Se le conoce como el Club Bilderberg porque cada año reúne a los políticos y personalidades de Europa y Estados Unidos más poderosos e influyentes del planeta, para tratar “temas de interés global”. Para tal ocasión, las fuerzas de seguridad del país anfitrión les brindan toda la seguridad y el aislamiento posible. Se dice inclusive que en los últimos años usan hasta bloqueadores de señales para evitar una intrusión sobre lo tratado allí. Ellos mismos definen su reunión, hipócritamente como un “cónclave anual destinado a fomentar el diálogo entre Europa y América del Norte” cuando en realidad en ella dan cuenta de sus infames planes de dominación mundial, actuando de hecho como un gobierno en la sombra que toman decisiones cruciales sin ningún control ni legitimidad democrática. El nombre Bilderberg se debe al hotel, ubicado en Holanda, donde se realizó ese primer encuentro. En las conferencias se pide guardar el máximo secreto acerca de las conferencias que se dan en el interior. En efecto, los invitados reciben una invitación personal y deben llegar a la cita -que se realiza alternativamente en hoteles de Europa y EEUU- sin acompañantes y sin escolta. No hay conferencias de prensa posteriores, mientras que la prensa es mantenida lejos durante la reunión. El sistema de debate promueve “discusiones informales”. Los participantes son libres de usar la información recibida, pero no pueden revelar la identidad ni el contenido de los discursos de ningún participante. Se busca así que los invitados expresen libremente sus ideas, ya que tienen la garantía de que no se van a difundir en los medios de comunicación. Por lo que se sabe no se transcriben las intervenciones, no se graban los discursos, no se vota ningún acuerdo y no se hacen declaraciones oficiales. En esta ocasión, la reunión se llevo a cabo en Turín (Italia) y trataron doce temas, todos ellos sobre acontecimientos actuales gran importancia. Estos fueron: El nacionalismo en Europa; El desafío de la desigualdad; El futuro del trabajo; Inteligencia artificial; EE.UU. ante las elecciones de mitad de mandato de Donald Trump; Los riesgos que enfrenta el libre comercio; El ocaso de los EE.UU.; El ascenso de Rusia; La amenaza china; La rivalidad entre Arabia Saudita e Irán; Computación cuántica; El mundo de la "pos-verdad".130 líderes de EE.UU. y Europa fueron invitados a la que fue la 66 edición de esta peculiar reunión, de los cuales, cerca de dos tercios de los 131 participantes de este año provinieron de Europa, y el resto de los EE.UU. Hubo además expertos en finanzas, industria, educación y política. Entre los asistentes a esta cita, acudieron también los primeros ministros de Holanda, Bélgica, Serbia y Estonia. Asimismo, se hicieron presentes el secretario general de la OTAN, el director general de los servicios de inteligencia de Francia y el judío Henry Kissinger, este ultimo de infausta recordación, quien es un habitual ‘invitado’ a esta reunión anual. El secretismo de sus reuniones ha alentado diversas teorías conspirativas acerca del misterioso grupo. Se asegura que pretenden dominar el mundo y que las grandes decisiones globales para conseguirlo salen de estos encuentros. La teoría más repetida entre quienes denuncian sus prácticas, esta en que Bilderberg es el lugar donde los futuros líderes occidentales son escrutados y seleccionados. “Su objetivo final era el control de absolutamente todo el mundo, en el mejor sentido de la palabra. Actuaban como si fueran Dios en la Tierra”, ha indicado el escritor ruso Daniel Estulin, quien ha investigado a fondo al Club Bilderberg. “Pero en los últimos años, todo ha cambiado, ya que el actual modelo económico está tocado de muerte y las élites se están organizando en torno a otros polos de poder, por lo que su influencia se esta extinguiendo. Aun así no deja de ser peligroso, porque todavía pueden influir en la política global, buscando impedir que el poder se les termine escapando de las manos. Por ello es el primer interesado en la agudización de los conflictos que agobian al mundo hoy en día” puntualizó.
