TIEMPOS DEL MUNDO

jueves, 28 de junio de 2018

EL ENIGMA DE ENCÉLADO: Vida en las profundidades de un satélite de Saturno

Mide apenas 500 kilómetros de diámetro y tiene el aspecto de una enorme bola de nieve. Hace unos años no parecía ser un lugar muy interesante, pero las observaciones, sobre todo de la ya perdida sonda Cassini, han revelado que Encélado es uno de los lugares del Sistema Solar más prometedores para encontrar vida extraterrestre. En primer lugar, porque bajo una corteza de hielo que rodea todo el mundo, existe un océano global de agua líquida. Y en segundo lugar, porque allí se han encontrado indicios de la presencia de actividad hidrotermal y de pequeñas moléculas orgánicas. De hecho, en Encélado solo falta detectar azufre y fósforo para que existan todos los ingredientes necesarios para la aparición de la vida tal y como la conocemos, compuesta de proteínas, lípidos o nucleótidos, pero de la que no conocemos, no podemos decir mucho. Un estudio que se acaba de publicar en Nature ha detectado una nueva huella de que Encélado es un lugar aparentemente idóneo para el desarrollo de vida extraterrestre. Científicos del Soutwest Research Institute (SwRI) (Estados Unidos) y de la Universidad de Heidelberg (Alemania) han detectado en este satélite la presencia de grandes moléculas orgánicas, compuestas por largos “esqueletos” de carbono, como los que forman parte de las biomoléculas. Los indicios apuntan a que en el océano de la pequeña luna existe una enorme variedad de moléculas basadas en el carbono. “Encontrar moléculas orgánicas complejas en Encélado muestra que tiene los tres ingredientes básicos necesarios para albergar vida: el agua líquida, una fuente de energía y moléculas orgánicas”, ha explicado Christopher Glein, coautor del estudio e investigador en el SwRI. “Además de la Tierra, no había otro lugar en el Sistema Solar donde se hubieran descubierto estas tres pruebas y que pudiera albergar vida en el presente. Estas moléculas enormes contienen una compleja red de cientos de átomos de carbono, hidrógeno, oxígeno y probablemente nitrógeno y forman estructuras con forma de anillos y cadenas”. De ahí la importancia de este estudio: “Es la primera vez que se detectan moléculas tan grandes y complejas en un mundo acuático extraterrestre. Por eso, esto sugiere fuertemente la necesidad de volver a Encélado para explorar su océano sub-superficial con instrumentos modernos”, ha sugerido el primer autor del estudio. Antes de ser desintegrada en la atmósfera de Saturno en septiembre del 2017, la sonda Cassini, de la NASA, cumplió una de sus últimas misiones. Pasó por las proximidades del polo sur de Encélado para volver a analizar la composición de las “plumas”, grandes penachos de hielo y vapor de origen crio-volcánico que brotan del interior del mundo a través de unas fracturas en el hielo. Estas “plumas” expulsan vapor y partículas a alta velocidad y forman uno de los anillos de Saturno, el E, a medida que Encélado gira en torno al gigantesco planeta gaseoso. Pero, aparte de eso, estos chorros son un incomparable atajo para los científicos que quieren entender cómo es el interior de Encélado sin aterrizar allí con una nave, puesto que sacan a la luz lo que se esconde bajo el hielo de la luna. En esta ocasión, un espectrómetro de masas de la Cassini detectó la presencia de moléculas orgánicas de más de 200 unidades de masa, diez veces más masivas que el metano. Estos datos sugieren, según los investigadores, la presencia de una fina capa de moléculas orgánicas sobre la superficie del océano y bajo el hielo. Estas estarían constantemente removidas por las burbujas y el agitado interior de Encélado, de forma que ven muy probable que se formen grumos o escamas de materiales orgánicos e incluso gotas de agua salada. ¿Sería este un buen caldo de cultivo para seres vivos? En la actualidad existen varios candidatos prioritarios para buscar vida fuera de la Tierra. Estos son Marte, Europa (una luna de Júpiter) y Titán (otra de las lunas de Saturno). Pero solo Encélado tiene, además de agua líquida y moléculas orgánicas, un ciclo biogeoquímico capaz de proporcionarle a los seres vivos una fuente de energía. Esto es especialmente relevante para la investigación en astrobiología en exoplanetas (planetas más allá del Sistema Solar), puesto que este tipo de fenómenos pueden permitir el desarrollo de la vida en océanos no superficiales. Esto conlleva que puede aparecer vida lejos de la zona de habitabilidad de las estrellas, la región donde las estrellas permiten que exista agua líquida en superficie en sus planetas. Además, hace posible que las estrellas que emiten grandes cantidades de radiación puedan acoger planetas en cuyo interior se desarrolle la vida. De momento, habrá que esperar para buscar las posibles huellas de vida en Encélado. Cassini no estaba diseñada para encontrar su rastro y, en todo caso, ya hace meses que se desintegró. "Necesitaremos una próxima misión para responder a las preguntas astrobiológicas que ha despertado esta investigación. Una misión llamada 'Enceladus Life Finder' (ELF) está bajo estudio, pero aún está compitiendo por conseguir su oportunidad para volar", dijo Hunter Waite, coautor del estudio y principal investigador de uno de los instrumentos de la Cassini. ¿Qué descubriremos si viajamos a Encélado en las próximas décadas?