TIEMPOS DEL MUNDO
jueves, 24 de diciembre de 2020
EL PROTOEVANGELIO DE SANTIAGO: “Reescribiendo” la historia del nacimiento de Jesús
Los eruditos creen que El Protoevangelio de Santiago (también conocido como “El evangelio de la infancia de Santiago”), fue escrito en el siglo II. Fue muy popular en sus días y han sobrevivido aproximadamente ciento treinta manuscritos antiguos. La copia más temprana es un texto descubierto en 1958 y fechado en el siglo IV. El manuscrito describe el nacimiento y la vida de María, su embarazo, y el nacimiento de Jesús. Es el primer documento que afirma que María fue perpetuamente virgen (que nunca tuvo relaciones íntimas con ningún hombre, ni antes ni después del nacimiento de Jesús). Aunque nunca fue incluido entre los evangelios canónicos, recoge leyendas que han sido admitidas como ortodoxas por algunas iglesias cristianas, tales como la natividad milagrosa de María, la localización del nacimiento de Jesús en una cueva o el martirio de Zacarías, padre de Juan el Bautista. Pese a que en las iglesias orientales alcanzó gran difusión en los primeros siglos del cristianismo, su auge en Occidente se debió al humanista francés Guillermo Postel, quien lo publicó en 1552 traducido al latín. La denominación más nueva conocida para este evangelio apócrifo es la de Libro de Santiago, utilizada por Clemente de Alejandría y Orígenes. El término protoevangelio fue utilizado por primera vez por Guillermo Postel en 1552 al considerarlo un prólogo del evangelio de Marcos. El texto tiene un epílogo en que se declara su autoría: "Y yo, Santiago, que he escrito esta historia [...]" El personaje mencionado aquí es, según la tradición, Santiago, pariente de Jesús, identificado por algunos con Santiago el Justo. Los estudiosos actuales, sin embargo, creen que el texto fue escrito mucho más tarde, durante el siglo II, por un cristiano procedente del paganismo ( que desconoce las costumbres judías) y que ignoraba el hebreo, ya que usó como fuente la Biblia griega de los Setenta. Es muy probable que utilizara también como fuentes los evangelios de Mateo y Lucas. La primera mención de este evangelio se encuentra en las obras de Orígenes (muerto hacia el año 254), quien lo aduce para demostrar que los llamados "hermanos de Jesús" eran en realidad hijos de José con su anterior esposa, lo que significa que el texto era ya en el siglo III lo suficientemente antiguo como para ser tenido por auténtico por Orígenes. Aunque no se han encontrado menciones anteriores, la referencia de Justino Mártir, muerto en 165, al nacimiento de Jesús en una cueva parece revelar que conoció la obra. Por su parte, Clemente de Alejandría, muerto en 215, asegura en uno de sus escritos que la virginidad de María fue constatada por una comadrona, en lo que puede ser una referencia a un episodio narrado en el capítulo XX del protoevangelio. El texto del Protoevangelio de Santiago ha llegado hasta nuestros días en más de 140 manuscritos diferentes en griego. Esta abundancia de manuscritos implica un gran interés por el texto. Además, existen traducciones al siríaco, etiópico, copto,georgiano, eslavo antiguo, armenio, árabe, irlandés y latín. Igual que ocurre con el resto de los evangelios, incluyendo los canónicos, la mayor parte de los manuscritos son del siglo X o posteriores. El manuscrito más antiguo de este texto es un papiro de finales del siglo III o comienzos del siglo IV encontrado en 1958, conocido como Papiro Bodmer V porque se conserva en la Biblioteca Bodmeriana de Coligny, Ginebra. Durante el Renacimiento, este evangelio apócrifo volvió a cobrar importancia gracias a Guillermo Postel, quien lo llevó a Occidente desde Constantinopla. Pese a que el manuscrito original se ha perdido, Postel realizó una traducción al latín que aún se conserva y que fue publicada en Basilea (Suiza) bajo el auspicio del editor Teodoro Bibliander. Posteriormente, en 1564 Michael Neander realizó a través del mismo impresor una nueva edición del texto en griego acompañado de la traducción de Postel. Los volúmenes posteriores del Protoevangelio se basaron en estas publicaciones. A mediados del siglo XIX, el texto actual fue definitivamente fijado por Tischendorf, quien utilizó 18 manuscritos diferentes, además de testimonios indirectos. El texto consta de dos partes distintas: 1) Vida de María hasta el nacimiento de Jesús. Narra la historia de la concepción milagrosa de María (caps. I-V). Sus padres, Ana y Joaquín ya eran ancianos cuando Dios les concedió tener descendencia. Luego relata la infancia de María (VI-VII), quien es puesta bajo el cuidado del templo desde los tres años de edad. Se casa con José, quien se compromete a protegerla y a respetar su virginidad. De él se afirma que es viudo y tiene varios hijos. Cabe destacar que en los evangelios canónicos no hay prueba de que José se case con María, antes del nacimiento de Jesús; 2) Nacimiento de Jesús. Se describe luego el episodio de la Anunciación, con algunas variaciones con respecto al Evangelio de Lucas, la Visitación, las dudas de José y la aparición en sueños del ángel. En los capítulos XV y XVI José es acusado por el escriba Anás de haber violado a María, y tanto José como María deben someterse a una prueba para demostrar su inocencia, un pasaje que no figura en los evangelios canónicos. A partir del capítulo XVII se narra el nacimiento de Jesús y los episodios de la llegada y adoración de los Magos. Sigue la matanza de los inocentes y el martirio de Zacarías, padre de Juan el Bautista. La obra se cierra con un epílogo (capítulo XXV), en el que Santiago se presenta como autor e indica que compuso la obra cuando se retiró al desierto para huir de un motín que se produjo en Jerusalén tras la muerte de Herodes. El protoevangelio tiene una finalidad apologética. Se trata de defender a María de las acusaciones que contra ella hacían tanto judíos como paganos, y que son registradas por Orígenes en Contra Celso: la madre de Jesús “habría sido una mujer pobre e ignorante, adúltera y repudiada por su marido, que habría dado a luz a un hijo ilegítimo de un soldado romano”. Para rechazar estas acusaciones, el autor del protoevangelio enfatiza la santidad de María y, sobre todo, su virginidad, incluso luego del parto. Salomé -un personaje que aparece también en Marcos, citada entre los asistentes a la crucifixión, comprueba empíricamente tras el parto la virginidad de María (capítulo 20). La redacción de este evangelio tiene sin duda relación con los inicios del culto mariano. La importancia de este protoevangelio radica en que de el proceden muchas creencias tradicionales acerca de la vida de la Virgen María, empezando por los nombres de sus padres, Joaquín y Ana, o escenas de su vida posteriormente ilustradas por el arte cristiano, como su presentación en el templo (cap. VI). Asimismo, la Natividad de Cristo es también situada con frecuencia en una cueva en las representaciones del arte occidental, siguiendo una tradición que -procede del citado protoevangelio que arroja luz sobre estos detalles pasados por alto por los evangelios canónicos.