TIEMPOS DEL MUNDO

jueves, 25 de abril de 2024

LA BESTIA DE BRAY ROAD: El misterioso hombre lobo de Wisconsin

Durante años, en el estado norteamericano de Wisconsin, los investigadores han podido acopiar más de un centenar de informes de personas que aseguran haberse topado con una enigmática criatura que más bien parece escapada de un relato de terror clásico. La han bautizado como la “Bestia de Bray Road”. Pero lo más bizarro de toda esta historia es que los testigos están convencidos que ha tenido un encuentro con un hombre lobo. De hecho, si no dispusiéramos de tal cantidad de relatos sería inconcebible admitir siquiera la posibilidad de que un licántropo se ocultara en los bosques de Wisconsin. Aunque las primeras declaraciones de su presencia pueden rastrearse hasta los años 30, no ha sido hasta finales de los 80, cuando los encuentros se dispararon de forma exponencial. Inmediatamente la prensa bautizó a esta criatura como la “Bestia de Bray Road”, en evidente referencia a la carretera que ha sido escenario predilecto para sus incursiones. Los testigos lo describen como un ser bípedo, de un metro ochenta de altura, muy corpulento, cubierto de un espeso pelaje oscuro, en ocasiones con vetas de color gris o plata. En reglas generales no diferiría mucho de los aparentes avistamientos del Sasquastch o Bigfoot, aunque con unas claras discrepancias. Tiene las orejas puntiagudas, hocico, colmillos prominentes y sus ojos son parecidos a los de un lobo. También se le ha descrito con tres poderosas garras, con las que incluso ha cazado y despezado animales. Se la visto caminar erguido y también a cuatro patas. Para algunos expertos podría tratarse de avistamientos del Bigfoot malinterpretados, aunque no obstante para la investigadora Linda Godfrey, autora de varios libros sobre el tema, no existen dudas de se trata de otro tipo de animal criptozoológico, con semejanzas al mítico hombre lobo. Precisamente, casi de una manera casual, a las manos de Godfrey llegó el relato que abrió la caja de Pandora. Nunca imagino la repercusión mediática que tendría el testimonio de aquella joven que acudió asustada a la redacción del periódico a contar su experiencia. Sucedió la noche del 31 de octubre de 1991, Doristine Gipson conducía tranquilamente su vehículo por Elkhorn (Wisconsin), cerca de la intersección con el Hospital en Delavan, cuando golpeó algo con su neumático derecho. Tras bajarse del coche observó en la oscuridad, a unos 15 metros de distancia, algo que parecía una “persona” corpulenta al lado de la carretera, “tenía un pecho descomunalmente ancho, como las personas que levantan pesas, cubierto de pelo largo” comentaría a la periodista. Antes de que pudiera acercarse más, la horrenda criatura se abalanzó hacia ella, teniendo el tiempo justo para llegar a su coche y abandonar el lugar despavorida. Aquella cosa saltó sobre su automóvil, pero resbalo de inmediato. Doristine regresó más tarde en compañía de un joven para comprobar que el monstruoso ser continuaba merodeando los alrededores de la carretera. La joven no tenía ni idea de que animal podría ser aquello que le atacó, pero tal vez pensó que podría ser un oso enfurecido tras haberlo golpeado con su automóvil. Los rasguños en la chapa del coche evidenciaban que el encuentro había sido muy real y potencialmente peligroso. Una noche de otoño de 1989, Lorianne Endrizzi de 24 años de edad, conducía por la citada carretera y tan solo a unos 800 metros del anterior episodio, observó en el arcén izquierdo un “animal” de rodillas y encorvado. Cuando aminoró la marcha de su vehículo pudo distinguir, a menos de 2 metros de distancia, que no se trataba de algo normal. Ante sus ojos apareció una “bestia” gris, cubierta con un espeso pelo marrón, con orejas puntiagudas, colmillos y un hocico como el de un perro. Sus ojos tenían un color amarillento. Entre sus garras parecía que tenía un animal muerto. Su aspecto fue descrito como muy musculoso y con movimientos propios de una persona. El avistamiento había durado unos 45 segundos. Intrigada consultó en la biblioteca con la esperanza de hallar respuesta a su encuentro. Su sorpresa fue mayúscula al comprobar que la única criatura que se parecía al animal que había visto era una ilustración del hombre lobo… Edrizzi se puso en contacto con el periódico local, tras conocer los rumores del anterior incidente, y así fue como el 29 de diciembre de 1991, tras la publicación de un reporte de Linda Godfrey se gestaba la leyenda de la “Bestia de Bray Road“. Los testimonios comenzaron a florecer y lo que en un principio parecían unos hechos aislados se convirtieron en una auténtica trama digna de una novela de terror… y que mejor escenario que un fantasmal cruce de caminos… Así pudo saberse que en septiembre u octubre de 1989, un productor de leche de Elkhorn llamado Scott Bray se topó con un animal que corría sobre sus cuatro patas. Era más grande y alto que un pastor alemán, con un cabello largo negro y gris. Pudo apreciar que tenía orejas puntiagudas y rabo. Y al igual que muchos testigos dijo que tenía una complexión robusta. Casi en la misma fecha se recogió el encuentro de Russell Gest que se llevó el susto de su vida. Relató a los periodistas que había visto en un bosque cercano a la carretera una criatura de pelo negro y gris que caminaba sobre sus patas posteriores. Poseía un gran cuello y anchos hombros. Su estatura era de metro y medio. Russell huyó despavorido cuando el extraño animal se encaminaba hacia él. Estaba convencido que se trataba de un hibrido entre perro y lobo. En marzo de 1990, Mike Etten un agricultor de Elkhorn sobre las dos de la madrugada y bajo la Luna llena, describió una criatura de cabello oscuro más grande que un perro, que observó cerca del cruce del Hospital. Etten dijo a la prensa: “Estaba sentado como un mapache y parecía comer algo que tenía entre sus garras”. Tenía la cabeza ancha y su hocico no era tan largo como el de un perro. Su cuerpo estaba cubierto de oscuro pelo espeso y sus piernas eran grandes y gruesas. En un principio pensó, aunque no estaba seguro, que debía ser un oso, pero tras conocer los extraños sucesos ocurridos en el área reconsidero su hipótesis. Gran susto se llevó Dennis Hasting que, en 1989, mientras cazaba en los bosques de Kenosha fue sorprendido por el aullido desgarrador de un gran animal. A unos 20 metros, entre el espejo ramaje, solo pudo adivinar la silueta de una gran criatura que caminaba sobre dos patas. Don Young es otro cazador que asegura haber visto varias veces a la “Bestia de Bray Road” merodeando por los bosques de Wisconsin, en una ocasión incluso la tuvo en su punto de mira, pero no llegó a disparar por temor. Una de las características más desconcertantes de los encuentros con el hombre lobo de Wisconsin quizás sea su aspecto hostil. En contra de los evasivos incidentes con el Bigfoot u otras criaturas criptozoológicas, en no pocas ocasiones la “Bestia de Bray Road” ha intentado acercarse o atacar a los testigos. De hecho, su mirada es descrita habitualmente como agresiva. En la navidad de 1990, sobre las 16:30 horas, Heather Bowey regresaba a casa en compañía de varios amigos, cerca de Lovelan, a corta distancia del cruce con el Hospital, cuando observaron lo que creyeron que era un perro cubierto de nieve. Ante la llamada de los jóvenes, la criatura se puso de pie sobre sus patas traseras mostrando que estaba cubierta de un pelaje marrón plateado. Se puso a caminar torpemente hacía el grupo, y tras varios pasos corrió a 4 patas dando un gigantesco salto. Presas del pánico todos corrieron a la casa de Bowey que estaba a unos 250 metros, el “animal” los siguió unos instantes antes de tomar otra dirección. Uno de los sucesos más escalofriantes sucedió en el año 1972, en el Condado de Jefferson, cuando la policía recibió una llamada alarmada de un vecino que había sufrido el ataque de un grotesco ser. Según la investigación efectuada por el Departamento de Recursos Naturales de Wisconsin el intruso fue descrito ante las autoridades como un “gran animal desconocido” que había intentado entrar en la granja forzando la puerta. El ser medía más de dos metros de altura, cubierto de largo cabello oscuro, caminaba como un hombre y poseía largos brazos acabados en garra. A las dos semanas volvió y atacó a uno de los caballos hiriéndole profundamente de hombro a hombro. En su día los investigadores desecharon el caso al considerarlo demasiado “violento” para un Bigfoot… Al igual que ocurriera en West Virginia con los célebres casos protagonizados por Mothman (Hombre Polilla), en Michigan también se han dado toda clase de incidentes anómalos y forteanos alrededor de las manifestaciones de la “Bestia de Bray Road”… Curiosamente el verano de 1991, antes de conocerse las primeras apariciones del licántropo, se había informado a la policía de un desconcertante hecho ocurrido en la zona y que nunca fue aclarado convenientemente. Se hallaron más de una docena de perros y gatos muertos en misteriosas circunstancias en una zanja a lo largo de la carretera de Willow. El funcionario local de Delavan, John Frederickson del Departamento de Recursos Naturales, declaró que creía que los animales habían sido utilizados en rituales satánicos. No obstante, el jefe de la policía James Linn Jensen desestimó esta idea en junio de 1991. Frederickson argumentaba que algunos de los animales tenían atadas sus patas traseras y presentaban cortes en las gargantas, otros estaban decapitados y desmembrados de varias formas. Posteriormente a este incidente, en varios lugares de Wisconsin aparecieron más animales muertos y mutilados. Otro caso sin resolver fue el de un perro que encontraron con la cavidad torácica abierta en dos y su corazón había sido extirpado. También se han denunciado la desaparición de decenas de mascotas en extrañas circunstancias. Para elevar la incertidumbre sobre estos sucesos, un niño de Delavan declaró que un hombre uniformado completamente de negro intento, sin éxito, “secuestrar” a su perro labrador e introducirlo en un gran coche negro… Todo este macabro hecho se intentó relacionar con una supuesta “secta satánica” que habita una granja apartada muy cerca de la famosa carretera, y que ha sido culpada, además, de realizar rituales en el cementerio y efectuar macabros “graffitis”. Por lo que no pocas voces comenzaron a señalar una vinculación entre la aparición del hombre lobo y dichas prácticas de magia negra ocurridas poco antes de la irrupción del licántropo. Pero hay más incidentes difíciles de explicar. En enero de 1992, un “hombre de negocios de renombre” habló con Linda Godfrey asegurando que había visto dos OVNIS sobrevolando el cielo de Delavan. Eran dos luces muy brillantes que emitían chispas mientras se desplazaban erráticamente. En la primavera de ese año, cerca de una zona de pastoreo de Elkhorn se encontraron cinco caballos con sus gargantas acuchilladas. John Frederickson aseveró que “eran heridas casi del tipo quirúrgicas”. Mas bizarro si cabe fue el episodio protagonizado por William Bosak, que sin duda ni quisiera fue garabateado en notas por los criptozoólogos que lo consideran una autentica herejía para sus pesquisas. El señor Bosak no hubiera imaginado jamás haberse encontrado con semejante vehículo a su paso, y mucho menos con tan “primitivo” piloto. Eran alrededor de las 10:30 horas de la noche del 2 de diciembre de 1974, cerca de Frederic en Polk County, cuando el agricultor de 69 años observó una extraña maquina en forma de campana envuelta en una niebla que estaba casi en el suelo. La mitad del objeto estaba cubierto y en su parte visible observó una ventana por la que vio una criatura delgada de tonalidad oscura a excepción de su rostro. Su piel era de color marrón rojiza. Tenía mucho vello por todo el cuerpo que le salía de punta, pero carecía de barba, las orejas eran grandes como las de una ternera y sus ojos eran protuberantes. Tenía un aspecto espantoso, la cara era chata y le daba aspecto de Bigfoot. Bosak dijo a los investigadores: “La criatura levanto sus brazos por encima de su cabeza, y por su expresión tenía el mismo miedo que yo”. Luego de unos 10 segundos el objeto se perdió de la vista del testigo tras acercase a poca distancia del agricultor hasta casi chocar con su vehículo. Al día siguiente al regresar a la zona encontró una porción de terreno de un metro ochenta de diámetro que estaba aplastada. ¿Qué misterio encierran los alrededores de Bray Road?… ¿nos encontramos ante un verdadero hombre lobo?… Para los expertos consultados el animal descrito por los testigos no podría ser ni un coyote, ni un lobo rojo nativo del lugar. Un lobo gris sería mucho más grande que un lobo nativo, pero por lo general no se encuentran en la zona. Además, los lobos grises no poseen la envergadura física de la “Bestia de Bray Road” ni pueden caminar sobre sus patas traseras. También se ha valorado la hipótesis de un híbrido entre un perro y un lobo, pero la descripción de unas garras con apariencia humana descarta esta probabilidad. El único candidato plausible para algunos de los avistamientos podría ser un oso pardo. Pese a que estos animales no comen sus comidas con las palmas en alto, no camina largos trayectos a dos patas y rara vez interactúa con los humanos. Por su parte, el investigador Richard Hendricks, junto a Loren Coleman y Jerome Clark, piensan que los testigos pueden describir al “Shunka Warakin” un raro y extinguido espécimen de lobo que ya fue descrito por los nativos americanos y por los primeros colonos de la zona como un animal de piel y vello oscuro que camina sobre sus patas traseras. No obstante, esta posibilidad también tiene sus lagunas, puesto que la criatura es descrita como de apariencia humana y su complexión tampoco se ajusta a los pocos datos conocidos del “Shunka Warakin”. La mayoría de los criptozoólogos sugieren que las denuncias de Wisconsin se pueden encuadrar dentro de los patrones conocidos y estudiados de los cientos de encuentros con el Bigfoot. Señalan que quizás se trate de unos ejemplares distintos a los usuales, más pequeños y con marcadas características físicas que los hacen diferentes de sus congéneres de otros lares, como puede ser el hocico y las garras. Tampoco hay evidencias de que se trate de un auténtico hombre lobo, ya que ninguno de los numerosos testimonios que se han podido conseguir a lo largo de los años han presenciado la transformación del hombre en animal o viceversa. Linda Godfrey considerada la mayor especialista en la “Bestía de Bray Road” defiende que puede tratarse de un “animal” desconocido aún no clasificado ni siquiera por los más ortodoxos criptozoólogos que tienen autentico pavor a considerar siquiera la posibilidad del hombre lobo. Estos se decantan por la existencia en Wisconsin de una pequeña población de Bigfoot “autóctonos” con peculiares características físicas que los hacen diferentes de sus vecinos de otros estados norteamericanos. Sin embargo, para otros especialistas los sucesos que se registran en Wisconsin y alrededores tienen connotaciones demasiado extrañas como para intentar ser resueltas con la probabilidad zoológica por muy extravagante que esta sea. El asunto de la “Bestia de Bray Road” tiene muchas semejanzas con otros anómalos acontecimientos ocurridos en otras partes del mundo, como por ejemplo las apariciones del Mothman, donde la irrupción de un aparente animal criptozoológico estuvo vinculado con fenómenos paranormales y ufológicos. Para estos expertos los avistamientos del hombre lobo, podrían tratarse de manifestaciones desde otras dimensiones que solo son perceptibles por algunas personas y bajo determinadas condiciones. Por ello vaticinan que será casi imposible capturar algún ejemplar u obtener alguna prueba fehaciente como sería lógico de esperar por el volumen de encuentros y lo, relativamente, reducido de la zona de los mismos. Por su parte los escépticos están convencidos que todo se trata de simples observaciones erróneas de animales salvajes conocidos, como lobos y osos que son “reinterpretadas” bajo la psicosis del hombre lobo. Apuntan incluso la probabilidad de que algunos desaprensivos se hayan disfrazados para aumentar la confusión y elevar la fama de la comarca. Además, se da la circunstancia que Wisconsin en el Siglo XIX acogió a cientos de inmigrantes alemanes que llegaron a la zona trayendo consigo sus leyendas y folklore popular. Se sospecha que los nuevos “americanos” pudieron arraigar en sus vecinos las leyendas oriundas del hombre lobo que se vieron cumplimentadas con una terrible plaga de lobos que se registró en el estado y que perduraría en la memoria colectiva hasta la actualidad. Todo esto serviría como perfecto caldo de cultivo para el nacimiento del fenómeno contemporáneo de la “Bestia de Bray Road”. No obstante, los testimonios siguen ahí, acumulándose con el paso de los años, incluso varios testigos han pasado la prueba del polígrafo demostrando que hubo un estímulo real para sus observaciones, ¿pero se trata realmente del hombre lobo o estamos ante manifestaciones de un escurridizo y desconocido fenómeno parapsíquico que para adaptarse a las creencias locales?