TIEMPOS DEL MUNDO

jueves, 10 de agosto de 2023

AVI LOEB: “No podemos fiarnos del Pentágono para saber la verdad acerca de los OVNIS”

Como recordareis, hace un par de semanas se presento en el senado estadounidense… quien confirmo su versión acerca del ocultamiento por parte del Pentágono de restos de naves y material orgánico de origen alienígena, y del cual dimos cuenta en esa ocasión. Ahora bien, el reconocido astrofísico Avi Loeb - jefe del Proyecto Galileo, director fundador de la Iniciativa Black Hole de la Universidad de Harvard, director del Instituto para la Teoría y la Computación del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, coautor del libro de texto Life in the Cosmos y autor del bestseller “Extraterrestrial: The First Sign of Intelligent Life Beyond Earth” - nos da sus impresiones de todo ello, lo cual os ofrecemos traducido y entrecomillado claro esta ¿vale?: “El presentador de Morning in America de NewsNation, Markie Martin, me preguntó ayer: ‘Avi, tú eres astrofísico de Harvard y la mayoría de nosotros no tenemos esa formación. ¿Cómo nos aconsejas que interpretemos la audiencia en la Cámara de Representantes de EEUU sobre lo que se dio allí acerca de los Fenómenos Anómalos No Identificados’ (UAP en ingles). Mi respuesta fue sencilla: ‘Presten atención a la información objetiva presentada por los testigos. Piense que es un jurado en un tribunal y decida si cree a los testigos’. Markie también me preguntó por la reacción de algunos colegas ante mi reciente expedición al océano Pacífico, de la que informó The New York Times. Le expliqué que las 717 esferas que hemos recuperado hasta ahora están siendo analizadas por los mejores instrumentos del mundo en tres laboratorios: en la Universidad de Harvard, en la Bruker Corporation y en la UC Berkeley. Los científicos citados en el reportaje del The New York Times no tienen acceso a estas esferas ni a los datos de nuestros instrumentos, y sin embargo expresan opiniones muy firmes sobre su naturaleza. Esto contradice el método científico, según el cual los científicos deben guiarse por pruebas experimentales. Algunos están ansiosos por impugnar una carta formal del Comando Espacial de EEUU a la NASA alegando que se basa en datos erróneos, sólo porque los datos del meteorito USG 2014-0108 no podían ser descritos por su modelo para las rocas espaciales. Yo llamo a este pensamiento ‘la edad de piedra de la ciencia’. Nunca aprenderíamos algo nuevo si insistiéramos en que todo lo que hay en el cielo deben ser rocas. Además del Proyecto Galileo que dirijo en la Universidad de Harvard, los legisladores y políticos están considerando seriamente a los extraterrestres. Dado el interés público y gubernamental por los objetos tecnológicos extraterrestres cercanos a la Tierra, los científicos tienen la obligación de resolver la naturaleza de los UAP y los meteoritos interestelares anómalos, en lugar de centrarse en nociones matemáticas abstractas de otras dimensiones o el multiverso de las que no existen pruebas. Robert Oppenheimer por ejemplo, se sentía atraído por la física matemática abstracta y consideraba la astrofísica como ciencia aplicada, pero su principal legado científico fue la astrofísica a través de los estudios de las enanas blancas y las estrellas de neutrones y el colapso de una estrella hasta convertirse en un agujero negro. En un esfuerzo poco habitual, republicanos y demócratas iniciaron juntos la audiencia acerca de esos fenómenos en la Cámara de Representantes de los EE.UU. el 26 de julio del 2023. Los tres testigos presenciales hablaron bajo juramento, lo que les hace legalmente responsables de cualquier cosa que digan y facilita a los legisladores la búsqueda de información adicional. Entre los tres se encontraban David Grusch, antiguo representante de los oficiales de reconocimiento nacional en el grupo de trabajo de los UAP en el Departamento de Defensa, y dos pilotos militares, Ryan Graves y David Fravor. El debate en torno a sus deliberaciones sugiere que el contexto extraterrestre de lo allí explicado está perdiendo su estigma. Si los científicos, el Congreso de EE.UU. y el público quieren saber más, el Departamento de Defensa debería revelar todo lo que sabe sobre esos fenómenos que no sean de origen humano y potencialmente extraterrestres. Los objetos procedentes del espacio interestelar no respetan las fronteras nacionales y su naturaleza no es una cuestión de seguridad nacional. Desde una distancia de miles de años luz, no importa cómo los terrícolas se repartan la tierra en la superficie de esta diminuta roca, sobrante del proceso de formación del Sol. Descubrir la naturaleza de los UAP representa un conocimiento que debería ser compartido por todos los humanos, en el espíritu del conocimiento científico. Todos merecemos saber si tenemos vecinos en las estrellas. Las pruebas que tenemos acerca de su existencia no deberían ocultarse a la vista del público. En las declaraciones iniciales, Graves señaló que ‘naves alienígenas están en nuestro espacio aéreo, pero se informa muy poco acerca de ellos. Estos avistamientos no son raros ni aislados; son rutinarios... Si se trata de algo más, es una cuestión para la ciencia’, y Fravor añadió: ‘Esta cuestión no tiene que ver con la divulgación pública total que podría socavar la seguridad nacional... Lo que me preocupa es que no haya supervisión por parte de nuestros cargos electos’. Durante la sesión de preguntas y respuestas, Fravor señaló que se había encontrado con un comportamiento que va mucho más allá de nuestras tecnologías pasadas y actuales. Grusch señaló que ha facilitado al Inspector General de la Comunidad de Inteligencia los nombres de testigos de primera mano, así como los lugares en los que se encuentran actualmente materiales de naves espaciales alienígenas no humanas. También insinuó que los datos de satélite indican información de apoyo, prometiendo facilitar a los representantes información de contacto relacionada a ellos. El ex subsecretario adjunto de Defensa para Inteligencia, Chris Mellon, respaldó el testimonio de Grusch sobre un programa de varias décadas de recuperación e ingeniería inversa de naves espaciales extraterrestres, al declarar a principios de esta semana: ‘Me han dicho que hemos recuperado tecnología que no se originó en esta tierra funcionarios del Departamento de Defensa y antiguos funcionarios de inteligencia’. Los sensores gubernamentales serían naturalmente los primeros en registrar actividad inusual cerca de la Tierra porque vigilan el cielo por motivos de seguridad nacional, mientras que los astrónomos entrenan sus telescopios en fuentes de luz lejanas e ignoran los objetos de su entorno inmediato. El carácter anecdótico de los informes anteriores sobre esos fenómenos anómalos es la razón por la que el Proyecto Galileo que dirijo construye nuevos observatorios que vigilan sistemáticamente todo el cielo y calibran las estadísticas de los UAP en relación con los objetos terrestres conocidos. El congresista Maxwell Frost (D-FL) reconoció en sus comentarios el esfuerzo del Proyecto Galileo en la Universidad de Harvard. Esperemos que, al permitir a los científicos acceder a los datos de esos fenómenos anómalos que pueda tener el gobierno estadounidense, todos podamos hacernos una mejor idea de si hay pruebas de vecinos cósmicos en nuestro patio trasero. De ser así, podríamos aprovechar nuevas capacidades tecnológicas estudiando los lugares donde se estrellaron viajeros interestelares en tierra o en nuestros océanos. Comprobar que existe vida inteligente mas allá de nuestro planeta daría un nuevo sentido a nuestra existencia en el vasto cosmos que hasta ahora parecía oscuro y solitario” puntualizó. Es indudable que tanto el Pentágono como las demás agencias estadounidenses van a seguir ocultándonos información, por lo que no debemos creerles una sola palabra de lo que dicen. Eso está claro.