Como recordareis, en octubre del 2017, un objeto con forma de cigarro pasó cerca de la Tierra a una velocidad increíble, antes de ser lanzado a los confines del sistema solar por la fuerza gravitatoria del Sol. Este objeto similar a un asteroide recibió el nombre de Oumuamua, que proviene de la palabra hawaiana “mensajero”, el cual fue ampliamente estudiado por la comunidad científica. Al parecer tenía varios cientos de metros de longitud, con una altura y un ancho de aproximadamente una décima parte. En un principio se pensó que era los restos de un cometa, aunque los científicos descartaron posteriormente esta posibilidad. Y aunque la mayoría de los astrónomos asumieron que se trataba simplemente de un asteroide helado, que logró avanzar a través del espacio en un viaje de 600.000 años desde la estrella Vega, otros sugirieron que su origen podría ser extraterrestre. Su estructura extraña parecía ser adecuada para viajes interestelares. Uno de esos científicos fue Avi Loeb, director del departamento de astronomía de Harvard y uno de los asesores del proyecto Breakthrough Listen, quien dijo que cuanto más estudiaba el objeto, más convencido estaba de que podría tratarse de una sonda artificial enviada por una civilización alienígena. Pero ahora, el profesor Loeb ha dado un paso más allá, desafiando a la mismísima comunidad científica para que demuestre lo contrario. Avi Loeb le dan igual las críticas sobre su hipótesis de que Oumuamua podría ser una sonda extraterrestre. “Como se hizo evidente a partir de la reacción de algunos científicos a mis publicaciones sobre el tema, muchos de ellos asignan una probabilidad previa de cero a la posibilidad de que encontremos evidencia de civilizaciones alienígenas”, escribió en Reddit el 2 de febrero. Loeb causó un gran revuelo cuando, en noviembre pasado, cuando él y su colega Shmuel Bialy publicaron un artículo en la prestigiosa revista científica “The Astrophysical Journal”, en el que describían su teoría sobre el origen extraterrestre. “Teniendo en cuenta un origen artificial, una posibilidad es que ‘Oumuamua’ sea una vela luminosa, flotando en el espacio interestelar como un escombro de un equipo tecnológico avanzado”, escribió Loeb, y agregó que la evidencia sugiere que el objeto puede ser una sonda totalmente operacional enviada intencionalmente a nuestro sistema solar por una civilización alienígena. En el 2012, Loeb fue nombrado como uno de los científicos más influyentes por la revista Time. Pero desde que hizo pública su teoría sobre la naturaleza extraterrestre de Oumuamua, se ha tenido que enfrentar a la reacción de sus colegas. Sin embargo, cree que las perspectivas de aquellos que se niegan a considerar la posibilidad del origen extraterrestre del misterioso objeto espacial se están oponiendo al espíritu de la investigación empírica. “Para mí, toda la discusión sobre Oumuamua es muy similar a una escena imaginaria donde se ve a una persona de la cueva mostrando un iPhone”, dijo Loeb. “Y esta persona de la cueva lo miraría y pensaría que podría ser una roca. Y luego se lo mostraría a otros miembros de su tribu y la gente todavía diría: ‘No, es probable que sea una roca y, ¿cómo te atreves a decir otra cosa? ¿Cómo te atreves a hablar de algo que es diferente a una roca? Es algo de lo que estamos familiarizados. Y así, para mí, ¡ni siquiera poner [a los extraterrestres] en la mesa para discusión es un crimen!” El profesor Loeb también argumentó en un artículo publicado en enero en la revista Scientific American que, al igual que Oumuamua posiblemente podría ser un mensaje en una botella de otra civilización arrastrado a nuestra orilla del sistema solar, los humanos durante el próximo siglo probablemente desarrollarán la capacidad de enviar nuestras propias “botellas tecnológicas” a las orillas de otros sistemas planetarios. Además, sugirió que tal nave espacial de exploración podría transportar robots equipados con impresoras 3D, que podrían usar las materias primas que encuentren en otros sistemas solares para hacer objetos artificiales basados en planos de la Tierra. No obstante, el profesor Loeb se niega a retractarse de sus afirmaciones y ahora ha desafiado a cualquiera que demuestre que está equivocado. “Mucha gente esperaba que, una vez acabada esta publicidad, me echaría atrás”, dijo Loeb a The Washington Post. “Si alguien me muestra evidencia de lo contrario, inmediatamente retrocederé. Cambia tu percepción sobre la realidad, solo sabiendo que no estamos solos. Estamos luchando en las fronteras, en los recursos. Nos haría sentir parte del planeta Tierra como una civilización en lugar de que los países individuales voten por el Brexit”. Pero el principal astrónomo de Harvard ha ido más allá y ha criticado duramente a sus colegas científicos, asegurando que están demasiado tranquilos con el status quo. De hecho, está dispuesto a arriesgar toda su carrera de que hay naves extraterrestres entre nosotros, incluyendo una o más cerca de Júpiter, aproximándose a nuestro planeta. “El enfoque general es que puedes tomar tu café por la mañana y esperar lo que encontrarás más tarde”, continuó diciendo Loeb. “Es un estilo de vida estable, pero para mí se parece más al estilo de vida de una persona de negocios que a los científicos. Lo peor que me puede pasar es que me liberen de mis tareas administrativas, y eso me dará aún más tiempo para concentrarme en la ciencia” puntualizó. Por lo visto, la comunidad científica quiere desacreditar a todo aquel que ofrezca teorías alternativas sobre la existencia de vida extraterrestre inteligente. Parece que algo está inquietando a los científicos, quienes buscan ocultar a toda costa las revelaciones o la posibilidad de que los extraterrestres estén entre nosotros, controlando nuestra sociedad, desde los gobiernos hasta las agencias espaciales, y tal vez formemos parte de una especie de “zoológico humano”.