como la familia de Briggs, su esposa Sarah y su hija de 2 años, Sophia. En el mes de diciembre de 1872 la tripulación del barco Dei Gratias se percató a la distancia de que el Mary Celeste se encontraba navegando sin rumbo con las velas extendidas. Luego de observarlo por un tiempo, notaron que no había nadie en cubierta. Entonces el capitán Morehouse, envió a algunos tripulantes a revisar la embarcación. Lo que encontraron al interior de la nave, fue realmente desconcertante, ya que parecía que la tripulación había desaparecido furtivamente. Las pertenencias de los pasajeros se encontraban intactas, incluyendo su ropa, joyas, alimentos y agua. Lo que faltaban eran el bote salvavidas, el sextante, el cronómetro y la bitácora. La única señal de vida que encontraron, fue el diario de navegación. La última fecha reportada era el 24 de noviembre, sin información relevante, solamente una indicación de que el clima había estado un poco revuelto. Por otro lado, encontraron todas las barricas de alcohol intactas, las cuáles tenían un valor de casi 37.000 dólares. Un dato enigmático es que en la cocina dicen había comida recién hecha y aún caliente, con tres platos de comida servidos y tres tazas de té. Así como, tres prendas de ropa puestas a secar. Pero nuevamente… nadie a bordo, señaló el mismo medio. Llevada al puerto de Gibraltar, el Mary Celeste fue examinada por las autoridades judiciales. Los resultados son decepcionantes, con la excepción del descubrimiento de una tajadura reciente de dos metros de largo, ubicada sobre la línea de flotación. Se encontraron también rastros rojizos sobre la borda pero investigaciones ulteriores comprobaron que se trataba de óxido. La hipótesis del procurador general Solly Flood es que la tripulación se emborrachó y asesinó al capitán Briggs, junto a su esposa, su pequeña hija y al teniente. Los marineros habrían dañado el barco para dar la impresión que fueron obligados a abandonarlo luego de haber chocado con unas rocas y se habrían ido en los botes salvavidas. Pero, como no se encontró ningún rastro de violencia a bordo del buque, esta explicación no convenció a todo el mundo. Según el teniente Deveau, del Dei Gratias, los marineros asustados por la gran cantidad de agua que invadió las bodegas por alguna razón desconocida, habrían abandonado el barco pensando que iba a naufragar. Para él la tripulación murió probablemente en el mar. En cuanto se supo del misterio del Mary Celeste, la noticia estuvo en la primera plana de los diarios del mundo entero; posteriormente, al no resolver la investigación el enigma, las revistas piden a diferentes autores que conciban una explicación. Conan Doyle y H. O. Wells responden al llamado, Los años pasan y se proponen las soluciones más diversas: islas volcánicas que habrían alzado momentáneamente el barco, ataque de un pulpo gigante como en las antiguas leyendas, locura colectiva, envenenamiento e incluso, la intervención de extraterrestres. Cualquiera de las teorías sobre lo que pasó con el Mary Celeste, no logro dar una convincente explicación de lo sucedido. En 1885, la nave encalla una última vez en Haití llevándose para siempre su secreto, que sigue siendo uno de los más célebres de la historia del mar.