TIEMPOS DEL MUNDO
jueves, 27 de enero de 2022
DE CYBORGS Y ALIENS: Si algún día nos encontramos con extraterrestres, serán de origen artificial
Es la gran pregunta aun no resuelta: ¿existe vida en otros planetas? Como sabéis, periódicamente, aparecen personas que aseguran haber tenido encuentros en la tercera fase con seres de aspecto humanoide y con poderes sobrenaturales. Las descripciones que ofrecen de estos alienígenas son parecidas. Siempre hay una luz inmensa que aparece desde el cielo y de la que descienden formas de vida extraordinaria. Algunos ufólogos, incluso, sostienen que hay varias razas extraterrestres. A tal punto llega el delirio que, gracias en su mayor parte al cine, cuando pensamos en habitantes de otros planetas tendemos a imaginar a criaturas de lo más inimaginables, los cuales por cierto - como los temibles Xenomorfos de la saga Alien - dan mucho, mucho miedo. Pero en realidad, hay un grupo cada vez mayor de científicos vinculados a la astrofísica y a la búsqueda de vida en otros planetas que difiere mucho de la idea general y aceptada de que nuestros hipotéticos visitantes sean de carne y hueso, es decir, que estén hechos de material orgánico, apuntando a que, de existir, tuvieran un origen artificial. A fin de cuentas, si han venido desde muy lejos quiere decir que podrían ser una civilización de lo más desarrollada tecnológicamente, capaz de recorrer distancias astronómicas por el espacio, por lo que se puede intuir que, al igual que el personaje HAL 9000 en la ficción de Kubrick, el viajero abordo sea una máquina. “Estamos a uno o dos siglos de que los humanos, compuestos de materiales orgánicos como el carbono, sean trascendidos por inteligencia inorgánica ”Esta es la teoría que defiende Martin Rees, profesor emérito de astrofísica en la Universidad de Cambridge, quien ha publicado un interesante artículo en Live Science en el que explica detalladamente por qué cada vez hay más científicos como él que creen que, de existir la vida extraterrestre, posiblemente sea artificial y no natural. “Supongamos que hay otros planetas en los que comenzó la vida como en el nuestro y se dio una evolución darwiniana”, argumenta. “Aun así, es muy poco probable que el progreso en inteligencia artificial sucediera al mismo ritmo que en la Tierra. Si este llegó más tarde, entonces ese planeta no revelaría ninguna evidencia de vida a nuestros radiotelescopios. En cambio, en uno que pertenezca a una estrella más vieja que el Sol, la vida podría haber tenido una ventaja de mil millones de años o más”. Evidentemente, si comparamos el período de tiempo que llevamos habitando en el Sistema Solar con la historia de otras estrellas, planetas o galaxias, nuestra existencia apenas representaría una milésima de segundo, lo que quiere decir que de haber seguido un proceso de evolución similar al nuestro otra posible forma de vida que haya ahí arriba, muy lejos, ya habría desarrollado tecnología que nosotros aún estamos por descubrir. El horizonte transhumano contempla un futuro en el que la unión entre cuerpo orgánico y máquina sea total e integral, de ahí que como Rees asegura, “estamos a uno o dos siglos de que los humanos, compuestos de materiales orgánicos como el carbono, sean superados o trascendidos por inteligencia inorgánica”. “Si la inteligencia alienígena tuviera una evolución similar a la nuestra, sería muy poco probable que la detectáramos en el breve lapso de tiempo en el que todavía tiene una forma biológica” asevero. “La potencia de procesamiento de los ordenadores está aumentando exponencialmente, lo que significa que la inteligencia artificial del futuro podrá usar muchos más datos que hoy en día, por lo que podríamos deducir que se volverá exponencialmente más inteligente, superando a la humana”, avisa el astrofísico. “Un punto de partida podría ser mejorarnos a partir de la modificación genética para su combinación con la tecnología punta, creando ‘cyborgs’ con partes orgánicas e inorgánicas, lo que podría significar el momento de transición hacia una inteligencia totalmente artificial”. Si los seres orgánicos, como nosotros y los animales, evolucionamos de forma lenta y paulatina durante siglos, siguiendo un esquema darwiniano, la IA podrá hacerlo de una manera más rápida y vertiginosa. “La inteligencia orgánica humana solo sería un breve interludio de nuestra ‘historia humana’ antes de que las máquinas asuman el cargo”, pronostica Rees. “Entonces, si la inteligencia alienígena tuviera una evolución similar a la nuestra, sería muy poco probable que la detectáramos en el breve lapso de tiempo en el que todavía tiene una forma biológica. Si tuviéramos la posibilidad de descubrir vida extraterrestre, sería mucho más posible que fuera electrónica que de carne y hueso, y seguramente ni resida en planetas”. Sin duda, la teoría del astrofísico da lugar a un montón de preguntas e hipótesis sobre cómo podría avanzar la civilización de manera exponencial gracias al empleo de inteligencia artificial. Y, a su vez, también da razones para pensar por qué es tan difícil demostrar científica o empíricamente que hay seres ahí arriba: nuestra tecnología, a sus ojos, les resultaría prehistórica. “La vida de una civilización orgánica puede ser, como máximo, de milenios, mientras que su diáspora electrónica podría continuar durante miles de millones de años”, asevera el científico. “Si incluimos esto en la ecuación, parece que puede haber más civilizaciones de las que pensamos, pero la mayoría de ellas serían artificiales. Habría que reinterpretar el término ‘civilización extraterrestre’, ya que esta connota una sociedad o conjunto de individuos; en contraste, los extraterrestres bien podrían ser una sola inteligencia integrada”. En otras palabras, una gran mente colmena que mantiene a sus distintas partes, de las más inferiores a las más superiores, perfectamente integradas y organizadas. Por último, la teoría de que haya ahí arriba en el espacio civilizaciones de extraterrestres con un desarrollo tecnológico tan exponencial nos puede llevar a la presunción de creer que nosotros somos un producto suyo. En una época en la que empresas tecnológicas como Facebook prometen la creación de un metaverso alternativo construido a partir de realidad virtual inmersiva, no sería absurdo pensar en que podamos ser un producto o sueño de una forma de vida infinitamente más avanzada, lo que sin duda supone un gran conflicto metafísico y filosófico digno de ‘El show de Truman’. “Las civilizaciones más inteligentes podrían ser capaces de simular seres vivos con conciencias reales o incluso mundos alternativos”, sentencia Rees. “Esto puede resultar extraño, ya que todo se basa en nuestro conocimiento actual de física y astrología. Pero deberíamos tener la mente abierta a la posibilidad de que haya muchas cosas que todavía no entendamos. ¿Es posible que las leyes que apreciamos y las constantes matemáticas que apreciemos sean solo ‘locales’ y en otras partes del universo haya otras reglas? Esto conduciría a posibilidades aún más asombrosas” puntualizo.