TIEMPOS DEL MUNDO

jueves, 30 de marzo de 2023

ALIENIGENAS ANCESTRALES: Giganti di Mont’e Prama

Se trata de unas esculturas de entre dos y dos metros y medio creadas por la civilización Nurágica que habitó la isla de Cerdeña entre los siglos XVIII y II a.C. Los investigadores todavía no se han puesto de acuerdo en si estos Nurágicos eran originarios de la propia isla o por el contrario se les puede relacionar con los enigmáticos ‘Pueblos del Mar’, que asolaron las costas del Mediterráneo entre los siglos XIV y XIII a.C. En este último caso habrían llegado a Cerdeña luego de ser derrotados en su fallida invasión de Egipto - tras destruir a su paso Troya y el Imperio Hitita - entre el siglo XIII y XII a.C. Los primeros Gigantes, como los han denominado algunos estudiosos, fueron hallados en 1974 cerca de la localidad de Cabras, al Oeste de la isla. Representan guerreros, arqueros y luchadores con escudos. Una de sus características más destacadas, además de su gran tamaño, son los ojos formados por dos discos concéntricos. No se sabe tampoco si representan a héroes mitológicos o dioses. El hallazgo se produjo junto a una tumba de la misma época, por lo que se cree que estaban dispuestos en torno a ella como guardianes. Los teóricos de los antiguos astronautas, por otra parte, los han asociado con representaciones de robots alienígenas, debido a sus extrañas ropas y formas. Y en particular por sus rasgos más distintivos, sus ojos, que le da al rostro una apariencia robótica. Ellos afirman que hace miles de años atrás estos robot alienigenas gigantes quizás fueron observados por los antiguos pobladores que habitaban la isla construyendo las distintas edificaciones megaliticas que se encuentran en la zona, entre ellas las llamadas tumbas de gigantes. Luego de realizar lo que tenían que hacer en el lugar, los robots alienigenas partieron para nunca más volver. Los lugareños los recordaron creando estas extrañas estatuas. Pero tampoco esto está demasiado claro. Bien podrían haber pertenecido a un templo cercano todavía no hallado. Fue en marzo del 2014, luego de 40 años de estudio y restauración, cuando fueron expuestos al público en el Museo Arqueológico Nacional de Cagliari y en el Museo de Cabras. En total, con las más de cinco mil piezas encontradas se pudieron reconstruir unos 33 Gigantes. Sin embargo, dos nuevas piezas se hallaron en septiembre de ese mismo año, con la particularidad de que están completos e intactos. Un tercero se encontró enterrado más profundamente según las prospecciones de radar. La novedad que aportan estos dos gigantes es que, a diferencia de los hallados anteriormente, estos llevan sus escudos pegados al costado y no sobre la cabeza. Una postura que es muy similar a la de un pequeño bronce nurágico de la misma época encontrado en Viterbo (al norte de Roma), del cual se sabe con certeza su fecha: siglo IX a.C. Si la conexión se demostrase cierta, estaríamos ante el ejemplo más antiguo de colosos (estatuas gigantes) encontrado en el Mediterráneo, varios siglos anteriores que los colosos griegos. Y aun hay más, porque los estudiosos creen que los Gigantes debieron llevar máscaras, muy similares a las que hoy se usan en las celebraciones tradicionales de Cerdeña. Aunque éstas no fueran exactamente iguales, eso demostraría que algunos ritos y tradiciones ancestrales han pervivido en la isla durante más de 3.000 años. Son muchos los misterios que rodean a la necrópolis nurágica y a los Gigantes de Mont’e Prama, hallazgos que no tienen parangón en la estatuaria de la Cerdeña nurágica y que parecen ser producto de una exageración extrema de los bronces votivos, implementados en un contexto cultural atravesado por profundas líneas de fractura en un momento de transición muy sentido y sufrido. ¿Guardianes ancestrales de una zona sagrada, símbolos de las funciones sociales de los difuntos o el recuerdo de un acontecimiento importante de la historia local nurágica? ¿Destruida durante una guerra interna entre comunidades nurágicas, demolida por los fenicios o los cartagineses? Los estudios más recientes datan las tumbas y las esculturas entre finales del siglo IX y la primera mitad del siglo VIII a.C., en plena Edad de Hierro, obra de una sociedad que había cambiado radicalmente respecto a la de la Edad de Bronce. La necrópolis de Mont’e Prama pasó por tres fases de uso: la primera consistió en tumbas de un solo pozo en las que se depositaba un cuerpo inhumado; la segunda consistió en nuevas tumbas individuales o agrupadas cubiertas por losas de piedra de forma desordenada; la tercera consistió en tumbas con cubiertas de losas cuadradas, perfectamente alineadas. Por encima de estas tumbas bien organizadas y en el espacio abierto delante de ellas, que constituye una especie de camino funerario, se encontraron estatuas en estado fragmentario, destrozadas ya en la antigüedad y depositadas voluntariamente encima y junto a las tumbas, por lo que no es posible determinar la ubicación original de las estatuas, cuyos fragmentos se encontraron en un estado caótico. Se han planteado tres hipótesis principales sobre su destrucción: la primera hipótesis considera la destrucción del complejo como un episodio de lucha interna entre comunidades locales de cultura nurágica; la segunda hipótesis es que la destrucción tuvo lugar a manos de los fenicios de Tharros a finales del siglo VII a.C.; la tercera propone que la destrucción se remonta a la segunda mitad del siglo IV a.C. a manos de los cartagineses presentes en la isla. Según una interpretación, las esculturas representaban a la clase social más destacada, identificando a los arqueros con los valores militares, a los boxeadores con los religiosos y a los modelos de los nuraghi con los políticos. Otra interpretación, en cambio, reconoce en las estatuas, más que en los propios difuntos, la representación de sus antepasados, evocados como héroes míticos de las leyendas nurágicas, y en los modelos de los nuraghi el símbolo de la identidad y la unidad de la comunidad. Según una última interpretación, finalmente, las estatuas podrían celebrar el recuerdo de un acontecimiento importante de la historia local nurágica. El complejo funerario y escultórico suele definirse como un heroon, es decir, un lugar organizado y estructurado para el culto de los antepasados elevados al rango de héroes. Así, las esculturas de Mont’e Prama expresan la identidad y la pertenencia, valores especialmente significativos en una época de transición caracterizada por profundas tensiones y transformaciones. Tendrían, por tanto, un fuerte valor simbólico, dirigido tanto a las comunidades locales como a las procedentes del Mediterráneo oriental, que en aquellos años se encontraban frente a las costas de Cerdeña occidental. Sin embargo, las dudas acerca de su origen persisten ¿Qué son realmente los gigantes de Mont'e Prama? ¿Héroes, dioses o robots extraterrestres? ¿Por qué la ciencia no ha sido capaz de encontrar una respuesta satisfactoria? ¿O es que simplemente no las hay en este planeta?