TIEMPOS DEL MUNDO

jueves, 11 de marzo de 2021

SHAMBHALA: El reino perdido del Himalaya

Entre los antiguos mitos budistas figura un paraíso perdido, conocido como Chang Shambhala, la fuente de la sabiduría eterna donde vivían seres inmortales en armonía perfecta con la naturaleza y el universo. En la India, oculto entre los Himalayas, se llama Kalapa, mientras que la tradición china lo ubica en los montes Kun Lun. Asimismo, en Rusia se hablaba de la legendaria Bielovodye, la Tierra de las Aguas Blancas, donde vivían santos ermitaños de inmensa sabiduría. James Hilton, en su novela Horizontes Perdidos, recreó el mito y lo llamó Shangri-La. El Hinduismo, el Shamanismo y el Budismo, todos ellos conservan tradiciones que postulan a Shambhala como la fuente misma de su religión. Por miles de años se han escuchado relatos acerca de algún lugar oculto más allá del Tibet, entre los majestuosos picos y apartados valles del Asia central, que persiste como un paraíso inaccesible, un oasis de sabiduría universal y paz, llamado Shambhala. La existencia de túneles bajo el palacio de Potala en Lhasa se entreteje con otro mito tibetano cultivado por escritores europeos. En su novela Shambhala, el espiritista ruso Nikolai Roerich habla de Agharti (deformación de Agharta, nombre del paraíso subterráneo budista) como del lugar donde estaba Chang Shambhala, sede del rey del mundo. Según Roerich, Agharti estaba relacionado con todos los continentes por medio de pasadizos secretos. H. P. Blavatsky fue el primer ocultista occidental que escribió sobre la existencia de aquel santuario del Asia Central, al que llamó con ese nombre. Dijo que era una ciudad etérica ubicada en el desierto de Gobi que servía de cuartel invisible a los Mahatmas, la Gran Fraternidad de Maestros Espirituales que trabajan detrás de la escena, guiando y protegiendo a la humanidad. También sabemos que, en los años treinta, Nicholas Roerich, el artista e instructor espiritual ruso, pasó muchos años en expedición por aquella parte del globo, en busca de Shambhala y su Sabiduría. Por las mismas fechas, también se le conocía por el nombre de Shangri-la, así mencionada por James Hilton en Horizontes Perdidos (1933). Tanto en la novela, como en el film que le siguió, esta tierra fue retratada como un centro de felicidad, propósito y eterna juventud. En varias tradiciones religiosas Shambhala es un reino mítico escondido en algún lugar más allá de las montañas nevadas del Himalaya. La localización de Shambala y su naturaleza son objeto de disputa. Mientras algunas tradiciones afirman que existe realmente, otros afirman que es un lugar intangible al que sólo se puede llegar a través de la mente. Existe una localidad llamada Śambhala entre el río Ganges y el río Rathaprā, aunque algunos identifican la Shambhala mítica con Sambhal (en Moradābād). Según el budismo, se dice que cuando el mundo entre en una era de guerra y odio, y todo esté perdido, el rey de Shambala saldrá de su ciudad secreta con un gran ejército para eliminar el odio y comenzar una nueva era dorada. Según otros relatos, en Shambala habrá 32 reyes, que reinarán cada uno durante 100 años. Durante el reinado de Rudra Chakrin, el 32.º rey de Shambala, los seres humanos (que ya no creerán en la religión hinduista) atacarán Shambala con una armada enorme, equipada con armas terribles. En la última gran batalla, el rey Rudra Chakrin destruirá él solo a toda la humanidad perversa. Según Mipham (escritor tibetano, 1846-1912) en su Gran comentario sobre el kalachakra, el reino de Shambala se encontraría al norte del río Sita y estaría dividido por 8 cadenas de montañas. El palacio y la ciudad de Kalapa de sus gobernantes estaría edificado en la cumbre de una montaña circular llamada Kailasa (conocido monte de Tíbet), en el centro del país. El primer rey de Shambala se llamaba Suchandra y decía ser una emanación de Vashraiana. Existe una leyenda (que podría ser real) de que habría vivido en la época de Buda. En el día de la luna llena del tercer mes, en la estepa de Dhanyakataka, en el sur de la India, antes de una reunión de innumerables bodhisattvas, dakas, dakinis, dioses, magos y iakshas (duendes), Buda enseñó la doctrina kalachakra a pedido del rey Suchandra. Cuando volvió a Kalapa, el rey Sucandra construyó un mandala tridimensional de kalachakra. Las principales corrientes esotéricas occidentales sostienen además que en Shamballa reside la Fraternidad Blanca, un grupo de sabios inmortales y grandes iniciados que rigen los destinos del planeta. El mito persiste en la actualidad y muchos quieren descubrirla para la posteridad. ¿Sucederá algún día?