TIEMPOS DEL MUNDO

jueves, 3 de octubre de 2019

INAUDITO DESCUBRIMIENTO: Sondas extraterrestres se ocultarían en asteroides cercanos

El pasado mes de septiembre nos enteramos que el Centro de Planetas Menores, un organismo del Observatorio Astrofísico Smithsoniano, descubrió un segundo objeto interestelar en nuestro sistema solar. Los astrónomos dijeron que el misterioso objeto, denominado C/2019 Q4, podría ser un cometa dado que parece dejar tras de sí una cola mientras se mueve por el espacio. Sin embargo, para el astrónomo Seth Shostak del Instituto SETI, que se centra en la búsqueda de inteligencia extraterrestre, aseguró que el objeto interestelar podría ser una sonda alienígena enviada para estudiar nuestro sistema solar y sus planetas. A pesar de la teoría expuesta por Shostak, la mayoría de los astrónomos se refieren al C/2019 Q4 como un cometa. Según la Unión Astronómica Internacional, el objeto sigue un camino hiperbólico que se extiende hacia el Sistema Solar. Pero parece ser que no toda la comunidad astronómica coincide en la explicación lógica y racional. Ahora un astrónomo estadounidense sugiere que antiguas sondas extraterrestres pueden esconderse en los asteroides cercanos a la Tierra. ¿Hay antiguas naves extraterrestres en asteroides cercanos a la Tierra que nos han estado observando desde tiempos inmemorables? El Dr. James Benford, presidente de la organización espacial Microwave Sciences en Lafayette, California, sugiere que los asteroides cercanos a la Tierra pueden contener sondas robóticas antiguas enviadas desde civilizaciones lejanas. Es más, está tan convencido de su teoría que si no fuera así entonces demostraría que no hay nadie más en el universo. En un artículo titulado “Merodeadores: Co-orbitadores como observaciones SETI”, y que se publica esta semana en la revista científica Astronomical Journal, el Dr. Benford die que los “merodeadores” son sondas de observación ocultas, desconocidas e inadvertidas que podrían haber sido enviadas para estudiar la Tierra hace mucho tiempo.“Pueden responder a una señal intencional y pueden no hacerlo, dependiendo de motivaciones extraterrestres desconocidas”, dice el artículo. “Los merodeadores probablemente serían robóticos, como nuestras propias sondas Voyager y New Horizons”. Obviamente, también hay un límite en cuanto a la duración de cualquier sonda espacial extraterrestre enviada para observar la Tierra. Para el astrónomo estadounidense quizás las sondas estén esperando en estos objetos a que los encontremos. Pueden permanecer en silencio y simplemente informar a donde se comuniquen. Y si encontramos a tal merodeador podríamos simplemente fotografiarlo y enviar en un mensaje para decir “te vimos” y despertarla de su letargo. La idea se basa en la sonda Bracewell, un concepto hipotético para una sonda espacial interestelar autónoma con el propósito de comunicarse con una o más civilizaciones extraterrestres. Y como no podía ser de otra manera, la teoría del Dr. James Benford ha provocado todo tipo de reacciones en la comunidad astronómica. Sin embargo, plantea una cuestión interesante. El proceso de búsqueda de antiguas naves alienígenas cerca de la Tierra sería fundamental para que comprendamos la posibilidad de inteligencia extraterrestre en nuestra galaxia. Y si no encontramos absolutamente nada en los objetos coorbitales, asteroides que giran alrededor del Sol en el mismo o similar camino orbital a la Tierra, alrededor de la Tierra, entonces las posibilidades de que haya civilizaciones extraterrestres más avanzadas en cualquier lugar de nuestra galaxia se vuelven más remotas. “Si no encontramos nada allí, esto nos da un resultado profundo: nadie ha venido a observar la vida de la Tierra, que ha sido evidente en nuestra atmósfera en líneas espectrales sobre distancias interestelares durante más de mil millones de años”, explica el Dr. Benford. Pero esta no es la primera vez que el astrónomo comenta sobre la existencia de vida extraterrestre inteligente. En el 2010, llego a la conclusión de que los científicos del SETI habían tomado un enfoque equivocado durante las últimas cinco décadas. Hasta ahora, los investigadores han escuchado los inusuales blips o pitidos de las estrellas cercanas seleccionadas. A pesar de 50 años de búsqueda, nadie ha podido encontrar evidencia de una señal extraterrestre. Según el Dr. Benford, cualquiera que sea la forma de vida, la evolución selecciona la economía de recursos. La transmisión es costosa y la transmisión de señales a través de años luz requeriría recursos considerables. Entonces, una civilización alienígena se esforzaría por reducir costos, limitar el desperdicio y hacer que su tecnología de señalización sea eficiente. Por lo que propusieron que las señales extrañas se pulsen y se dirijan estrechamente en el rango de señal de banda ancha de uno a 10 gigahercios ya que el SETI ha estado enfocando sus receptores de manera incorrecta, y también mirando en la dirección incorrecta.