El pasado 19 de octubre el telescopio Pan-STARRS 1 captó desde Hawái un débil punto de luz moviéndose a través del cielo. Al principio parecía el típico pequeño asteroide de rápido movimiento, pero las observaciones a lo largo de los días siguientes permitieron calcular su órbita con bastante precisión. Se trataba, sin ninguna duda, de un cuerpo no originado dentro del Sistema Solar. Este misterioso objeto provenía del espacio interestelar. Aunque originalmente fue clasificado como cometa, el Observatorio Europeo Austral (ESO) no encontró signos de actividad cometaria, como una estela, tras acercarse al Sol. El objeto ha sido reclasificado como un asteroide interestelar dentro de una nueva clase y nombrado siguiendo la propuesta de sus descubridores: Oumuamua, una palabra hawaiana que tiene distintas traducciones. Una puede ser: "El mensajero que nos alcanza desde un pasado remoto". "Tuvimos que actuar con rapidez" - explica Olivier Hainaut, miembro del equipo de ESO en la localidad alemana de Garching. "Oumuamua había pasado ya su punto más cercano al Sol y se dirigía de vuelta hacia el espacio interestelar". Los investigadores, que publicaron su estudio en Nature, utilizaron el telescopio VLT (Very Large Telescope) del ESO, para medir la órbita, el brillo y el color del objeto antes de que quede fuera de alcance. Pero las sorpresas no habían acabado. Combinando las imágenes del instrumento FORS del VLT con las de otros grandes telescopios, el equipo de astrónomos dirigido por Karen Meech del Instituto de Astronomía de Hawái descubrió que Oumuamua varía muchísimo su brillo, en un factor de diez, a medida que gira sobre su eje cada 7,3 horas. Karen Meech lo explica: "Esta gran variación en brillo, poco común, significa que el objeto es muy alargado: su longitud es unas diez veces mayor que su anchura, con una forma compleja y enrevesada. También descubrimos que tiene un color rojo oscuro (observaciones posteriores matizaron que es más bien grisáceo), similar a los objetos del sistema solar exterior, y confirmamos que es totalmente inerte, sin el menor atisbo de polvo alrededor de él "Estas propiedades sugieren que Oumuamua es denso, posiblemente rocoso o con gran contenido metálico, sin cantidades significativas de hielo ni agua, y que su superficie ahora es oscura y está enrojecida debido a los efectos de la irradiación de rayos cósmicos durante millones de años. Se estima que mide al menos 400 metros de largo. Cálculos orbitales preliminares sugieren que el objeto viene aproximadamente de la dirección en la que se encuentra la brillante estrella Vega, en la constelación septentrional de Lyra. Pero no es su punto de partida: incluso viajando a la vertiginosa velocidad de 95.000 km/h, Oumuamua ha tardado tanto en llegar que la estrella no estaba cerca de esa posición en origen, hace unos 300.000 años. La irrupción del objeto extrasolar tiene un eco a la novela de ciencia-ficción Cita con Rama de Arthur C. Clarke, en la que un cilindro de más allá del Sistema Solar - más pequeño, de sólo 50 kilómetros de largo - hacía irrupción. Al abordarlo, los astronautas descubrían en su interior un completo ecosistema con su propia gravedad que volvía a la vida al acercarse al Sol. Los astrónomos estiman que un asteroide interestelar similar a Oumuamua pasa por el interior del Sistema Solar una vez al año, pero son débiles y difíciles de detectar, por lo que no se han visto hasta ahora. Los nuevos telescopios de rastreo como Pan-STARRS son lo suficientemente potentes como para detectarlos. No hay, sin embargo, planes sobre la mesa de interceptarlos y organizar una cita con Rama."Seguimos observando este objeto único" - concluye Olivier Hainaut -" y esperamos precisar con más exactitud de dónde proviene y cuál será su próximo destino en su viaje por la galaxia. Y ahora que hemos encontrado la primera roca interestelar, nos estamos preparando para las próximas" aseveró.