TIEMPOS DEL MUNDO

jueves, 12 de octubre de 2017

¿LLEGARON LOS FENICIOS A AMÉRICA ANTES QUE COLON?: Nuevas evidencias así lo comprueban

Como sabéis, este 12 de octubre se celebra como cada año la llegada de Cristóbal Colon en 1492 a un mundo desconocido que posteriormente llegó a llamarse América. Sin embargo, descubrimientos posteriores en diversos puntos del continente dan cuenta del hallazgo de antiguos asentamientos, extraños artefactos, estelas, esculturas, grabados y mapas - presumiblemente de origen vikingo, chino y fenicio – indicando su presencia en estas tierras, siglos antes de la llegada del navegante genoves al servicio de España. Precisamente son los fenicios (hábiles navegantes dedicados al comercio, que recorrieron territorios desconocidos en su tiempo, descubriendo el Océano Atlántico, explorando las costas de Europa y África, siendo los primeros en arribar a Britannia en el norte y las Canarias en el sur) quienes llaman nuestra atención en esta ocasión y de los cuales se dice que pudieron llegar por accidente a las costas del Brasil. En efecto, en 1872, cerca de Río de Janeiro, fue desenterrada una baldosa grabada que prueba que los fenicios arribaron a este país dos mil años antes de su descubrimiento oficial. El 11 de septiembre de 1872, el vizconde de Sapuacahy, presidente del Instituto histórico de Río de Janeiro recibió una carta en la que le informaban del descubrimiento, en una plantación de Paraíba, de una piedra que se partió en cuatro pedazos durante la operación y que tenía una extraña inscripción cuya copia se adjuntaba. La piedra en cuestión no se encontrará nunca más. Algunos eruditos creen reconocer en la inscripción copiada, la escritura fenicia. Como no hay en estos lugares especialistas de esa lengua, el emperador Pedro II y Ladislav Netto, uno de los miembros del Instituto llaman al francés Ernest Renan, autor de la Vie de Jesús, quien era también especialista en la civilización fenicia. Luego de haber hecho una traducción que hoy en día parece ser totalmente errónea, Renan declara que la inscripción es una ‘falsificación’. Como podéis imaginaros, se produce una controversia entre los expertos europeos: lo extraño del asunto radica en que ciertos aspectos de la escritura empleada eran teóricamente desconocidas en la época del descubrimiento. Este detalle haría inclinarse por la autenticidad del texto, incluso si la desaparición de la piedra es un argumento a favor de los escépticos. En 1967, un norteamericano, el presbítero Cyrus Gordon, director del departamento de estudios mediterráneos de la universidad de Brandéis retorna el texto. Afirma entonces que a la luz de los recientes descubrimientos, la inscripción de Paraíba no puede ser una falsificación. La declaración que aparecía grabada despierta polémica: “Somos Cananeos sidonianos de la ciudad del rey mercante. Fuimos arrojados a esta isla lejana, una tierra de montañas. Hemos sacrificado a un joven a los dioses y a las diosas celestes, en el décimo noveno año de nuestro poderoso rey Hiram y nos hemos embarcado en Esyón Guéber, en el Mar Rojo. Hemos viajado con diez barcos y hemos rodeado África por mar durante dos años. Luego fuimos separados por la mano de Baal, y ya no estamos junto a nuestros compañeros. Así llegamos aquí, doce hombres y tres mujeres, a la isla de hierro. Soy yo, el almirante ¿un hombre que huirá? ¡No, los dioses y las diosas bien podrían favorecemos!” Gordon explica que el rey mencionado no puede ser otro sino Hiram III (552-532 antes de nuestra era), lo que remontaría la inscripción al año 531 a.C. El control de Gibraltar por los cartagineses explica el rodeo de África por el este, partiendo del mar Rojo. La “isla de hierro” podría ser Brasil, donde este metal es abundante, la evocación de la “mano de Baal”, dios de las tempestades y de la lluvia, que interviene en los asuntos humanos, puede tener dos significados: tempestad u sorteo, ¿quizás un viaje encargado por la ciudad? Sin embargo, la expresión “arrojado sobre esta isla lejana” así como la cantidad muy reducida de miembros que componen la tripulación hacen pensar que la nave debió naufragar. Pero, en un país poblado de árboles como Brasil, navegantes de este temple podían perfectamente reconstruir un barco más pequeño y volver a zarpar. El verdadero obstáculo tiene un nombre: los alisios. En estas latitudes, soplan desde África hacia América y facilitan el viaje. Pero las naves fenicias desprovistas de timón de codaste (inventado hacia el siglo XIII en Europa) son incapaces de bordear y por lo tanto de avanzar zigzagueando contra el viento. Esto hace presumir que los navegantes que grabaron esta baldosa permanecieron toda su vida prisioneros del continente donde habían encallado. La audacia de los marinos fenicios, cretenses y cartagineses es conocida, ya que generalmente salían de los seguros límites del Mediterráneo en busca de nuevas rutas para su comercio. Por ello una travesía como ésta no tiene nada de imposible. Pero este no es el único hallazgo arqueológico que indicaría la presencia de los fenicios en tierras brasileñas y existen evidencias que concentran su actividad en la región noreste. Así por ejemplo, el profesor austriaco Ludwig Schwennhagen cree que los fenicios utilizaron Brasil como base durante 800 años por lo menos, dejando evidencias materiales como unas inscripciones fenicias en el Amazonas en los que había referencias a muchos reyes de Sidón y Tiro (887-856 A.C.). Por su parte, Apollinaire Frot, un investigador francés, viajó por todo el campo brasileño para recoger inscripciones fenicias en Minas Gerais, Goiás, Mato Grosso y Bahía sierras. Las inscripciones que juntó son tantas que "llenarían volúmenes incontables si alguna vez fueran publicadas", indicó. Estos descubrimientos motivaron a diversos aventureros, quienes estaban dispuestos a ‘comprobar’ la veracidad de aquellas historias. Incluso uno de ellos, el exoficial de la Marina Real británica, Philip Beale, atravesó en el 2013 los 10,000 kilómetros del Atlántico en una réplica de un barco fenicio, un viaje ambicioso con el que busco desafiar la historia marítima y demostrar que los fenicios si pudieron realizar tal viaje. Beale realizó su ambiciosa aventura basándose en una cita del historiador griego Herodoto, quien afirmaba que los fenicios navegaron alrededor de África en el año 600 a.C. El Fenicio fue construido tomando como base una embarcación de 19 metros de la antigua civilización, que se encontró en exploraciones en la costa de Marsella. Los constructores se mantuvieron fieles al original y usaron materiales locales en su construcción, para obtener el espesor exacto de las tablas y la posición del mástil. "La sabiduría convencional indica que Cristóbal Colón descubrió América. Pero cualquiera que mire un poco más de cerca verá que a los vikingos estuvieron ahí alrededor de 900 d.C. Han encontrado asentamientos vikingos en la isla de Terranova, eso es indiscutible y así como ellos, los fenicios también pudieron llegar al Brasil", dijo Beale. A inicios de este año, se han descubierto nuevas evidencias que confirmarían su arribo al continente, como unas monedas fenicias halladas en las costas brasileñas, pero los investigadores siguen manteniéndose escépticos hasta el momento y dudan de su autenticidad. En todo caso, la presencia de esos antiguos navegantes y exploradores en estas tierras - de haber ocurrido efectivamente - fue breve y paso desapercibida, no alterando para nada el rumbo de la historia, como si ocurrió con el arribo de Colon en 1492.